Un mínimo comentario para reivindicar la figura de Bob Layton en los tebeos del Hombre de Hierro. Soy consciente de que para abreviar todos nos solemos referir a esa etapa como la de Micheline y Romita, y que prácticamente todos los habituales sabemos perfectamente que Layton era una parte importantísima de ese tebeo. Pero a veces nos olvidamos de que por aquí pululan también chavales más jóvenes que generacionalmente no tienen por qué saber lo muy importante que fue Layton en ese tebeo y quedarse sólo en Micheline y Romita Jr como sus autores.
Terry Austin era un entintador grandioso, sobre todo cuando entintaba a Byrne. Pero su función era básicamente la de entintar, pura y simplemente.
Layton en cambio, no sólo era el (brillante) entintador de Romita en aquellos tebeos, sino que además participaba activamente con Micheline en la elaboración de los argumentos (eran prácticamente vecinos y además acabaron siendo gracias a ese tebeo íntimos amigos), y sobre todo toda la aportación tecnológica que sufrió el tebeo fue directamente obra suya, no de Micheline. Yo diría que antes de Micheline y Layton, existió un Hombre de Hierro, y después de ellos y a partir de entonces, otro tebeo muy distinto. Y eso no fue sólo obra de David Micheline, sino también de Layton. Incluso en mi opinión más atribuible a Layton que a Micheline, pero eso ya es cosa mía.
El Conan de Thomas y Buscema ceo que también lo publicó Vértice, o al menos muy buena parte, en su Relatos Salvajes y ese me encantó, pero claro es Conan y Buscema.
Pues también algo parecido. En los Relatos Salvajes de Vértice lo principal eran Thomas y Buscema, indudable. Pero lo bueno que tenían es que además también participaron ocasionalmente Neal Adams, Barry W. Smith, Tim Conrad, Gil Kane, etc. Por no hablar de aquellos entintadores filipinos que (en ocasiones) tanto embellecieron los lápices de Buscema, especialmente Alfredo Alcalá.
Es más, ya que habéis hablado antes de él, incluso Mike Ploog se dejó caer en alguna ocasión por Conan el Bárbaro, que al publicarlo aquí Vértice en b/n, para mi gusto, tenía mucha más fuerza que en la edición original a color.
Vamos que por su similitud al original americano, una revista impagable, los Relatos Salvajes de Vértice.
