Pues ha llovido un poco desde aquella vez y he visto muchas más. Y reafirmé
La carrera de Suzanne y
Mi noche con Maud (donde Rohmer finalmente es capaz de captar la fuerza seductora de la mujer que tienta). Antes de nada tengo que decir que has dado en el clavo, Rohmer fue profesor de literatura y sus películas son sostenidas casi únicamente por sus personajes. Su primera preocupación eran los personajes, dotarlos de una psicología que fuese el punto de apoyo de todo el film. Despreciaba el formalismo, era tremendamente neoclásico en este sentido. Y en efecto, su amor por la literatura y su pasión por el cine convergen en un estilo muy teatral. El teatro le preocupó durante toda su vida pero curiosamente sólo dirigió dos obras en toda su vida.
La marquesa de O tiene mucho de esto.
Tras esta, viene
La coleccionista, donde Néstor Almendros filma ya en color y joder qué color. Como bien apuntas, el momento estacional está captado a la perfección. No en vano su último ciclo se tituló
Cuentos de las cuatro estaciones. Lo que es el problema moral en la película pues no me va, demasiado burgués y machirulo para mi gusto. Rohmer era un rancio muy sospechoso. Lo único reseñable de su dirección es el prólogo.
A mí
La rodilla de Clara la verdad es que me resbaló bastante. El seductor maduro tiene dos hostias, no me creo la división de personalidad que confiesa que está viviendo. Y tiene dos-buenas-hostias. Creo que es el actor, porque en
Les Godeleraux también me cayó gordo. Del aspecto lolita sólo me quedo con la genialidad de añadir ese amago que la primera chica, que para nada me parece amiga confidente. La tal Laura debería haber seguido protagonizando la película después de entrar la pava de Clara. Porque a la lolita tampoco me la creo, rodilla afrodisíaca, pasa completamente del espeluznante dandy... Se me estaba haciendo todo muy violento, pedofílico incluso. El personaje de la escritora me parece una costura de Rohmer, se ve que está ahí para hacer decir todo lo que Rohmer no sabe sugerir. Un atropello a la sutilidad de un guión lo de esta película. Ni siquiera la foto de Almendros consiguió atraparme.
El amor después del mediodía constituye junto con
Mi noche con Maud las dos únicas películas notables que le he visto a Rohmer. Los personajes son más cercanos y su psicología es más sencilla pero sin llegar a ser simple. El momento con el talismán imaginario del protagonista es revelador como final de los
Cuentos morales. Finalmente, Rohmer abandona aquí su apreciado comentario en over (otra cosa que dice mucho de sus incapacidades) y consigue insinuar sensaciones. Los paseos entre el hombre y la mujer que tienta nos dicen muchas cosas, el momento tras la ducha casi mudo es tremendamente sugerente. Ahora sí, la mujer que tienta vuelve a ser capturada a la perfección. Me enamoré del plano donde el protagonista está secando a la mujer tentadora. La foto genial otra vez y la puesta en escena vuelve a relucir un poco.
Luego me vi
La marquesa de O, que es una película de época. En cuanto a la dirección teatral que decía antes, la escenografía es acertadamente minimalista. Esto Rohmer lo hace impecablemente. Gracias a Dios aquí no hay ninguna voz over. La fotografía no está mal y la dirección es discretita aunque sigue despuntando en los diálogos, esto Rohmer los filmaba estupendamente, era donde él estaba como pez en el agua. Por desgracia, no sé cómo interpretar ese tétrico final desolador. Punto negativo.
En general no es un director que me apasione, ninguna de sus películas las pondría entre mis favoritas. Es demasiado literario, demasiado insuficiente para representar en imágenes, sus historias avanzan a través de los actores o de una voz over que saca mucho de la película. De hecho, llegó a decir que sus
Cuentos morales podrían ser perfectamente las ralladas del protagonista, que todo ocurría en su cabeza. No podía tener más razón
Y encima nunca ponía música en sus películas porque decía que eso le restaba significación a la imagen. El problema es que ni siquiera quitando la música consiguió la sugerencia de un buen plano, salvo en contadas ocasiones. Cuando los astros se alinean, le salen películas magistrales en cuanto a personajes (
La carrera de Suzanne,
Mi noche con Maud) o realiza estupendamente (
El amor después del mediodía) pero el resto de su filmografía no pasa del 6-7. También tenía un agudo sentido estético en cuanto a color, pero sabiendo lo que hizo Almendros con Malick lo mismo es más mérito del barcelonés.
No me parece un mal director, pero sí que creo que hay que saber qué ver y cuando. Y sobre todo quién.
EDITO: Haciendo el trabajo me he vuelto a topar con esta frase suya: "Si se trata de expresar mediante imágenes lo que puede decirse en dos palabras, es trabajo perdido". Esta premisa es la que contamina su cine para mi gusto.