El CES de Masacre es el Chistianspi de los cómics; una etapa entrañable, a la que no le hace ninguna falta ir en tapa dura o ser moderador, porque por calidad merece sobradamente que te lo lleves para casa. Que os quepa en la estantería o no ya es otro asunto. 
Discrepo: la etapa de Joe Kelly en Masacre (fundamentalmente sus primeros 25 números, donde el autor cierra la historia que está contando ante la amenaza de cancelación que pendía sobre la serie) son entrañables y muy divertidos. Pero también tienen cierto trasfondo chungo (materializado en su relación con Al o Comadreja, o en la personalidad de un personaje cuya existencia es tan miserable propensa a la autocompasión que utiliza el humor como medio de evasión). Afortunadamente Christian no parece tener ese lado torturado.
Por lo demás, una compra más que recomendable, lo cuál no sorprende porque estos CES no dejan de ser una selección de los mejores comics de su época; si acaso, hay algunas cosas que destacan más (como Los Inhumanos de Jenkins, un
Kirby meets Vertigo, los fresquísimos Runaways o Alias, que me parece un
must como la copa de un pino), y otras un poco más flojas (el tomo de La Patrulla-X, que se deja leer pero tampoco es que sea la pera, o el Capi de Waid, que está bien pero cuenta con el lastre de bajar el nivel respecto a los comics que el autor había escrito con Garney a los lápices un año antes, y que vio como su etapón quedaba lamentablemente cortado por decisiones editoriales erróneas). Pero, en general, cualquiera de estos tomos suponen una buena lectura en el peor de los casos, y a veces llegan a ser auténticas joyitas.
Sobre el anunciado Tierra-X, decir que me gusta más por ese continuo homenaje que supone y por el amor a los comics Marvel que desprende que por la historia en sí, que está bien pero tenía todas las papeletas para ser algo superlativo. La comparación más evidente que se me viene a la mente es Justicia (de DC), un comic magnífico en todos los aspectos salvo en el guión, que al igual que en Tierra-X quizás estira demasiado una historia que empieza de forma inmejorable para ir dispersándose poco a poco. Quizás a Ross le ha faltado en estas ocasiones un Busiek o un Waid a su lado para terminar de rematar (como sí ocurre en las magistrales Marvels o Kingdom Come).
Pero quien no lo haya leido, que ni lo dude porque a pesar de lo que señalo, merece mucho la pena. Presenta algunos conceptos muy interesantes y, como he comentado, es una carta de amor tan evidente a los personajes clásicos de la editorial que es muy fácil dejarse llevar por la historia.
(Y, por si alguien se lo pregunta, mi recomendación de Justicia sería exactamente la misma. Punto por punto).