Si hay algo de esos extras, los perseguimos (que no siempre nos los mandan: tenemos que buscarlos debajo de las piedras) y los metemos (por ejemplo, en El viejo Logan nos ha pasado lo mismo y hemos metido lápices de McNiven muy chulos; en Hulk hemos hecho posters...), pero hay veces en los que no tienes nada, ni lápices, ni extras, ni un buen motivo para incluir un artículo, ya que no hay más que añadir que lo que hay en el Spot On. En realidad, publicidad hay muy poca. Ojalá hubiera más. Lo que solemos incluir son autopromos, material editorial que también cuesta lo suyo elaborar (los imprescindibles y los checklist -sobre todo los checklist- no se hacen en cinco minutos) y que sirven para que los lectores estén informados. De hecho, cuando desapareció el checklist durante una temporada, menuda se montó (y con razón).
En fin, que intentamos casar los tebeos lo mejor que podemos y te aseguro que nunca te vas a encontrar un tebeo donde haya ocho páginas de autopromos repetidas o artículos que caben en dos páginas pero se van a seis poniéndole un cuerpo de letra muy gorda (por citar maneras artificiales de engordar las páginas de un tebeo y por tanto su precio). Cuando un tebeo de Panini tiene más páginas, siempre intentamos que sea por un buen motivo, ya sea porque de otra forma no salen las cuentas -el que nos ocupa- o porque tenemos unos extras que merecen la pena -me viene a la cabeza el Skrulls que hemos metido en Invasión Secreta, que es una verdadera pesadilla montar y traducir-, pero nunca por capricho.