Yo ahora no me deshago de ninguno de mis comics, ni loco. De hecho, el otro día vino mi prima de 10 años y vió en la estantería un comic de Shin-chan (que compré por dos motivos: el primero, que valía 1€, y el segundo que al ser de lomo y grande, servía de pared entre otros comics más frágiles...), me pidió que se lo dejarse y le dije que no, que se miraba pero no se tocaba. Casi, casi me dió pena la carita que puso. Casi. Por suerte soy un tío duro...
¿Por donde iba? Ah, si... los comics. Pues el caso es que, de crío (y hasta los 15-16 años), como la paga no me alcanzaba, más de una vez tuve que vender comics a precios de risa para poder comprarme nuevos y seguir leyendo... me he arrepentido mil veces, pero claro... era la única forma de leer todo lo que quería. Por suerte, entre los que se compraban mi tío y mi primo (y que, por supuesto, me leía) y los que leía en la misma librería, se reducía la cantidad de comics que tenía que comprar...
Es dura, la infancia de los frikis...
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