El viernes compré y entre anoche y esta mañana he leído
Los cuentos de Din Don. Se trata de una selección de historias, adaptaciones de cuentos infantiles, realizadas por Jan durante su estancia en Cuba durante los años sesenta, en las que firma como Juan José. Lo cierto es que el dibujo de las historias es tan dispar entre sí que resulta difícil creer que el dibujante sea el mismo.
El tomo está editado por Tebeosfera, que se ha encargado de digitar y restaurar las historias. Una de las primeras cosas que llama la atención en el prólogo, además de que no se usan rayas para cortar las palabras al final de la línea, es que se incluye una historieta entera de una página de ese mismo período, "El Duendecillo cuenta". Parecía ser una sección habitual en la que el susodicho contaba una historia protagonizada por un tal Hodja, que no queda claro si es un niño o un tipo bajito.
La primera historia está basada en una historia que no conocía, "Los Zancos del Rey Patón".
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En esta historia es en la que tenemos al Jan más reconocible, con sus narices de patata y sus niños de nariz redonda. Como dicen en el prólogo, esta historia se ve lastrada por los textos de apoyo, que son excesivos y muchas veces te narran lo que acabas de leer en la viñeta, lo cual hace que se entorpezca el ritmo.
La segunda historia es "El traje invisible", adaptación de "El traje nuevo del emperador" de Hans Christian Andersen. Aquí tenemos a un Jan algo menos reconocible, con narices puntiagudas, pero que mantiene esa pose al andar tan característica de sus personajes. En esta historia destaca la experimentación con el formato, pues el autor usa viñetas con esquinas redondeadas, unidas sobre fondo negro, con bocadillos abiertos.
La tercera historia, "Vichy", es la que más influida he visto por el lenguaje cubano.
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Esta quizá sea una de las historietas en las que Jan es menos reconocible, con esos coches humanizados, los personajes más genéricos, más "Bruguera", y unos niños dibujados con un estilo similar al de Marcelo de Sousa. En esta ocasión, aunque aparecen pocos, pues la mayor parte de la narración se hace con textos de apoyo, los bocadillos son abiertos, unidos al personaje por un palito.
En "El abuelo de la sierra" tenemos lo que parece ser una historia
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Jan vuelve a ser reconocible en el niño, aunque en los adultos la nariz es más alargada de lo habitual.
En "Gulliver en el país de los gigantes" se adapta el viaje a Brobdingnag de la novela de Swift,
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De nuevo, el estilo de Jan resulta irreconocible, pues para esta historia opta por narices de diversos estilos, algo más realistas y menos caricaturescas, y por ojos en los que solo se muestra la pupila.
En "La Cenicienta" se adapta el famoso cuento, influenciado por la adaptación de Disney en las palabras mágicas, como bien se apunta en el tomo. Una vez más, el estilo de dibujo resulta extraño, pues el rostro de la protagonista de la impresión de estar basado en la Pequeña Lulú, mientras que la mayor parte de las narices tienen un aspecto bastante cilíndrico.
"El inteligente inventor" parece ser otra historia creada
ex profeso. En ella,
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En esta historia, los duendes parecen un poco los Xunguis, mientras que el personaje principal es una curiosa amalgama de Marco, Pulgarcito, Chicho Terremoto y Curro Jiménez.
La última historia es "Caperucita Roja", que es la única que está adaptada, es decir, escrita y dibujada, por el propio Jan. Con respecto al dibujo, destaca que la protagonista no tiene nariz, solo los agujeros, mientras que para el resto de personajes se utilizan diversos tipos de apéndices nasales. Quizás lo más reconocible del Jan al que estamos acostumbrados sea la abuelita, que bien podría haber ahuyentado al lobo por pisarle los geranios y los nomeolvides.
En definitiva, un tomo curioso, en la que vemos a "esa medianía" de autor (la Luisa
dixit) no solo en un registro y estilo a los que no estamos acostumbrados, sino en muchos.