Bien, vamos allá:
La fuente es, aparte de mi memoria, google en general, y la wikipedia en particular, no por nada en concreto, es que copiar texto impreso es un coñazo.
Dice Essex que antes de los 80 el cómic era un medio no reconocido para cincuentones y para adolescentes frikis sin capa de respetabilidad.
Bien, al respecto hay un punto de inflexión clarísimo que es la publicación del Tarzan de Foster. Ojo, que antes de dicha obra el cómic de prensa ya había parido obras maestras indiscutibles como Little Nemo o Thimble Theater, pero el hecho de que a Foster no le entusiasme la idea de dibujar Tarzán y abandone las tiras en seguida es prueba de que el medio aún estaba visto como algo solo para historias de animalitos. Cuando Burroughs, escamado por el torpe trazo de Rex Manson, exige el regreso Hal Foster como sustituto para la adaptación al cómic de su personaje, éste finalmente acepta e inicia la era del realismo gráfico en los cómics
Pero el caso es que a partir del momento en que el Tarzan de foster empieza a aparecer en los periodicos las cosas cambian casi como de la noche al día. De repente en el cómic se pueden hacer historias de aventuras, ya no todo es humor. El éxito de la plancha atrae a anunciantes y permite la entrada de otros autores que probablemente nunca hubieran hecho cómic de no existir el prcedente del que hablo. Así, surge el Flash Gordon de Alex Raymond como respuesta a la mediocre Buck Rogers y Jungle Jim (del mismo autor) como respuesta a Tarzán.
Paralelamente, Milton Caniff crea la que sin duda es su mejor y más exitosa obra: Terry y los Piratas.
La serie tuvo un gran éxito, y esto llevo a que en 1942 el Camp Newspaper Service, especializada en publicaciones militares, le encargara la realización de una serie para elevar la moral de las tropas militares en la II Guerra Mundial. Caniff respondió realizando unas tiras protragonizadas por la rubia Bulma, que ya aparecía en la serie de Terry antes comentada.
Sin embargo el Tribune News Syndicate, que era el propietario de “Terry y los piratas”, no vio con buenos ojos esta adaptación. Como consecuencia, Caniff creo una serie nueva “Male Call”, que debutó en 1943. Entre las chicas que salían en la serie destacó Miss Lace y se publicó hasta 1946.
Un cómic dirigido a las tropas militares de la II guerra mundial. No está mal para un medio para cincuentones y para adolescentes frikis.
Por cierto, quien no conozca Male Cale ya está tardando. La edición que tengo de Toutain es del 82 y creo que no hay ninguna posterior, pero seguro que está para bajar. En serio, divertidísima. Todo aquel que admire a John Romita tiene que conocer la obra de Milton Canniff.
Hablamos de finales de los años 30, y en menos de una década el cómic de prensa ha adquirido un nuevo status que nada tiene que ver con el que pretende vender Essex. Ese status se corresponde (eso sí) al que tenía el comic-book, cuyos autores trabajaban como mulos por cuatro chavos, frecuentemente sin ni siquiera estar acreditados, y cuyo público, si bien amplio, solía ser de un estrato bajo debido a la poca calidad de la mayoría de sus dibujos y la simpleza de sus argumentos. Con notables excepciones, esto será así hasta la revolución Marvel de Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko, pero eso ya es en los 60. Pero en el cómic de prensa la cosa no tenía nada que ver con lo que dice Essex. El cómic de prensa era la Champions League, donde estaban los autores buenos, los autores populares, los autores y las series reconocidos, donde se ganaba pasta.
Dice Essex que los lectores de cómics poco menos que iban por la calle tapándose la cara y que los escritores de novela no reconocieron vínculos con dicho medio hasta los 80. Bueno, Dashiell Hammett, que es alguien en la novela negra americana, escribió durante más de un año la tira de Agente Secreto X-9 de Alex Raymond, Fritz Lieber, escritor de ciencia ficción, escribió la tira de Buck Rogers, Zane Grey, escritor de novelas de novelas western escribió la serie King of the Mountain Mounted (la cual no he leído, aclaro) y Harlan Ellison, que creo que algún prestigio como escritor de Ciencia-Ficción tiene, escribió varios cómics de Hulk y los Vengadores en los 60.
Bien, con esto (y mucho más que se podría decir) espero que quede claro que esa capa de respetabilidad a la que alude Essex en los 80, ya la había obtenido el género de prensa cuarenta años antes. No es algo con lo que estar o no de acuerdo. Es historia, es un hecho, y para constatarlo, no hay más que documentarse.
Hablemos de la escuela franco-belga:
La historieta o cómic franco-belga, que comprende la historieta francófona producida en Bélgica, Francia y Suiza, constituye una de las tres grandes tradiciones historietísticas a nivel global, junto con la estadounidense y la japonesa.
O sea que cuando hablo del prestigio del cómic en Francia no se trata simplemente de un reducto pequeñito e insignificante en el que el cómic tiene aceptación, Essex, no... hablamos de una escuela de una importancia cualitativa y cuantitativa gigantesca.
Como dice celes, el punto de inflexión en este caso es la revolución que supuso la revista Pilote, fundada por Goscinny y Charlier (dos de los más grandes guionistas de la historia del cómic) en 1959. Es a partir de ahí donde los autores adquieres un renombre y un reconocimiento del que antes carecían, por más que la escuela franco-belga ya había producido un sinfín de obras maestras en las revistas Spirou o Tintín.
Valga el ejemplo de Astérix. Hablando de su éxito comercial:
En 1964, Georges Dargaud había solicitado a Goscinny que encabezara el relanzamiento de Pilote, esta vez auspiciado por Éditions Dargaud. Uderzo se unió a la empresa y abrieron las puertas a una nueva generación de historietistas, entre los que se encontraban Nikita Mandryka, Fred y Mézières.
Como todo el contenido del Pilote original, Astérix también había emigrado a la editorial de Dargaud, donde ese año se publicó su primer libro, llamado simplemente Astérix el Galo, con seis mil ejemplares vendidos en Francia. Su segundo libro, llamado La hoz de oro, apareció al año siguiente, seguido por Astérix y los godos, en 1963.4 El cuarto libro, Astérix gladiador, fue publicado en 1964, con un tiraje inicial de 150 000 ejemplares, representando 25 veces más lectores que para el primer libro, un crecimiento espectacular para tres años.
(...)
Para 1965, el éxito de Astérix era espectacular. La revista Pilote se rindió a este éxito y se convirtió oficialmente en La revista de Astérix. El quinto libro del personaje, titulado La vuelta a la Galia5 se publicó con 300 000 ejemplares.
No está mal para un medio que antes de los 80 era no reconocido y era para cincuentones y para adolescentes frikis sin capa de respetabilidad. Sí que había cincuentones y adolescentes frikis en Francia en los 60, hay que ver.
Hablando del reconocimiento de sus autores:
Ese año, Uderzo y Goscinny cobraron fama internacional cuando fue lanzado al espacio el primer satélite francés, bautizado Astérix, el 26 de noviembre de 1965. El personaje apareció en la portada de L'Express el 19 de septiembre de 1966 con el artículo El fenómeno Astérix, y los autores fueron entrevistados por Paris-Match. La fama del aventurero galo estaba en su apogeo cuando el Presidente de Francia Charles de Gaulle rebautizó en broma a todo su gabinete con nombres extraídos de los libros de Astérix. Por aquel entonces, los libros sobre el galo tenían tiradas de 600.000 ejemplares. El tiraje de los libros de Astérix se multiplicó en 1967, cuando en sólo dos días de marzo de ese año se vendieron 1,2 millones de copias francesas del nuevo libro llamado Astérix y los normandos y la traducción alemana superó en ventas al original.
En fin, creo que huelgan comentarios.
Por cierto, dice Essex que uno de los motivos por los cuales los 80 son la década más importante de la historia del cómic y que le permite adquirir esa capa de respetabilodad de la que, dice, antes carecía, es que se empiezan a realizar comic-books pensando en su posterior recopilación en tomo. Bien, no ya es solo que eso en la escuela franco-belganeso venía pasando desde décadas antes, es que:
Sin embargo, a partir de los años 1980 y 1990, la mayoría de los nuevos libros se publicaron directamente en álbumes, sin prepublicación.
Vamos, que cuando en EEUU el comic-book estaba viniendo, la escuela franco-belga ya estaba volviendo.
Todo lo que he aportado no son opiniones, no son cosas con la que estar de acuerdo, como que dice celes de que Astérix es un cómic infantil y con lo cual no coincido ni por asomo, pero que no son más que opiniones. No, lo que yo aporto (y hay muchísimo más en las dos obras que no me canso de recomendarte, Essex) son datos incuestionables que demuestran que tu argumentación acerca de los años 80 es imputable exclusivamente al género superheróico y al cómic-book, pero no a otras formas de cómic, que en ese momento llevaban años de ventaja al respecto.
Decir que las librerías especializadas tuvieron una importancia grande en el desarrollo del cómic de superheróes es cierto, y lo es porque antes de ellas si querías un tebeo de Spider-Man tenías que ir al kiosko o al supermercado, pero en Francia, amigo, si tú querías un álbum de Tintín, de Astérix, de Lucky Luck o de Blueberry te ibas a la misma librería en la que podías comprar el Quijote. ¿Hay mayor capa de respetabilidad que ésa?
Vamos, lo que hoy tanto te maravilla encontrar en España ya lo tenías en Francia hace 50 años.
Puedes hacer la tésis en Valencia, por supuesto, pero yo de ti me documentaría muy, muy a fondo, no sea que alguien del tribunal sepa distinguir entre "cómic de superhéroes o comic-book" y "cómic a secas" y te metas en un buen lío.
Sin acritud.
Saludos.