Estas tres últimas noches me he dedicado a videar con mi chica una breve (pero intensa) sesión cinematográfica que hemos "tematizado" (de alguna manera) en torno a
la idea del Mal. Sin duda, son tres películas absolutamente dispares (y susceptibles, por ende, de dispares visionados) pero que comparten una reflexión sobre la alteridad y el Mal.
Día 1: "El Otro" (Robert Mulligan, 1972). Estupenda (y enigmática) película que reflexiona sobre la perversidad (¿inocente perversidad?) en ese periodo vital que llamamos infancia. Todo gira en torno a dos gemelos (y la familia de éstos) cuyos juegos se confunden entre lo pueril y lo diabólico. Una atmósfera casi etérea, como si el tiempo se hubiese detenido en alguna parte del mundo, envuelve todo el filme y la presencia/ausencia de los personajes provoca en el espectador (de manera sutil) una continua sensación de miedo tan inexplicable como cotidiana.
Puntuación: 8,5;
Día 2: "Funny Games" (Michael Haneke, 1997). ¿Qué decir de este filme y del genio de Michael Haneke? Premisa de partida (y de final): dos educados muchachos asaltan a una familia (padre, madre, hijo... y perro) para practicar durante unas horas algunos "juegos divertidos". Perturbador, sí, enfermizo, también, pero absolutamente humano (mal que nos pese). Y el alemán lo sabe, e implica directamente al espectador en el (perverso) juego. Si ya Hannah Arendt insistió, durante su cobertura como periodista del juicio al nazi Adolf Eichmann en Jerusalén en 1961, en el hecho de la banalidad del mal, Haneke aún precisa un poco más y nos recuerda la gratuidad del Mal. Pero la cosa no queda ahí, pues la película, lejos de ser una vacía y escandalosa puesta en escena (como otras tantas), no persigue finalmente el mostrar por mostrar, sino que se pregunta además (y muy justamente) por los límites entre realidad y ficción, límites sobre los que, a veces, nos movemos los espectadores con paso tembloroso (por ejemplo: en un momento del filme, uno de los asaltantes mira hacia la cámara y nos inquiere: "porque ustedes están de su parte, ¿verdad?" -refiriéndose a los torturados miembros de la familia asaltada-). En definitiva, película difícil de soportar desde un punto de vista ético, pero sin duda un ejercicio de fascinante valentía fílmica.
Puntuación: 9;
Día 3: "Máma Sangrienta" (Roger Corman, 1970). Filme en el que Corman nos narra las andanzas de Ma' Baker (Bloody Mama) junto a sus vástagos. Y es que esta singular gánster y su prole hicieron de las suyas (¡y de qué forma!) allá por los locos años veinte. Patética y cautivadora, el viejo maestro Corman (aquel que se jactaba en su biografía de no haber perdido ni un solo dólar haciendo cine

) se mueve aquí como pez en el agua entre el delirio, la emoción y la tragicomedia. Maravillosa Shelley Winters en su interpretación de la alienada progenitora y un jovencito Robert de Niro que ya da muestras de su buen hacer. Sadismo, homosexualidad, incesto, crímenes, robos, y un sinfín de delirios más rodados con pulso firme y poquísimos medios para transgredir las convenciones más recalcitrantes de la sociedad americana.
Puntuación: 7. Bueno, y hasta aquí la reseña de lo que ha dado de sí (al menos en parte) esta mini-sesión de cine casero. Y aprovecho para animaros a que probéis la experiencia de programaros mini-ciclos temáticos, pues sin duda la comparación de las distintas formas de "filmar" una misma idea resulta de lo más interesante.