Ahora que puedo poner un trocito no me demoro más
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X-MEN 5
Capítulo 38Gambito no podía creer que aquellos polis mutantes fueran tan pardillos, pero a lo largo de la noche lo habían demostrado, y con creces.
Aún le costaba entender cómo los había convencido de que lo sacaran de la celda para permitirle echarse una partida de póker con ellos. Seguramente, pensó, se debía a que mientras observaba como jugaban los guardias de turno había empezado a burlarse de ellos diciendo que no sabían jugar y que parecía un juego de niños porque se jugaban unas fichas imaginarias. Así que habían decidido irritados para ver si él podía hacerlo mejor, y decidieron apostar dinero. Sencillamente, Gambito los estaba barriendo. Los polis parecían nerviosos, y como perdieran una vez más, Remy sabía que se iban a cabrear y lo devolverían a la celda después de darle una paliza. Pero el cajún ya tenía dos posibles planes de escape en mente.
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Hank y Jean podían oír como los perseguían por todo el edificio. Bestia tiraba lo más rápido posible del brazo de Jean, pero sabía que no le podía pedir que corriera más, estaba embarazada de ocho meses y tenía la sensación de que en un macabro giro por el pasillo el niño se le iba a caer literalmente siguiendo la gravedad.
Pero la verdad es que Hank estaba contrariado. Había hecho cientos de informes sobre los Acólitos de Magneto, y sabía que si querían atraparos lo harían, de hecho, ya debían haberlo hecho.
Algo atraía la atención de toda la seguridad de la ciudad, y no se atrevía bien a asegurar que era.
JEAN: Hank… Hank, para. Por favor. No puedo más.
HANK: Jean, si no nos movemos nos encontraran.
JEAN: Yo no les dejo. Además, no nos buscan a nosotros.
HANK: ¿Qué?
Jean se sienta en una balaustrada, agotada.
JEAN: Hank, tengo la sensación de que alguien ya se nos ha adelantado.
HANK: Espero que no sea quien nosotros tememos.
JEAN: Sea quien sea, no nos interesa que se la lleven.
Hace un esfuerzo por levantarse y siguen adelante, pero algo los frena. Una bocanada de viento que dura un segundo y que por poco los derriba.
HANK: ¿Qué demonios…?
JEAN: He captado un pensamiento fugaz. No. Dos.
HANK: Yo dos olores.
JEAN: Creo que uno de los dos era de la mujer que buscamos.
HANK: Ya sabemos que se la han llevado. Debemos retroceder y encontrarlos antes de que salgan del edificio.
Retroceden recorriendo sus propios pasos por el pasillo por el que habían venido.
JEAN: Quien la llevaba es muy rápido, no lo alcanzaremos…
Jean se queda muda y se frena.
HANK: ¿Qué ocurre?
Jean mira al frente. El pasillo por el que habían venido está cortado por una pared.
HANK: ¡Es imposible! ¡Hemos venido de ahí! Un momento… ya sé quien nos cierra el camino.
Jean lo interroga con la mirada.
HANK: La Bruja. La Bruja Escarlata.
JEAN: ¿La hija de Magneto? ¿Por qué querrían llevársela?
HANK: Hmm…
JEAN: ¿Qué, Hank?
HANK: Los Maximoff trabajan desde hace un año para el gobierno.
JEAN: ¿Qué?
HANK: Cuando metieron a Erik en prisión, el gobierno convirtió a los gemelos en testigos protegidos. Pero tras la escapada de Magneto él los reclamó a su lado, y el gobierno decidió que era una buena oportunidad para vigilarlo desde dentro y…
A Hank no le dio tiempo a terminar la frase, una explosión a unos metros de ellos les hizo retroceder. Una puerta había explotado y salía un espeso humo negro. Dentro se oían gemidos de dolor y golpes.
Se acercaron deprisa a ver que ocurría y se sorprendieron al ver a Gambito luchando contra cuatro guardias armados, a los que desarmó de un golpe y aturdió de otro igual de certero.
JEAN: ¡Remy!
GAMBITO: Mon Die. Mes amis.
HANK: Gambito ¿Qué estas haciendo aquí?
GAMBITO: No tengo donde dormir, ni qué comer. Y pensé que una temporadita en la cárcel gratis no estaría mal. Así que llevé a cabo un intento de atraco fallido.
HANK: Y te salió bien al parecer.
JEAN: Remy, tienes que ayudarnos. Hemos venido a buscar a Destino y se nos han adelantado, si somos tres tendremos más posibilidades.
GAMBITO: Bueno, no puedo resistirme a los encantos de una mujer, y menos si se trata de robar algo que nos han robado, habéis acudido a la persona indicada, el rey de los ladrones.