CAPÍTULO IV: Hombre y Celestial.
5.000.000 a.C.
Los N’Garai, la raza de demonios extradimensional creada por Chthon, accede a la Tierra causando el caos. En poco tiempo entran en guerra con el reducto de Los que no mueren, pero el conflicto alcanza un punto muerto y se convierte en una larga enemistad.
3.000.000 a.C.
Gea da a luz a la raza de los Dioses Primigenios a lo largo de varios milenios, creando seres como Anu, Buri, Nuadhu, Nun y Urano, cuyos descendientes fundaran un número de diversos panteones de nuevos dioses.
2.500.000 a.C.
Una especie de homínidos comienza a utilizar herramientas de piedra en la masa de Tierra que un día será conocida como África. Viven en grandes grupos y campamentos semi-permanentes.
1.800.000 a.C.
Tribus de Homo erectus empiezan a emigrar fuera de su continente natal.
Desde su dimensión, el Antiguo dios Set influye de manera mística en un grupo de Homo erectus, transformándolos en humanoides parecidos a serpientes. Set concede a estos Hombres Serpiente, como serán conocidos, la habilidad de metamorfosear su aspecto en humano.
1.500.000 a.C.
Los N’Garai alcanzan el dominio del planeta entero, con los homínidos en esclavitud.
Ante esta situación, prolongada durante siglos, los Dioses Primigenios intervienen por primera vez en las vidas de los homínidos cuando expulsan a los N’Garai de vuelta a su dimensión nativa.
1.300.000 a.C.
Algunas tribus de Homo erectus llegan al continente que un día será conocido como Asia durante una de sus migraciones.
1.100.000 a.C.
Un hechicero del siglo XXXI llamado Sise-Neg llega a este punto de la historia desde el futuro, siguiendo un viaje hacia atrás en el tiempo en busca de toda la energía mística que un hombre pueda dominar.
Sise-Neg se encuentra con dos Homo erectus, el líder de una tribu y su compañera, y crea un paraíso terrenal para ellos. Desde ese momento, y durante generaciones, el líder de la tribu y su compañera viajan hasta el vergel durante sus migraciones anuales.
1.000.000 a.C.
Las tribus de Homo erectus descubren la manera de hacer fuego.
Set, previendo la llegada de los Celestiales a la Tierra, ordena a sus Hombres Serpiente que maten a las tribus de Homo erectus próximas, para que sean ellos y no los humanos los elegidos por los Celestiales y los que recibirán poderes de estos.
Los Hombres Serpiente se adentran en el valle situado cerca del lugar dónde según Set aterrizarán los Celestiales, y dónde se encuentra el jardín de Sise-Neg. Allí, cambian su aspecto por el de un homínido.
Un líder de tribu y su compañera llegan al jardín según la tradición, y en él se encuentran a los Hombres Serpiente metamorfoseados, que se presentan telepáticamente como la Tribu de Set. A continuación estos les relatan como Set les alimenta y mantiene a salvo y felices, y les ofrecen unirse a ellos con la condición de que traigan al resto de sus congéneres para servir de alimento a Set y como ofrenda a los “visitante del cielo” que pronto llegarán.
El líder y su compañera rechazan la oferta y atacan a la Tribu de Set, quienes revelan su verdadero aspecto. El resto de la tribu se une a la refriega y expulsan a los Hombres Serpiente del jardín.
Poco después de la batalla contra los Hombres Serpiente, la Primera Hueste Celestial llega a la Tierra para explorar el planeta y realizar experimentos genéticos en los seres humanos. Gea les recibe y escolta hasta el valle dónde vive la tribu de Homo erectus. Los Hombres Serpiente se acercan a los Celestiales tratando de conseguir algún favor, pero Arishem el Juez los aleja y dispersa.
Mientras tanto, Gammenon el Recolector lleva a un grupo de humanos hasta la nave de los Celestiales. En ella, Zyran el Probador los somete a un examen, empezando sus experimentos a continuación. Primero crea a los Desviantes, una subespecie genéticamente inestable, para poder determinar la adaptabilidad de los humanos.
A continuación, Nezar el Calculador realiza sus experimentos y crea a los Eternos mediante evolución acelerada, lo que les concede una larga esperanza de vida y la habilidad de canalizar y manipular cantidades limitadas de energía cósmica, para determinar la durabilidad y longevidad de los humanos.
Para estudiar más profundamente la versatilidad de los genes humanos, Oneg el Sondeador implanta un complejo de ADN durmiente en algunos especimenes, que algún día resultarían en mutaciones benevolentes.
Entonces, habiendo completado sus experimentos, los Celestiales liberan a sus sujetos de estudio y se marchan de la Tierra.
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