Ya he leído la mitad de Año Uno y la verdad es que:
Tengo que reconocer que, aunque prefiero a otros artistas, al final me siento cómodo con el dibujo de Kolins.
La historia es cojonuda. Realmente, si alguien quiere empezar con Los Vengadores, yo le recomendaría esta obra. Por un lado te permite conocer a los personajes bastante bien y, por otro, también te permite saber quiénes son algunos de los principales enemigos del grupo. Encima, las breves peleas amenizan la lectura y te dejan con ganas de saber más de los enemigos y de ver nuevos enfrentamientos, lo que me parece fundamental. Y digo que me parece fundamental porque una sensación que tuve con el Spiderman de Lee/Ditko, por ejemplo, es que se repetían mucho los enfrentamientos, largos y contra los mismos enemigos. Una sensación parecida puede dejar a alguien neófito empezar a leer a Los Vengadores por los Masterworks, por ejemplo. Sin embargo, empezando con Año Uno es más difícil que florezca ese sentimiento.
Otro tema importante es la protección de las identidades de los miembros del grupo. Hasta cierto punto me hace gracia que se diga claramente que Iron Man está decidido a proteger las identidades privadas de los miembros del grupo y luego Marvel nos cuente una historia como Civil War
¿en qué cabeza cabe?
Algo que merece una reflexión aparte es la relación con el gobierno. Es bastante realista. Ciertamente, cualquier acuerdo de ese tipo anda sobre una cuerda floja. Si pensamos en un mundo realista, de igual modo que no concebimos que haya justicieros que actúen por su cuenta al margen de la policía, pues no tiene mucho sentido plantearse que haya tantos superhéroes por ahí que, aunque de nobles intenciones, actúen de manera independiente al gobierno, la policía y el ejército. Es un tema realmente complicado porque ¿qué haces? ¿Tener a los superhéroes contratados como soldados? ¿Tendría sentido que un superhéroe sirviera a un gobierno corrupto? ¿Por qué no recibir una ayuda de los superhéroes para ganar una guerra? ¿Los superhéroes sirven a ideales superiores que están al margen de la política? ¿Y si la política está sirviendo a esos ideales? Y si no es así, ¿tiene derecho el superhéroe a derrocar a ese gobierno? Son preguntas delicadas con respuestas difíciles. En todo caso, yo creo que ningún cómic puede dar una respuesta satisfactoria a estas preguntas dado que son muchas las situaciones posibles y cada escritor posiblemente tenga su propia visión al respecto, en gran parte guiada por sus inclinaciones políticas. Personalmente creo que los superhéroes deben limitarse a enfrentarse a supervillanos y a servir a la gran causa: defender al inocente. Cualquier otra derivación me parece peligrosa y, en gran parte, una perversión del espíritu original. Otra historia es que se quiera hacer un cómic de superhéroes con una temática especial y concreta pero eso debería ser creado a propósito -como el Escuadrón Supremo de Straczynski-; para mí los cómics de superhéroes habituales deben respetar el espíritu anterior que he descrito.
Vaya tocho me ha salido...