Nunca llegué a leer nada de Excalibur, pero tengo curiosidad.
Esos dos tomos están bien, con Claremont intentando hacer una serie heroico-humorística (al estilo de la JLA/JLE/JLI de Giffen) y con Alan Davis en su salsa. El problema es que la reedición es un
coitus interruptus que deja al lector justo a las puertas de la, atención, Saga de las Dimensiones Alternativas, una historia que se prolongó a lo largo de unos doce (a veces divertidos, a veces tediosos y en alguna ocasión avergonzantes) números y que prácticamente se llevó por delante a unos autores a los que su propia obra se les estaba yendo de las manos.
Lo cierto es que Excalibur es una
obra maestra de Marvel en los números que van del 42 al 50, cuando Alan Davis vuelve a la colección tanto para guionizar como para hacer el que, para mí, es el mejor dibujo de toda su carrera. Ahí se pone a atar cabos sueltos a un ritmo ridículamente enidablado (en un mismo número era capaz de cerrar dos o tres tramas que no parecían tener salida alguna) y construye una pequeña epopeya divertidísima. Pero para disfrutar de esa etapa es casi fundamental haberse leido antes, al menos, el material de los dos Bomes y la saga que no se llegó a reeditar.
No descarto que algún día Panini reedite la dichosa Saga de las Dimensiones Alternativas (que ya estuvo anunciada e incluso llegó a aparecer como publicada en la solapa de algún Marvel Gold), especialmente porque es necesaria si algún día se quiere volver a publicar esos gloriosos números de Davis en solitario, pero de momento no parece una opción a corto plazo.
Así que, si te compras esos dos BoMes, al menos ya sabes a qué atenerte.