Los Eternos, Matar a un Dios (The Eternals Vol. 4, #1-6)
De la misma manera en la que Gaiman y Romita retomaron el trabajo de Kirby en su miniserie, ahora lo hacen Charles Knauf, Daniel Knauf y el español Daniel Acuña, que aún sin estar a la altura de los míticos Neil y John, hacen un buen trabajo.
Los primeros seis números de su serie cumplen tanto en guión como en dibujo, que salvo en algunas excepciones, da un buen aspecto al tebeo. Las excepciones son algunos casos en los que Acuña parece mostrar poco dominio de la anatomía humana, y las desproporciones y poses imposibles se hacen exageradas incluso para su estilo de dibujo.
Los hechos narrados en la miniserie de los eternos dejaba la situación en bandeja para este nuevo arco: una nueva situación para los Eternos y los Desviantes (que prácticamente no aparecen en este tomo), la vuelta del Celestial durmiente y todo lo que ello conlleva, la selección de un nuevo mensajero de los celestiales, que crea tensión en el grupo principal de Eternos debido a los ''celos'' de Ajak... y cómo no, amenazas por todas partes: la llegada de la Horda, las disputas internas a tres bandas, el peligro que corre el nuevo mensajero al comunicarse con una criatura más antigua que el sistema solar...
Vamos, que tensión y entretenimienos no faltan en un mundo muy adaptado a la actualidad Marvel, pero sin entrometerse demasiado en asuntos ajenos, utilizando lo justo para no quedar fuera de continuidad, aunque tenga problemas con la suya propia, restando poderes a su personaje protagonista, que ha pasado de ser uno de los más poderosos superhéroes de la Tierra a un simple velocista al que derrota un fortachón.
Bastante recomendable en general, y ojo a la viñeta en la que aparece la palabra ''España'' dibujada en un libro, cortesía de Acuña.