Todos tenemos prejuicios, y yo los tenía hacia Buffy Cazavampiros. Adolescentes guapitos, ambiente de instituto americano, estética un poco pasada y aparentemente llena de clichés... Como esa era la impresión que tenía, y yo odio mucho esas carcterísticas, pasé mucho de ver semejante engendro. Me la recomendaron mil veces, me dijeron que me iba a gustar... nada, que yo no tragaba. Prejuicios, todos los tenemos y hay que admitirlos. Yo siempre he reconocido los míos.
En uno de los pases televisivos de la serie, decidí ver el primer episodio ya que empezaba, y la verdad es que luego ví todos, hasta el último de la última temporada. Y, claro, tuve que reconocer que me había estado equivocado, vaya que sí. Lo cierto es que a la serie le cuesta arrancar, no está mal desde el principio, pero por entonces no dejaba de ser una serie de ver y olvidar, para pasar el rato solamente (lo que no es malo en sí), pero de pronto crece (sobre la tercera temporada), aprovecha y exprime sin miedo sus posibilidades, y sus creadores le encuentran definitvamente el pulso que habían ido afianzando progresivamente en temporadas anteriores.
Para un lector de comic-books no debería pasar desapercibido que Joss Whedon también los conoce bastante bien, aplicando trasuntos de personajes ya creados y de temáticas que, pese a ser universales, remiten directamente a las viñetas. Hay más de Spiderman o de la Patrulla X en Buffy Cazavampiros que en algunas de las adaptaciones televisivas de estos personajes (o incluso que en algunas etapas de sus cómics). De hecho, tiene algo que estos cómics no tienen: los personajes evolucionan sin posibilidad de retorno, cambian, maduran. Mueren si hace falta. Y eso que no falta la retrocontinuidad (la presencia de Dawn es el caso más llamativo) ni los crossovers.
Como una vez se coje el pulso a la serie y a los personajes, los creadores pierden el miedo a la experimentación, nos dejan pequeñas joyas como el episodio mudo o el musical (uno de los meores y, sin embargo, de los más difíciles de llevar) en una serie que, desde luego, tenía inicialmente pinta de todo menos de innovadora. Otro de sus puntos a favor es que el espectador no puede perder de vista que una serie llamada "Buffy Cazavampiros" no debe tomarse muy en serio a sí misma, y así abunda la libertad de mezclar drama con comedia.
Dadle una oportunidad.