Que tio eres como una enciclopedia, probablemente mejor pues dudo que nakamura salga en las enciclopedias. 
Graciasgraciasgracias

En cuanto a la viñeta elegida, comentaba cuando propuse la del Nick Furia de Steranko, que esta era una de las pocas obras maestras que había propocionado Marvel a la historia del cómic como medio de expresión. Pero desde luego Elektra Assassin es otra de ellas. No en vano la realizan dos mentes preclaras del cómic americano (al menos entonces), Frank Miller y Bill Sienkiewicz. O Bill Sienkiewicz y Frank Miller, da igual, porque ambos formaron un todo indisoluble en el que no se sabe muy bien dónde empezaba la labor de uno y acababa la del otro. De hecho, ellos dicen haberse influido mutuamente en sus respectivas obras posteriores a raiz de esta colaboración, aunque ya se admiraban antes de ella.
Para ponernos en antecedentes habría que remarcar que es imposible separar la génesis de Elektra Assassin del contexto en que se hallaban ambos autores en ese momento. Frank Miller acababa de revolucionar la visión del cómic de superhéroes con su revulsivo The Dark Knight Strikes Again, sentando junto al Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons la dirección a seguir por la industria del cómic americano a partir de entonces. Y Bill Sienkiewicz, excelente dibujante de corte clasicista, se había empezado a separar de su anteriormente marcado estilo a lo Neal Adams dentro de las páginas de Moon Knight para ir acercándose a un visionario estilo de pintura expresionista que sentaría las bases de lo que sería "modelno" en los cómics a partir de entonces.
Y con ese currículo se juntaron los dos genios. Para volcar sus sensibilidades artísticas, para hacer un cómic memorable. Para marcar un momento álgido en sus carreras. Y les salió la novela gráfica Daredevil Love & War, de la cual no se acuerda hoy ni el Tato.
"Y mientras, vamos a hacer alguna otra cosilla, para sacarnos unas perras, una cosa rápida, sin pensársela demasiado. Algo que nos ponga las lentejas en el plato. Oye, Bill tú dibuja a tu aire que luego yo le pongo texto, no sé, podía tratar sobre..." Y les salió Elektra Assassin, una obra subversiva, delirante, histriónica, demoledora, que arremetía contra todo y contra todos. No sólo daba lo mejor de sus autores (aunque ellos creían que, en ese mismo momento, donde estaban poniendo toda la carne en el asador era en Love & War) sino que presentaba sus señas de identidad de un modo que les sigue representando hoy en día. ¿Quieres conocer a Frank Miller? Lee Elektra Assassin. ¿Quieres conocer a Bill Sienkiewicz? Lee Elektra Assassin.
Me ha pasado lo mismo de siempre, iba a poner otra viñeta de la serie (en este caso la última de este mismo número, que funciona casi como chiste gráfico independiente) pero repasando la serie al final me he decantado por otra. Menos gráfica, menos "splash", aparentemente menos espectacular, pero creo yo que más representativa y que tiene a uno de los personajes clave de esta historia. Ken Wind, candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Demócrata, liberal, hombre comprometido con su tiempo y con el espíritu del 68, progresista, luchador de causas como las de los Movimientos de mujeres o de gays, buenrollista, "talantoso". Contraste perfecto del inquilino de la Casa Blanca pasadísimo de rosca obsesionado con "el botón" (y los "cojones para apretarlo", como se encarga de recordarnos él mismo), caricatura no sé si de Reagan (más aún que la que apareció en el Dark Knight), de Nixon, de ambos o yo qué sé. Sólo que el afable Ken Wind, en manos de Frank Miller, cómo no, no es más que el peón de la Bestia, el ser maligno que controla La Mano, o sea, el Diablo en persona. Grande Miller.
Pero es que Sienkiewicz tiene el acierto de representar a Wind siempre con la misma cara, una fotocopia que siempre vemos en la misma posición una y otra vez, plana, bidimensional en un cómic que es puro 3D, mirando de frente al lector incluso cuando el personaje se encuentra de espaldas. Una careta tétrica que nos muestra siempre una sonrisa que, cuando empieza a repetirse una y otra vez a lo largo de la miniserie, crea una sensación inquietante. No es el único acierto de Siekiewicz, claro, su estilo alcanza la plenitud combinando tanto técnicas artísticas como herramientas narrativas. Un auténtico deleite para los sentidos.
Un cómic muy loco, sin grandes calados filosóficos, donde prima por encima de todo la acción y la violenta, salpicado por religión, sexo y política. Todo alrededor de una historia retorcida que sólo podía encontrar lugar en Marvel a través del sello Epic. Un simple divertimento que acabó siendo una obra maestra de la editorial y una de las piedras angulares de sus autores.