Fácil: no hay nada eterno en la ficción humana. No hay una esencia que se comunica inalterable de generación en generación. No hay una serie de autores que se plantan desde el minuto cero a decir "Este es mi personaje y va a ser así así y así y estos van a ser sus secudnarios y así lso voy a representar yo". Que lo más improtante a la hora de crear o leer una historia es que esta sea interesante, que el autor tenga claras sus ideas, que sepa imprimirle su personalidad a dichas historias, y como lo valoraremos aún más si dicha personalidad es única y jodidamente genial. Que por mucho que queramos que no, los tiempos, las historias, los autores, las formas, cambian, y las percepciones del público así mismo, porque la psicología y la mentalidad humana no se basa en "esencias" y cuentos eternos sino en ideas, más fuertes, más débiles, pero en ideas al fin y al cabo.
Voy a hacer una última intentona contigo,
picha mía, porque estás más perdido que un pulpo en un garaje y vas a acabar creando un vórtice. Léeme atentamente, por favor:
La ficción humana, sí es eterna. La mímesis copia la vida, y la vida, a pesar de sus circunstancias, no varía de manera notable.Se repite, en ciclos. Clásico y barroco, clásico y barroco, una y otra vez. En todo. Postura y oposición. En estos siglos de escritura, desde la cuneiforme, las ideas principales y tropos han permanecido inalterables. Cambia el discurso (el discurso; la forma y estilo del texto en su versión superficial), los elementos narrativos de situación (coches, caballos, naves espaciales), las tendencias (lectura moralizante, desacralizadora, iconoclasta), pero los tropos, y esto es una gran verdad, NO VARÍAN.
Los tropos de la literatura permanecen inalterables desde el mismo Homero. El Tanatos y Eros. Muerte y Vida. Odio y Amor. Las figuras siguen también inalterables. El loco, el enamorado, el demonio. No varían.
Que Homero haga una novela de crecimiento y viaje en el SIGLO VII A.C y que en el SIGLO XIX, la literatura alemana siga sumergiéndose en el
bildungrosman, VEINTISÉIS SIGLOS DESPUÉS, Garrac, no es coincidencia. No pasa porque sí.
Hay una esencia inalterable que pasa de generación en generación, de juglar en juglar, igual que pasa el código genético. Información que está inscrita en nuestra memoria colectiva, lo que Pacheco (no, ese no) llama la poesía del recuerdo; la suma de la literatura mundial. Lo que otros resumen en "Somos los libros que hemos leído". Porque la literatura, no es solamente el texto escrito. La literatura existe desde mucho antes, en refranes, saberes populares, canciones, nanas. Y esos mensajes no han variado. Esa literatura primigenea, sigue advirtiendo de los mismo peligros al hombre. De Ícaro y el sol, de Narciso y el agua. Por los niños sigue viniendo el Coco, sea el hombre del saco, Sandman, el diablo, o Espinete.
Imagina este texto en relación al diablo, que recorre la Tierra, y es derribado por un ángel hasta el fondo de un barranco. Su acompañante dice:
-Ha sido toda una caída... ¿estás bien?
-Tranquilo; las he tenido peores. Esto, que puede alargarse 10, 15 páginas, todo un capítulo, o ser primordial en una ficción, necesita:
A) Un contexto
B) Un bagaje (del lector)
C) Acceso y comprensión a esa lectura colectiva
Porque puede que aquí nadie haya tocado una biblia, pero todos estamos familiarizados con el concepto de la caída del diablo, en su expulsión del cielo. Sin embargo, un lector que no conozca la referencia, por juventud o ignorancia, no entenderá el sentido de esa frase, párrafo o capítulo, y así mil cosas, quizás primordiales para la obra.
Tú pareces defender que todo es el AHORA, que no importa el ANTES, que no existe más contexto que el de la propia obra individual, que elimina, de esta forma, la oportunidad de establecer paralelismos, llenado los huecos de la ficción que un autor inteligente hace descansar en:
A) Elipsis narrativas
B) Conocimientos pretendidos
C) Metanarrativa (entendiendo como tal que se apoya en un saber que no se encuentra en la obra, sino en el mundo real)
Los tan traídos y llevados "guiños al lector". Que no son simplemente huevos de pascua, sino una forma de comunicación importantísima entre autor y lector.
No puede ser lo mismo no tener ninguna noción básica que tenerla.
Si en el número #2456 de Detective Comics, el autor comienza la obra con un zorro que sangra y que se aparece a Bruce Wayne incesantemente, jamás puede ser lo mismo un lector que haya leído Batman #1 que otro que no. Hiperion aterriza en la Tierra en Supreme Power y el ejército se lo quita inmediatamente a unos granjeros que no llegarán a criar a ese niño, que vivirá una ficción, y que un no-lector de Superman que ni siquiera conozca al personaje, no entenderá igual.
El pasado, el contexto, la continuidad, la coherencia, los paralelismos, la verosimilitud, el bagaje, la lectura implícita, son elementos fundamentales de la narrativa. Esenciales. Porque si mañana hacen un cómic de Pulp Fiction con Jules en una viñeta en la que comienza con un "... ¡y tú sabrás que mi nombres es Yavhe!" en contrapicado, sin verse a quién se dirige ni qué hace, seguido de un fundido en negro, es imposible que entiendas todas las implicaciones y la fuerza de una escena así si no has visto antes Pulp Fiction.
Igual que SÍ, CLARO, POR SUPUESTO, que debería importarte si en el capítulo 7 de ese supuesto cómic, Jules dice "¿La biblia? La verdad es que nunca la he leído".
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Oye, no tengo más ganas de esforzarme en esto.
Si crees que rascas algo de aquí, pistonudo. Me alegro.
Si no, te recomiendo que si de verdad te gusta tanto y aspiras a formarte en esto, te apuntes a un curso de literatura creativa o análisis literario, o bien curses alguna filología. Pero no me apetece seguir discutiendo cosas que me parecen obvias y entendibles con un poco de buena fe.