Lo he estado pensando, tratando de ver otro punto de vista sobre Frank y esta historia, y he fallado:
No consigo imaginarme otra manera de contar su origen.
Es cierto que la rotundidad y lo hilado de la historia de Ennis hace que sea difícil tener otra imagen ya de por sí, pero es que pensándolo fríamente, no se me ocurre qué elementos cambiar o en qué afectaría el origen del Castigador. Veamos:
Es evidente que Vientam es una parte primordial del personaje. No la Guerra del Golfo, ni Iraq. Tiene que ser Vietnam. No es un elemento decorativo, y tiene sentido que sea precisamente esa guerra, la más impopular y sangrienta, la que perdieron. La que trajo consigo muchos monstruos y mentes rotas a su vuelta. Con eso en mente, me resulta casi imposible no darle a esa guerra el espacio que tiene en la historia, hasta ir a la raíz del problema, mucho antes de una tarde de picnic. Sé que el cómic Marvel suele abusar de lo contrario; del efecto contrario de "me jodiste, pues ahora soy malo". Del efecto inmediato de la tragedia. También se da en DC, como en el caso de Dos Caras por ejemplo, y por eso es mucho más interesante el trasfondo psicológico en lugar del "es que he tenido un mal día" (donde se fue introduciendo con el paso del tiempo un maltrato infantil continuado, en el caso de Dent, donde antes solo había ácido).
Con Frank debe ser así, porque no era un niño cuando "se convirtió". No era Bruce Wayne, ni Peter Parker. Su vida cambió en un minuto, pero es maniqueo pensar que solo ese hecho aislado puede dar un hombre como el Castigador. El incidente será el detonante, nunca el trasfondo. Las personas no pasan de ser buenas o malas de un día a otro (el mal ejemplo de La broma asesina; un hombre corriente que pasa a convertirse en el mayor asesino del mundo en solo una tarde mala). Siempre hay algo más, y desde la novela naturalista y psicológica, la caracterización de personajes ha seguido ese camino, el de racionalizar los personajes.
Pero sigamos con Frank.
Se nos dice que el Capitán Castle está enamorado de la guerra. Se nos dice que es frío, que hiela al resto de hombres con una mirada. Que es callado, reservado y duro. Que con él cerca todos vuelven a casa, porque es un militar consumado, estratega y buen mando. Que no quiere dejar Vietnam, porque la guerra da sentido a su vida (un arquetipo clásico y totalmente real).
En ese sentido, con un Castle que llegados a ese punto empieza a pensar como un soldado; daños colaterales, bien mayor, estrategia, ni siquiera podemos pensar que lo que hace
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sea siquiera algo discutible.
En el primer caso, hablamos de un Corazones de Hierro tipo. No es ya que Frank Castle reaccione así (por supuesto), es que otros muchos personajes reaccionarían de forma muy similar en una situación parecida. Lo vemos también en Redacted, o en los libros de Sven Hassel, por ejemplo. Hay un código moral en el guerrero puro, el soldado (no el yonqui de la adrenalina, ni el descerebrado, ni el bruto, sino la figura del guardián) que no debe ser sobrepasado siquiera con el enemigo. En ese sentido Castle es totalmente coherente consigo mismo y con el personaje del antihéroe.
En el segundo, quizás el más discutible, no actúa como mano ejecutora, sino como mano del destino. Hay una razón para que el destacamento de Valley Forge siga ahí. Si el coronel desoye esa recomendación; asegura que lo mismo que le enseña Castle sea lo que aguarde al resto del pelotón y de las lineas amigas. Es un caso de coherencia argumental que exige un castigo definitivo, sí, pero que tiene un sentido de la justicia perfecto. Crees que no es necesario; bien, vamos a ver si tienes razón.
En el tercer y último caso, quizás el más claro, Frank de hecho debió actuar. Es lo único que nos indica que aún no es el Castigador, y que no tiene los arrestos para hacer lo que sabe que debe hacer. Porque la labor de ese hombre se está cobrando vidas. Es un cínico, un pusilánime, que no aprecia la vida de sus hombres (algo imperdonable para un soldado), y que sabiendo que sus decisiones conllevarán bajas gratuitamente, se niega a actuar de ningún otro modo. Es también un arquetipo recurrente del género bélico; lo podemos ver en La cruz de Hierro o en Hermanos de Sangre. El mando que debe ser depuesto, entregado o asesinado (baja amiga) para salvar al resto del pelotón. En este caso, nunca tengo dudas de la lógica moral de ese acto (recordemos que además hablamos de un escenario de guerra, done muere gente cada minuto), sobre la personalidad del ejecutor. Sin embargo, Frank no actúa. Y por su duda, claramente, el suceso final,
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tiene lugar habiendo podido evitarse.
Visto todo esto, y teniendo en cuenta que la caracterización del Capitán Castle es redonda (no introspectiva, apenas, sino externa, a partir de las descripciones de otro soldado, lo que mitifica al personaje), no se me ocurre una mejor manera o más acertada de dibujarlo.
¿Cuál sería la opción; un Frank Castle justo y decente que cuida de sus hombres como Tom Hank en Salvar al soldado Ryan? ¿Un recto moralista como Tom Berenger en Platoon? ¿O un soldado cercano como la hermandad de Band of Brothers? Simplemente: Frank Castle nunca fue Steve Rogers. Es imposible pedir una rectitud moral inmaculada a un personaje que no es un líder inspirador de hombres, sino la pesadilla que se interpone entre otra aún mayor (y por supuesto: Frank Castle jamás admiraría un elemento propagandístico y tan poco "viril" como es la intervención bélica del Capitán América en la guerra. Matt Fraction y Mark Millar nunca llegaron siquiera a pensar en el personaje más allá de una superficie vacía y desdibujada).
Es por todo esto, que no solo entiendo que la caracterización de Castle en la guerra es perfecta, sino que además, es la única posible.
Luego tendríamos el elemento bélico en sí que rodea a Castle, pero al ser obra de Ennis, si acaso uno de los mejores escritores del género dentro del cómic que haya existido (ahí está el trabajo de Joe Kubert, algunas cosillas de Cooke, y poco más que mencionar en las grandes compañías mainstream), creo que hay poca duda sobre que la historia no solo está escrita con maestría y saber hacer, sino que al igual que el As Enemigo, el Águila Fantasma o War Stories, el punto de vista descarnado, poético y moral, de los perdedores que siempre retrata Ennis, es perfecto. El uso de la
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como elemento disyuntivo entre sobrenatural y psicológico, me parece la guinda. Una alegoría bélica que funciona a un nivel metaliterario, no con la vulgaridad de "el personaje está loco" (nunca lo ha estado; no más de lo que lo está Batman, o cualquier otro vigilante), sino con el matiz de dejarle la pregunta al lector; ¿cómo se crean los monstruos? ¿Nacen así, se crean, vienen del infierno, de la tierra, de un mal día, una mala vida?
La jugada le sale redonda al irlandés por partida doble, en un uso que es habitual en él.
Y es por estos motivos por lo que considero que Nacimiento es una historia prácticamente perfecta, redonda en su simbología y objetivos. Y no, no creo que lo que vayáis a leer por delante sea mejor, como decía mi tocayo. Es cierto que esta no fue la primera historia que leímos, y que aceptamos la versión de Ennis antes de saber su origen, pero pese a la profundidad y realismo que aguardan más adelante (no lo vais a encontrar en En el principio, ni en Cocina Irlandesa, ya os aviso) con los rusos, esa suciedad y sobriedad alejadas del melodrama trágico que Nacimiento (la guerra suele estar retratada siempre con otro prisma), descansa completamente sobre los hombros de esta caracterización inicial. ESTO es Frank Castle.
Seguiréis ahondando en la figura de un hombre que lleva luchando casi 3 décadas una batalla en suelo enemigo. Entenderéis mejor algunos resortes, cómo puede hacer lo que hace, las consecuencias de ello y cómo sigue adelante, pero en ningún caso encontraréis un Castle distinto de este soldado frío, inteligente, astuto más allá de toda medida, duro, curtido, y sin ningún escrúpulo físico a la hora de combatir.
Y volveréis a ver las dos debilidades de Castle, debido al estigma de su familia; las mujeres, y los niños. Pero más allá de eso; no hay nada que Frank Castle no vaya a eliminar si piensa que se interpone en el camino de seguir librando una guerra que seguirá cobrándose vidas inocentes a no ser que alguien haga algo (a pesar que los efectos positivos de lo que haga, ni los observe, ni los recuerde, ni vaya a disfrutarlos).
En cualquier caso; responderéis a la pregunta con que cierra Nacimiento, y quizás, antes de acabar, cuando Valley Forge no sea un recuerdo y el personaje vuelva a enfrentarse a esa colina, volveréis a oír la misma voz con la que empezó todo.