Hola, perdonad porque hoy no he podido postear el trozo de hoy, pero aqui esta por fin. Hoy como cada día un nuevo capitulo de vuestros mutantes favoritos:
Hoy acción!!
X-MEN 5
Capitulo 5
A Pícara le repugnaba aquel lugar. Las paredes estaban mohosas, el agua por la que caminaba tenía un sospechoso olor y arrastraba todo tipo de desperdicios. Para colmo vio pasar una rata enorme y no pudo evitar agarrarse al brazo de Coloso, que iba ya convertido en acero. Al darse cuenta de su impulso lo soltó temerosa, aunque sabía que no tenía nada que temer si llevaba sus guantes.
Peter encabezaba la avanzadilla a través de las alcantarillas, Pícara a su lado, Hombre de Hielo detrás, Gatasombra lo seguía de cerca, junto a ella Júbilo, que destacaba por la chaquetilla amarilla que se había puesto sobre el uniforme, pese a las advertencias de Cíclope de que aquello iba a llamar la atención de sus enemigos. Cerraba la retaguardia Gambito, que, todo hay que decirlo, estaba allí en contra de su voluntad. Jugueteaba con sus cartas y hacía caso omiso a las órdenes de Bobby. A Pícara le divertía y le atraía esa actitud desafiante del cajún.
Sin previo aviso, un ser deforme, presumiblemente un ani-mutante con los rasgos de un lagarto les saltó en el camino y trató de evitar que avanzasen, pero sin mediar palabra, Coloso le propinó un golpe certero y lo noqueó en el suelo. Continuaron como si nada.
Llegaron a las coordenadas, delante de ellos se levantaba una puerta de acero, tras de ella se oían voces. Gambito colocó una carta en la ranura de la puerta e invitó a los demás a apartarse. La carta explotó y donde estaba la puerta sólo quedó un agujero por el que vieron la gran sala donde se confinaban los morlocks. Todos volvieron la cabeza hacia la puerta, Gambito hizo un saludo con la cabeza y se lanzó al ataque, para desesperación de Bobby, que trataba de organizarlo todo.
BOBBY: ¡Yo estoy al mando maldita sea! Coloso, a por esos mastodontes de ahí. Júbilo, a por esos ani-mutantes. Pícara, controla a esos que se dispersan. Gambito, tú a mi lado, cobertura a los demás. Gatasombra, llega hasta su polvorín e inhabilita las bombas. Misión: detener a un grupo terrorista de Morlocks listos para cometer atentados, preferiblemente sin muertos. ¡Vamos chicos!
Todos se dedicaron a lo suyo. Mientras Pícara aprovechaba su poder de absorción momentáneo para devolver a sus enemigos sus propios ataques, Coloso ya había arrasado media sala con sus puños. Júbilo lanzaba sus “fuegos artificiales”, glóbulos de energía que estallaban, a diestro y siniestro, eran tan rápidos como ella quería y se enorgullecía de saber que día a día iba tomando más poder sobre ellos. Bobby iba de allí para acá con su tobogán helado, echando una mano a los que lo necesitaban y quitándose de encima a los morlocks que se enganchaban a su transporte. Entre tanto Gatasombra había llegado a la sala donde guardaban las bombas atravesando las paredes y a cualquiera que se encontrara, creándoles una incipiente necesidad de vomitar. Las bombas le parecieron de lo más casera, habituada ella a las últimas tecnologías, le bastó meter ambas manos en ellas para que empezaran a echar humo y se desactivaran. No le dio tiempo a sacarlas usando todo empezó a desintegrarse a su alrededor.
Las bombas desaparecieron, como las paredes y las alcantarillas. El morlock que Coloso tenía en sus manos se le escapó desintegrándose antes de que pudiera siquiera pegarle.
La Sala del Peligro se descubrió ante ellos. Aún les inquietaban las reproducciones holográficas contra las que luchaban, pero aún más les inquietó la voz de Cíclope, que surgió de la nada.
CICLOPE: Muy bien chicos, lo habéis conseguido en un tiempo record. Podéis cambiaros.
JUBILO: Buen trabajo, Bobby.
BOBBY: Gracias, vosotros también habéis estado bien. Y… Gambito, la próxima vez, cíñete a mis órdenes.
GAMBITO: ¿Y qué he hecho si no, mon ami?
BOBBY: De haber sido verdad habrías matado a tres mutantes.
GAMBITO: No te estreses tanto, mi joven líder, c’est la vie.
Echó un brazo sobre Pícara mientras le susurraba algo en francés al oído intentando seducirla y salio de la sala. Bobby se quedó allí plantado. Scott se le acercó por detrás y dio una palmada en sus espaldas.
CICLOPE: Siempre hay una oveja negra en todos los equipos.
BOBBY: ¿Peor que Gambito, jefe?
CICLOPE: No te quejes, en el mío está Lobezno.
BOBBY: ¿Y que ese tío intente ligarse a tu novia?
CICLOPE: Sí (suspiró), te lo dan con el puesto.