He leído
El Invencible Iron Man: Control remoto.
Se trata de un tomo en el que Panini recupera material inédito de la cabecera del personaje, publicada originalmente entre el año 2000 y 2001, enlazando con la etapa que se ha recuperado en Colección Extra Superhéroes. Ofrece una lectura entretenida, pero con algunos altibajos. Hay momentos interesantes, así como otros menos atrayentes, posiblemente porque transmite la sensación de que esto ya se ha contado en otra ocasión, aunque con ligeras modificaciones. El ataque mediático al personaje, así como una caída en desgracia por parte de un empresario rival en la sombra prácticamente nos recuerda a la etapa de O'Neil. Solo ha faltado que recayera en la bebida, algo que está a punto de pasar. No obstante, entra dentro de los parámetros de lo esperado en un argumento de una historia protagonizada por el vengador Dorado y se deja leer. Posiblemente el aspecto más negativo recae sobre el apartado gráfico con una Alitha Martinez muy irregular con ciertos tics propios de los años noventa. En ocasiones es bastante digerible, mientras que otras veces te incita a sacarte los ojos, parece que no tenga término medio. En contraposición, tenemos la presencia de Paul Ryan, que ayuda a cierta estética más clásica, así como un planteamiento artístico mucho mejor y más disfrutable. Desgraciadamente, su presencia sabe a poco.
Frank Tieri y Joe Quesada se encargan de los guiones del primer arco argumental incluido en este tomo, que en cierta forma se ve lastrado por su implicación en el evento Maximum Security, a pesar de que lo sucedido aquí no tuvo más trascendencia fuera de estas páginas. Pero lo realmente curioso es la mutación que sufre la trama en un corto periodo de tiempo, pasando de un enfrentamiento con Max Power, un científico que crea una droga de diseño capaz de otorgar superpoderes a ricos que acuden a sus fiestas exclusivas, a una especie de
team-up con los 4 Fantásticos contra las esporas de ego, el Planeta Viviente. Una extraña combinación de argumentos enlazados entre sí, con alusión/homenaje al origen de cierto kryptoniano, que concluye de forma precipitada y dejando el cabo suelto del villano recién creado: Max Power. No sé, creo que aquí había cierto potencial para una historia mejor y más sólida, pero el resultado ha sido algo pobre y mal rematado.
Después tenemos un típico
fill-in escrito por Chuck Dixon y dibujado por Paul Ryan, en el que Iron Man trabaja para SHIELD en la misión de rescate de un artefacto hundido en las profundidades del mar. Me atrevería a decir que puede que haya sido lo que más me ha gustado del tomo. Un relato bien escrito, con cierta dosis de suspense y una revelación final que deja la puerta abierta a futuras historias. Quizá no sea nada del otro mundo, pero como aventura aislada del personaje a mí me ha gustado bastante y por lo menos tiene un planteamiento sólido con un desenlace coherente, a pesar de no ser un final cerrado, algo que comienza a ser una constante en este volumen.
Finalmente, tenemos el arco argumental que da título a este tomo y que coincido con fanpiro en que bien podría considerarse "Mando a distancia".

Tengo que reconocer que en líneas generales me ha gustado esta saga, a pesar de que contienen elementos bastante utilizados en la trayectoria del personaje. También es cierto que la presencia en solitario de Tieri en los guiones me convence más que su asociación con Quesada. Como decía, en realidad estamos ante más de lo mismo. Es decir, crear una amenaza que desestabilice a Tony en ambas identidades y a partir de ahí ver como se derrumba para resurgir de nuevo más fuerte y renovado. Lo más interesante es ver como Tieri utiliza la retrocontinuidad de forma inteligente, sacándose de la manga a Tiberius Stone, amigo íntimo de Tony durante su infancia y cuyo regreso de Europa desencadena una serie de acontecimientos que afectan a la vida de nuestro protagonista. Aunque no deja de ser obvio quien está detrás de todos los males de Stark, el guionista juega muy bien sus cartas para mantener al lector desorientado el tiempo suficiente para revelar el misterio en las parte final de la saga. Es curioso, pero a pesar de que solo consta de cuatro números, hay partes que se me han hecho especialmente largas. Sobre todo el enfrentamiento final, que me ha parecido especialmente soso. No sé, comparado con la épica de villanos como Stane durante la etapa de O'Neil, por ejemplo, me ha parecido un combate bastante deslucido. Quizá se podría haber empleado mejor la realidad virtual para otras cuestiones, así como para profundizar un poco más en la mente de Tony. A pesar de ello, toda la construcción de la trama me ha parecido interesante, así como los momentos dubitativos del hombre bajo la armadura, que ahora debe intentar recuperar el rumbo de su vida. Sin embargo, todo está lleno de luces y de sombras, porque escenas como las de Tony empuñando dos armas como si fuese un pistolero en una película de acción de los ochenta no me termina de convencer.
En definitiva, un tomo entretenido, con ciertos altibajos, que sin ser la octava maravilla tampoco merecía estar inédito en nuestro país. Además, sirve para ver el clímax de la relación entre Tony y Rumiko Fujikawa, que me da la sensación que crece muy rápido en esta serie, así como su caída en desgracia. Todo en un periodo muy corto de tiempo. Como la vida misma.