He leído Relatos Salvajes Nº 12-15.
Ha pasado mucho tiempo, pero por fin he podido completar el último tramo de la serie, protagonizado por el Caballero Negro. Tal y como vaticinaban algunos compañeros, esta miniserie poco o nada tiene que ver con el trabajo inicial de Jason Aaron, más allá de que se repite como escenario el Reino Salvaje. Escrita por Frank Tieri y dibujada por artista novel como Luca Pizzari, tenemos una historia que gira en torno al legado de Dane Withman y su peculiar relación con la espada de ébano. Erigido como el gobernante de Nueva Avalon, una de las regiones del Reino Salvaje, el Caballero Negro protagoniza una aventura que se sitúa a caballo entre la fantasía heroica y el género de superhéroes. El entorno parece ser una mezcla entre El señor de los Anillos y Juego de Tronos, dos referentes obvios a la hora de construir un mundo en el que el antiguo miembro de los Vengadores intenta proteger a sus nuevos amigos de las incursiones de los Colmillos de la Serpiente hasta que llegan los Imposibles Vengadores para intentar devolver a Dane a su mundo, para evitar que el influjo de la espada de ébano lo convierta en alguien que en realidad no es.
En líneas generales, la historia está bastante bien, sobre todo gracias a las caracterizaciones de Tieri. No obstante, debo admitir que veo ciertas incongruencias cuando al principio el Caballero Negro parece anhelar su mundo, como si pensase que está atrapado en el Reino Salvaje sin posibilidad de volver a la Tierra. Sin embargo, cuando aparece el grupo liderado por Steve, su posición cambia, apostando por su futuro en Nueva Avalon. Quizá yo lo he interpretado mal, pero es el único pero que le pondría al trabajo de Tieri, en una historia que me parece muy entretenida, jugando muy bien con el pasado del personaje y con su compleja relación con la espada, que lo sitúa al borde del a locura, si no directamente en un loco semicuerdo. De ese modo, recordando un poco lo que hiciese Harras en su etapa de los Vengadores, Tieri trabaja sobre la maldición de la espada, los fantasmas que la acompañan y el verdadero sacrificio que supone empuñarla. Asimismo, pone sobre la mesa ese destino inviolable que parece unirlos a ambos y que conecta con la larga trayectoria de Dane y de todos los anteriores Caballeros Negros.
En el apartado gráfico, tenemos a un Luca Pizzari algo verde, pero que me ha gustado bastante. Quizá es algo irregular ne ocasiones, sin poder mantener el ritmo de un trazo cargado de detalles, con acabados algo apresurados y ciertos problemas principalmente en los rostros de los personajes. No obstante, me gusta mucho su estilo, con cierto tono clásico, que consigue muy bien trasladarnos a una ambientación tan propia de la fantasía heroica, tan de moda, si es que ha dejado de estarlo alguna vez, en los últimos tiempos. En definitiva, un cierre de esta antología de Panini que no ha estado nada mal, y que nos deja un buen sabor de boca, a pesar de que en mi opinión no es una historia todo lo redonda que debería ser. Aunque reconozco que Tieri cuida muchos aspectos en su documentación y a la hora de retratar a los personajes y sus relaciones, sobre todo entre miembros de los Vengadores, los punto que he comentado son un pequeño lastre, sin que ello evite el disfrute de la lectura. También nos muestra un giro al final de la trama algo inesperado, pero que está bien hilado, que añade un punto de interés al resultado final. Me ha gustado, está bastante bien, pero le ha faltado algo que no soy capaz de definir, y que quizá la convertiría en un trabajo mucho más interesante de lo que a mí me ha parecido. Sin embargo, como decía, una lectura recomendable, una apuesta de panini por la grapa económica, lo cual es de agradecer aunque no tuviese demasiado apoyo del público, y el final de un camino que se inició tras las Secret Wars. Esperemos que algún día alguien se acuerde del personaje, porque está claro que sus posibles aventuras futuras en Nueva Avalon merecen ser narradas.