Que Mipey diga que una de las mejores películas de acción jamás rodada en la historia del cine es una mierda (sin paliativos; ni floja, ni buena, ni normal, una mierda) creo que debería darnos una idea de que todo el debate que nos montamos muchas veces es de lo más superficial y no se va a llegar jamás a consenso.
La labor de Ignacio es imposible. Es como si yo me empeño en hacer una cruzada para que todos acaben admitiendo, siguiendo con el símil de cine, que buenos directores son Kubrick, Peckinpah o Ford, y que el que quiera puede gustar de tíos como Peter Jakcson o James Cameron, pero que no tienen ni idea de cine (y por ende; tampoco sus fans).
No se puede ser categórico. Se hable de lo que se hable.
Y es que lamento mucho decir que el arte es relativo. Nos ha jodido. Lo es el universo y no lo vais a ser vosotros al valorar una obra. Y un jamón. Hay leyes de la filosofía y de la ciencia que dictan que vuestros medios para percibir el universo son falibles, subjetivos, humanos.
Y el arte es una cuestión humana. Una amapola no es más bella que un cardo borriquero, os pongáis como os pongáis. Es el ojo humano el que ve belleza o no en ella.
Claro, las técnicas, las percepciones, los preceptos son cuantificables. Pero tú, que eres el que las emite, no. Tú no eres cuantificable, ni objetivo.
El arte es una cuestión humana. Ni de abejas, ni de gatos, ni de cabras. El arte es humano, y no tiene sentido hablar de él sin el concepto de humanidad. No de individuo, sino de la humanidad en sí misma. El fin último del arte, es transmitir, y ninguna obra está completa hasta que su público la recibe. El mismo público que forma parte indispensable de la obra en sí misma. El mismo público voluble y subjetivo.
Así que sí, os podéis poner a acotar lo que queráis. "Esto está hecho con acuarelas". "Este cuello tiene un ángulo extraño", "Este brazo debería medir exactamente 63 cm". Pero en el momento en que dejéis atrás los pequeños detalles, dejaréis de tener capacidad para ser objetivos.
Resulta del todo imposible dictar sentencia en términos absolutos.
Para que nos entendamos:
Ignacio tiene unos conocimientos. Vale. Hay una reglas, unos "manuales". Bien.
El código civil también. Bien. ¿Qué nos quiere decir que lo que es un delito en un país no lo sea en otro? Quizás porque no hay un pensamiento único. Quizás que la percepción que como he dicho forma parte intrínseca de la propia obra, es de todo menos inmutable.
Las misma nociones que maneja Ignacio eran distintas hace 7 siglos. Entonces lo que a él le gusta, quizás fuera considerado una herejía, cuando no un mojón artístico. Porque las percepciones cambian. La belleza cambia. Y el arte, como todo, también. Porque el arte es humano, el ser humano es mutable, y la capacidad de mutar niega la perfección.
Así que sí; el arte es relativo. Los buenos dibujantes también lo son, nos pongamos como nos pongamos. Y no hay técnica que pueda contrarrestar eso.
Queda la salida de proclamar nuestro bagaje. Yo le puedo decir a un chaval que Ciudadano Kane es mejor película que Transformers, y que me avalan un selecto círculo de "entendidos", y que tengo más conocimiento que él, y que hay aspectos apreciables y cuantificables y objetivos que me dan la razón a mí.
Y estaré metiendo la pata.
Como a veces soy un becerro, tengo una regla para mí mismo; cuando percibo que puedo estar pasándome de elitista o pedante, echo el freno y me aplico la cuestión Sócrates, y trato de recobrar mi humildad. Miles de películas vistas, miles de libros leídos, miles de cómics.
¿Y aún así...quien soy yo? ¿Quien soy para decir nada?
En estos casos recojo los bártulos, digo cual es mi idea, la argumento, la defiendo, y dejo en todo momento claro que puedo estar equivocado, y que mis opiniones e hipótesis nunca son absolutas. Pero que creo firmemente en ellas. Aunque mi convicción no signifique nada.
Si no es así, un debate no tiene sentido, hablemos de cómics o de lo que sea.