Me ha encantado

"Y mientras, vamos a hacer alguna otra cosilla, para sacarnos unas perras, una cosa rápida, sin pensársela demasiado. Algo que nos ponga las lentejas en el plato. Oye, Bill tú dibuja a tu aire que luego yo le pongo texto, no sé, podía tratar sobre..." Y les salió Elektra Assassin
Para mí, es de las veces (por no decir la que más) que el Miller guionista más se ha subordinado al dibujante a la hora de escribir una historia.
Y con ese currículo se juntaron los dos genios. Para volcar sus sensibilidades artísticas, para hacer un cómic memorable. Para marcar un momento álgido en sus carreras. Y les salió la novela gráfica Daredevil Love & War, de la cual no se acuerda hoy ni el Tato.
Es cierto que Love&War no la conoce hoy ni el Tato, tienes razón. Pero tampoco me parece que Elektra Assasin se la haya leído mucha gente (otra cosa distinta es que esa gente que no se la ha leído sepa que existe, que en eso sí que gana a Love&War).
Yo creo que de los grandes trabajos de Miller de aquella época (Dark Night, Año Uno, Born Again y éste) Elektra Assasin siempre fue el que pasó más desapercibido; es del que menos se habla y el que yo creo que se ha leído menos gente. Artísticamente, a mí es el que más me gusta (en frío; en caliente suele depender de cual haya sido el último que me haya leído y me despierte más emociones al (re)leerlo), seguramente porque me parece el más extraño y brillante de ellos gracias al expresionismo "munchandiano" de Sienki, a quien desde luego no le calificaria de "convencional" tras leerme esta obra de arte, sino de "anticonvencional". O "experimental", si hay que decirlo en términos políticamente correctos para no despertar movimientos de cejas al escribir la palabra "anti".
Pero es que Sienkiewicz tiene el acierto de representar a Wind siempre con la misma cara, una fotocopia que siempre vemos en la misma posición una y otra vez, plana, bidimensional en un cómic que es puro 3D, mirando de frente al lector incluso cuando el personaje se encuentra de espaldas. Una careta tétrica que nos muestra siempre una sonrisa que, cuando empieza a repetirse una y otra vez a lo largo de la miniserie, crea una sensación inquietante. No es el único acierto de Siekiewicz, claro, su estilo alcanza la plenitud combinando tanto técnicas artísticas como herramientas narrativas. Un auténtico deleite para los sentidos.
Bueno, todo esto que dices me parece acertado y cojonudísimamente explicado. Estoy contigo a muerte, aunque seguramente yo me habría tirado por lo menos sesenta líneas para decir algo que sonase parecido.
De todas formas, a modo de reflexión muy, muy personal, me gustaría dejar en el aire una cosa que siempre me ha rondado la cabeza con el rostro de Wind (y quizá también con su slogan electoral). Ken Wind (aparte de tener el mismo nombre que el muñeco de la Barbie) es claramente un demócrata cuyas facciones a mí además siempre me sonaron/recordaron un poco a las de Kennedy, y que en la historia se acaba convirtiendo en una marioneta de la Bestia.
Con todo ese rollo de buscar la guerra nuclear con los soviéticos sobre la que gira la historia, ¿quiza haya en ese rostro una alegoría de Sienki y de Miller a que Kennedy pudiese haber asesinado por no dejarse convertir en la marioneta de nadie? La verdad es que yo no lo sé, y seguramente no sea así, pero no puedo evitar que siempre se me venga a la mente esta historia con el nombre de "Ken", que empieza igual que Kennedy y al fijarme en su rostro y su trasfondo demócrata antes de convertirse en discípulo de la Bestia.
Su dibujo no es del agrado de todos, y mucho menos lo era cuando dibujaba sus comics en los 80, pero eran verdaderas obras de arte. Funcionaban como un revulsivo para los chavales que los leían. Al principio te repelían y querías un dibujante más claro pero después poco a poco ibas entendiéndolos y te dabas cuenta de todo lo que había detrás.
Yo me acuerdo cuando Forum publicó por primera vez esta historia (unos cuantos años después de que hubiera aparecido en los USA, aprox. en la época en que aquí Claremont estaba desperdigando a los mutantes tras Inferno) y la verdad es que las reacciones eran de extrañeza, como si fuera algo difícil de asimilar. La gente estaba bastante sorprendida (por decirlo finamente) y, por lo menos en mi entorno, no había posiciones contundentes ni a favor ni en contra. No estaba muy claro si aquello que te habías leído era una mierda o una genialidad.
Yo creo que predominaba la idea de la genialidad, y la prueba es que los cuatro prestigios se acabaron agotando. Pero tampoco estoy muy convencido de que eso fuese lo que se pensaba en aquel entonces. Ni tan siquiera estoy convencido de que se piense eso hoy.
