Discrepo con ustedes amigos. Veo del todo innecesario, así como pretencioso, dedicar varias colecciones a un único héroe, pues las historias que ustedes comentan amigos, algunas para mí del todo olvidables, se hubieran podido contar en una única serie, librándonos de paso de historias del todo superfluas escritas en multiples cabeceras arácnidas.
La Saga de Carroña no causó ningún impacto de cualquier índole en mi persona, pues aunque los guiones son aceptables, incluso buenos, el arte del siempre mediocre Mooney le resta muchos enteros al conjunto. Además la resolución me parece a todas luces previsible y tópica,
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
.
La etapa de Stern en Spectacular me parece ínfima, es más, me consta que el propio Stern no la tenía en muy alta estima. Su único logro en dichos números fue corregir el logotipo de la colección, amigos. Historias anodinas a la par que superficiales que le enfrentan a los más irrisorios rivales y antagonistas, procedentes de los rincones más dispares de la editorial -el anillador, el Gibón, villanos de sexta fila siendo amables-, así como absurdas tramas sobre intrigas en el ámbito de la moda y el glamour.
Sobre David ya manifesté mi acertada a la par que precisa visión, en Spectacular aporta historias refrescantes y divertidas, más no son en absoluto transgresoras ni memorables. Quizá a ustedes amigos les baste con eso, pero a mí no. En cuanto a su mentada saga de La Muerte de Jean Dewolff, tal suceso apenas me emocionó, ni mucho menos conmovió, además de contar con detalles de manipulación moral y política tan característicos de la obra del guionista, presentándonos a un devoto cristiano como un psicópata y engendro social, lo cual me resulta irritanta, así como visto incontables veces en diversos medios.
Conway, que guionizó una gran etapa en Amazing, me parece pésimo y poco o nada paradigmático en la época que trabajó en Spectacular. Aventuras en las que Spider-Man apenas aporta un par de puñetazos, protagonizadas por secundarios que se comportan contrariamente a como debieran, tales como Joe Robertson o May Parker. Sin olvidarnos de sagas tediosas a la par que plagadas de inconguencias, como son la Guerra de Bandas o la a todas luces grotesca batalla contra el tal Tizón (o como me gusta llamarlo: Pufón, jeje el chiste es mío) o un invididuo tan insulso como Skinhead.
En cuanto al bodrio soporífero perpetrado por el siempre tedioso DeMatteis, se trata obviamente de una concatenación de los tics y defectos más acusados de este guionista, una aventura del todo pretenciosa y plomiza, en la que se abusa de los diálogos falsamente profundos y el BLABLABLA en los socorridos textos de apoyo, y que para colmo supone el aparente final -pues otro de los regalos del soberbio Quesada es la vuelta de tan añorado personaje- de un secundario tan querido y básico como el paradigmático Harry Osborn, que tanto juego da amigos, con sus tribulaciones y dilemas intrínsecos, a su vez inherentes a todo ser humano sintiente, así como imperfecto que se precie.
Marvel Team-Up me parece mucho más interesante así como dinámica amigos, sin duda la más válida de las colecciones mencionadas.
-El intelectual-