Pues aunque parezca largo, si se adaptase bien podria durar un par de horas, si se detalla todo más casi hora y media, pero bueno, hay pelis que duran más de eso y se aguantan bien.
Gracias a todos chicos
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X-MEN 5
Capítulo 45Los pilares del templo del Club Fuego Infernal temblaron, el techo, semidestruido, empezó a ser recorrido por fisuras que cada vez eran más profundas y amenazaron con derrumbarse sobre los dos contrincantes.
Ambos se detuvieron un momento. Se miraron el uno al otro, preguntándose si debían continuar, aunque ambos lo deseaban.
El factor de curación de Lobezno estaba cansado, y sus heridas no terminabas de cerrarse del todo y actuaba muy lento. Tenía media cara destrozada y el torso seriamente magullado. Cíclope, por su parte tenía más aberturas en su piel debido a las garras de Logan de las que se atrevía a asegurar. Sangraba mucho y estaba que apenas se mantenía en pie.
Oyeron voces en la parte de arriba. Era Shaw.
SHAW: Nos atacan, prepara el avión de escape, esto va a ser una matanza.
SELENE: ¿Qué hacemos con los dos Hombres X?
SHAW: Si su señor los quiere que sea él el que venga a buscarlos. Busca a la Reina Blanca, nos vamos.
Desaparecieron y todo quedó en silencio. Cíclope se dio cuenta de que los habían dejado solos.
CICLOPE: ¡Eh! Estamos aquí. ¿Qué está pasando ahí fuera?
LOGAN: Qué más da eso.
CICLOPE: Logan, ni siquiera sé porqué luchamos.
LOGAN: ¿Te rindes?
CICLOPE: Yo no he dicho eso.
Se pone en pie, pero sin quitar la mano del costado, que le sangraba a borbotones, y pensó que debía haberle tocado algún órgano.
LOGAN: De acuerdo.
Y desenfundó de nuevo sus garras.
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Hank despertó. Le dolía mucho la cabeza y trató de recordar don de estaba y qué había ocurrido. Estaban en el hangar, Fabián trataba de huir, Magneto había aparecido y lo había detenido, pero de repente fue como si todo hubiera explotado en mil pedazos, se había hecho un vació en el aire como si lo hubieran succionado, y cuando trató de inspirar el aire que encontró le quemó los pulmones.
Ahora podía ver el sol, donde antes había un hangar ahora sólo había escombros de un edificio que se había derrumbado sobre ellos, podía ver el cielo, que ya no era azul, sino que estaba ensangrentado y negro por el humo y las llamas que lamían todo a su alrededor. Oyó gritos fuera, disparos y explosiones.
Buscó a su alrededor, Gambito había podido refugiarse en un hueco entre los escombros y protegía con su cuerpo a Wanda. No veía por ningún lado a Jean y levantó desesperadamente los escombros buscándola. Pero Jean no estaba allí, sino que flotaba sobre los cascotes, envuelta en un aura dorada y carmesí, como si no fuera de este mundo.
HANK: Jean…
JEAN: Hank.
Jean extendió su mano ofreciéndosela, y él la tomó. Era cálida y le dio vida por dentro, las suficientes fuerzas para ponerse en pie.
HANK: ¿Qué te ocurre?
JEAN: Nada, yo soy así.
Pero Jean no solía ser así. Hank estaba un poco asustado y Jean lo percibió. Rebajó sus defensas y dejó de brillar y de levitar.
La mirada de Bestia se desvió de ella cuando una pequeña nave planeó sobre ellos, aterrizando como pudo sobre los escombros. Mercurio saltó de ella raudo y buscó con la mirada a Wanda, la cual estaba siendo ayudada por Gambito a levantarse. Corrió hacia ella y la abrazó.
PIETRO: Te prometo que jamás te abandonaré. Te lo prometo.
WANDA: Hiciste lo que debías. No sé porqué has vuelto.
PIETRO: Nos atacan.
Miró a todos.
PIETRO: Nos atacan.
GAMBITO: Nos hemos dado cuenta.
WANDA: ¿Quién?
PIETRO: Centinelas, cientos.
HANK: Debemos salir de aquí.
PIETRO: ¡No! No podéis iros, os necesitamos aquí. Mi pueblo os necesita.
HANK: Lo que queda de los X-Men somos nosotros. ¿Qué podemos hacer?
KITTY: ¿Y nosotros que somos entonces, Dr. McCoy?
Kitty había aparecido de entre los cascotes, y segundo después hizo lo mismo Coloso reventando una pared.
JEAN: ¡Kitty, Peter!
GAMBITO: ¿Qué hacéis aquí?
COLOSO: Estamos ahí fuera, nos avisaron de que iban a atacar la ciudad.
Una nueva explosión se oyó de lejos.
COLOSO: Katia puede que nos necesiten.
Kitty y Coloso volvieron a desaparecer.
WANDA: ¿Y papá?
HANK: No lo veo. Pero tenemos que irnos, yo tengo que sacar a Jean y a Destino de aquí.
MERCURIO: Nosotros nos quedamos.
WANDA: Sí.
GAMBITO: Yo también me quedo.
HANK: ¿Estás seguro?
GAMBITO:
Oui.HANK: Bien, suerte.
Mercurio, Wanda y Gambito corrieron por el boquete que Coloso había dejado en la pared.
Hank agarró a Jean del brazo y se dirigió a la nave de Mercurio. Pero Jean no se movió. Cuando la miró estaba lívida, temblaba de espasmos y estaba apunto de llorar.
HANK: Jean… qué ocurre.
JEAN: Hank… no puedo seguir… ¡ya viene!.