Universo Marvel 3.0


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Autor Tema: Marvel Limited Edition 29. El misterio de Rom, el caballero que se extra limita  (Leído 81426 veces)

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Conectado Querubo

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Pues a mi me mola saber con "poca" antelación lo que va a sacar SD. Le da algo de vidilla al plan anual de Panini,que desde diciembre (casi) sabes que saldrá mes a mes hasta el otro diciembre.
Tú que eres rico y no tienes que ahorrar como el resto de los mortales... }:)

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Acabo de llegar del FNAC con un Rom Omnibus MLE bajo el brazo.

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y digo yo , esto de MLE , Marvel exclusive SD y otras sorpresas varias , que van por camino diferente al de la editorial madre Panini , no es marear al comprador ? , no sería mejor unificar todas las novedades Marvel el día que saquen las novedades del mes que corresponda , me pueden decir lo que quieran y con razón empresarial , pero yo como comprador lo que sé es que la licencia de Marvel en españa es de Panini y mi lógica me dice que es ésta la que debería decirme todas las novedades del mes correspondiente , el hecho de que vayan por vías y fechas diferentes me hacen desconocer novedades , el dinero es escaso y en la tienda hay demasiadas novedades

No termino de entender tu comentario.

Las novedades Marvel están distribuidas a lo largo de todo el mes. Se hace un reparto organizado de las novedades que lleva años siendo igual -y que, por cierto, cambiará en mayo- en el cual se distribuyen las grapas la primera semana, los tomos de tapa blanda la segunda, y los tomos de tapa dura la tercera y cuarta semana de cada mes, siempre en jueves.

La primera semana de cada mes, desde hace muchos años, se publica online un boletín con todas las novedades previstas ese mes y con sus fechas de distribución. En la web de Panini tienes todas las fechas, incluyendo todos los cambios cuando los hay. En la web de SD tienes siempre todas las novedades de la semana en curso y la siguiente.

Yo creo que el comprador tiene información más que suficiente para saber qué se va a poner a la venta. Cuanto más lejos está esa fecha del presente, obviamente hay menos certidumbre acerca del día en que un producto se va a poder comprar; aquí anunciamos las novedades con 3 meses de antelación, incluso antes de que entren en imprenta, por lo que tiempo para pensar si algo interesa hay.

Creo que hay mucha información, aunque ocasionamente algo pueda faltar.

¿Qué más información necesitas? Si es posible, yo te la doy.

estaba un poco espeso y no transmití bien lo que quería expresar , mi deseo es que un día lea las novedades de Marvel , cómo las que van a anunciar esta semana , con todas las novedades de Marvel , y no tener que estar utilizando trucos que todos sabemos en la web de SD para conocer próximos títulos de Marvel , y sí ya sé que SD no es Panini , pero la licencia de Marvel la tiene Panini y yo como comprador espero de Panini cuando anuncie novedades las anuncie todas , debo de ser un bicho raro por pedir esto , debe ser que tengo un TOC de planificación , pero reconocerme que SD con su línea MLE y su línea Marvel exclusiva SD tiene una política de anuncios muy diferente a la de Panini

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Acabo de llegar del FNAC con un Rom Omnibus MLE bajo el brazo.

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Eres un flojo... A este paso cae hasta Xabier.... menos mal que estoy yo para mantener el pabellón bien alto  :contrato:

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Ya somos dos. Resistiremos a Rom y SD  :lol:

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Desconectado El Puto Killpower

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Gracias al buscador, he ido al mensaje original de Kaulso de hace unos pocos meses, he topado con el de articulo de oskarosa en Excelsior y tengo que decir que gracias a los dos y a Hipe/Ultimate_rondador (estaréis contentos) estoy bastante más cerca de pillar al menos el primer MLE TPB que de no hacerlo.  :birra:

https://excelsior.universomarvel.com/articulos/articulo139.html

¿Yo qué?

Desconectado Dahaka

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Desconectado Dahaka

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Pues a mi me mola saber con "poca" antelación lo que va a sacar SD. Le da algo de vidilla al plan anual de Panini,que desde diciembre (casi) sabes que saldrá mes a mes hasta el otro diciembre.
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O que no participa en los juegos del hambre comiqueros que organiza SD cada cierto tiempo.
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Acabo de llegar del FNAC con un Rom Omnibus MLE bajo el brazo.

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Por ah´, en un esquina hay un fan de ROM llorando que estaba esperando a cobrar marzo para pillarlo.

Quedaban muchos ROMs en ese FNAC?

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Rom: Marvel Omnibus: La Etapa Marvel Original 1 (1979-1982)




Reseña en la web de Universo marvel:
https://www.universomarvel.com/resenas-rom-la-etapa-mavel-original-omnibus-1-1979-1982/


Afirmar que Rom es una de las colecciones más esperadas por el aficionado marvelita desde décadas no creo que sea ninguna exageración. Seguro que la imposibilidad de editar la obra a causa de los derechos del personaje, ajenos a Marvel, ha ayudado a engrandar el mito, pero la demanda de la colección a alta escala ha sido innegable. Ahora, tras décadas de deseos frustrados, la reedición de Rom es una realidad gracias al acuerdo alcanzado entre Marvel y Hasbro, propietaria de los derechos de comercialización del robot.

Antes de entrar en materia, pongámonos en situación. Fue a finales de los años setenta, cuando la conocida compañía de juguetes Parker Brothers lanzó al mercado un robot articulado y con componentes electrónicos. El juguete fue un fracaso comercial, pero sorprendentemente llamó la atención de uno de los guionistas que en aquellos tiempos trabajaba más activamente en Marvel, Bill Mantlo, que vio en aquel poco agraciado juguete el germen para una nueva serie de aventuras. La propuesta interesó a una Marvel a la que las licencias ya hacía tiempo que significaban una importante fuente de ingresos. Conan pasa por ser la primera y más famosa, pero en los últimos años habían proliferado otras de temática variada, y aquí es dónde hay que fijarse en dos de ellas. Por un lado, está el exitazo que supuso la colección dedicada a Star Wars, que a buen seguro influyó en la aceptación de abrir un nuevo título de temática galáctica. Por otro lado, Bill Mantlo, en realidad, ya tenía experiencia en la adaptación gráfica de juguetes, porque unos meses antes había emprendido la escritura de otra serie que precisamente narraba las aventuras de otra línea de juguetes, los Micronautas.
Tanto en Micronautas como en Rom, Mantlo partió de un fundamento exiguo, unos diseños de figuras sin ninguna historia detrás. Nada que ver con Star Wars que ya disponía de un universo consolidado y unos personajes totalmente definidos. Por otro lado, al menos Micronautas era una línea de juguetes muy extensa, con decenas de figuras, vehículos y bases que ya daban para imaginar algún tipo de argumento base, pero en la caja de Rom tan sólo venía la figura del robot, más tres armas o artilugios adaptables a sus manos. De modo que Mantlo tuvo que partir prácticamente de la nada, de un fracasado diseño, sin ninguna otra referencia, alrededor del cual edificar un pasado y un presente inventados.

Así nace Rom, una colección que se alargará hasta los 75 números, más cuatro anuales, justo hasta la fecha de expiración del contrato con la licencia. Una colección, lo mismo que Micronautas, que desde entonces no ha podido volver a gozar de ningún tipo de reedición por la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Hasbro, actual propietaria de la licencia. Hasta ahora, cuando finalmente el acuerdo ha hecho posible la reedición de Rom en tres tomos, de los cuales éste es el primero.

Rom, a diferencia de otras colecciones de licencias, está totalmente integrada en el Universo Marvel, de modo que por sus páginas será habitual encontrarnos con superhéroes y supervillanos bien conocidos por los lectores. No en vano, lo único cuyos derechos que no pertenecen a Marvel es el propio protagonista. Todo el entorno y personajes secundarios creados por Bill Mantlo son propiedad de Marvel.
El dibujante que acompaña a Mantlo no es otro que Sal Buscema. El hermano de Big John, que no necesita entintador porque él mismo se lo hace todo, realiza un trabajazo, uno de los mejores de su carrera. De este modo, Rom disfruta del mismo equipo creativo que venía ocupándose de Hulk en una larguísima y genial etapa.
El talento de Buscema logra que un feo juguete se erija en un imponente caballero galáctico. Un cíborg, tal como lo concibe Mantlo, llegado a la Tierra desde un lejano mundo llamado Galador para librar a nuestro mundo de una insospechada amenaza. Los espectros espaciales son una raza de seres metamorfos capaces de camuflarse como seres humanos sin que seamos capaces de distinguirlos de cualquiera de nosotros. Rom viene a ser el azote de los espectros, el único capaz de identificarlos y ponerlos a buen recaudo, y aquí es donde entran los utensilios que acompañan al juguete. Mantlo imagina a uno de ellos como un analizador de energía, un dispositivo capaz de descubrir la verdadera forma de los espectros espaciales, pero sólo a ojos del propio Rom. El otro utensilio consiste en un neutralizador, el arma que destierra para siempre a los espectros a la dimensión del Limbo, sin privarles de la vida como mandan los principios pacifistas de los galadorianos. El tercer aparatejo no es más que un traductor intergaláctico que le permite comunicarse en cualquier lenguaje del Universo. Pero claro, a Rom le faltan manos para cargar con tanto trasto, de modo que los tres dispositivos residen en el subespacio. Nuestro protagonista no tiene más que invocarlos en caso de requerimiento, para luego devolverlos a su lugar de origen.

Por supuesto, todo nuevo personaje necesita un relato de origen que argumente su razón de existir, y Rom no es ninguna excepción. Como digo, Bill Mantlo decide convertir al juguetito en un cíborg, de modo que el supuesto robot es, en realidad, una armadura orgánicamente implantada a un ser humano. Algo parecido a lo que años más tarde sería RoboCop, el exitoso cíborg cinematográfico para quien Rom perfectamente podría haber servido de inspiración.
Rom era un humano perteneciente a una civilización que vivía pacíficamente en el planeta Galador, hasta que otra raza asesina, los espectros espaciales, causaron una sangría en una de sus flotas. Los galadorianos clamaron venganza, y para ello pusieron todos sus esfuerzos en construir un ejército de hombres biológicamente injertados en poderosas armaduras. Unos hombres que debían renunciar a su humanidad en pro de salvar al Universo de la nueva amenaza. Uno de ellos, Rom, fue el primero en alistarse siendo el ejemplo a seguir para cientos de voluntarios. Habían nacido los Caballeros del Espacio, heroicos caballeros acorazados capaces de viajar a través de galaxias enteras. Cada uno de los Caballeros del Espacio cuenta con diseño y armas únicos, así como con un destino también distinto al del resto de la armada. Por supuesto, la Tierra es el planeta al que el rastro de los espectros atrae al campeón y más valeroso de los Caballeros.

En lo que se refiere a los espectros espaciales, son, como digo, una raza alienígena con capacidad para adoptar cualquier forma. Condición, ésta, que rápidamente nos trae a la memoria a otra raza alienígena del Universo Marvel, los skrull. Sin embargo, Mantlo va más allá introduciendo a los espectros en cualquier estrato social o institucional desde décadas atrás. Cualquier hijo de vecino podría ser un espectro sin que nunca hayamos podido tener la menor sombra de sospecha al respecto. No es que sea un recurso de guion especialmente novedoso, pero en el contexto de la historia creo que es uno de los aspectos que la hacen más interesante.
Los espectros son, en su forma auténtica, aparentemente todos iguales, siendo su camuflaje en forma humana la única forma de distinguirlos. Los espectros también cuentan con una criatura a la que invocar contra sus enemigos en la figura de Ala Mortal, una escalofriante sombra con forma de pterosaurio gigante que envuelve de gélida oscuridad todo lo que toca.
Otro de los factores que hacen más atractiva la colección es la forma cómo Rom se deshace de los espectros. Al enviar al Limbo, con su neutralizador, a los humanos previamente identificados como espectros, el resto de los mortales lo único que ven es desintegrarse a personas a las que conocían de siempre, cosa que convierte a Rom en el peor asesino a ojos de todo el mundo.

La historia de base no es nueva. Un individuo recala en un lugar que desconoce y en el que tan sólo recibe desconfianza por parte de sus habitantes. Un planteamiento inicial que nos recuerda fácilmente al de Hulk, pero también al de Estela Plateada en el sentido de hombre que ha perdido su humanidad y ha tenido que renunciar a su mundo y a sus seres queridos. En definitiva, una fórmula muy marveliana. La principal diferencia estaría en el propósito del personaje, consagrado a una misión y a una amenaza muy concreta.
Tampoco falta, desde luego, el clásico elenco de personajes de apoyo. Brandy Clark sería la Rick Jones de la historia, la única persona que cree en Rom casi desde un primer momento y que significa el refugio de confianza de Rom entre los terrestres. Luego está el novio de la propia Brandy, Steve Jackson, que también termina por verificar como cierta la historia del Caballero del Espacio. Uno de los objetivos del personaje parece el de ser la tercera pieza del infaltable triángulo amoroso ante el creciente acercamiento entre Rom y Brandy. Sin embargo, Steve no es en absoluto un personaje antipático a ojos de los lectores, ni siquiera a ojos de Rom. El joven, además de exhibir su incuestionable valor, sigue admirando al cíborg y creyendo en él incluso a pesar de advertirlo como rival en la disputa del corazón de Brandy.

Juntando todos estos ingredientes, el resultado es una serie de ciencia ficción y aventuras de corte superheroico, pero también con buenas dosis de intriga y hasta incursiones en el género del terror. Es Marvel a la antigua usanza, un guion que evita complicaciones, que se vale de algunos tópicos y que no puede evitar cierto tono inocente al estilo de las viejas series de ciencia ficción de los setenta o incluso una posible influencia de los relatos pulp. Pero una colección que ostenta una virtud que sobrepasa en mucho cualquier otro factor, que es tremendamente entretenida. Amén del genial dibujo de Sal Buscema, claro.

El primer número de la colección es un número de presentación, de origen. Nuestro protagonista impacta en la Tierra cual meteorito, concretamente en los aledaños del insignificante pueblo de Clairton, en Virginia Occidental. La joven Brandy Clark está a punto de estrellarse con nuestro protagonista, un cíborg procedente de las estrellas cuyo escenario de actuación se limitará a poco más que este pequeño rincón de nuestro mundo... de momento. Porque tiempo habrá para que la colección incursione en el género que por naturaleza correspondería a lo que no deja de ser un viajero intergaláctico, el cósmico. Un fantástico episodio que automáticamente nos deja con ganas de saber cómo sigue la historia, y que abre un hilo de continuidad que será el eje por el que transcurrirá la colección. Y es que trata de una colección poco episódica en sí, lo cual no significa que no pueda estar fraccionada en pequeñas tramas de corto alcance.
De este modo, van pasando por estas páginas diferentes amenazas siempre con los espectros espaciales de telón de fondo. El primero de ellos, un ratero de tres al cuarto con poco cerebro, llamado Archie Stryker, a quien los espectros convencen para que vista una armadura con la que enfrentarse a Rom. Una armadura de otro Caballero del Espacio, Firefall, ahora en manos de los espectros. A continuación, van desfilando otras criaturas al servicio de la raza asesina como son los Perros Infernales de la Nebulosa Oscura, los Espinoides o el mencionado Ala Mortal, además de otras sin relación alguna, caso de la Casa de las Sombras, una morada viviente que Mantlo recupera de los primerísimos tiempos del Doctor Extraño. Un relato, éste, que encajaría muy bien entre aquellos cortos de ciencia ficción y misterio de los primeros sesenta.
Números, en definitiva, de acción trepidante, gracias a las buenas artes del pequeño de los Buscema, que complementan el hilo central, mientras vamos conociendo más detalles del pasado de nuestro protagonista. De este modo, surge el recuerdo de Ray-Na, el amor al que Rom tuvo que renunciar, en un caso de evidente paralelismo con la historia de Shalla-Bal y Norrin Radd.
También, otros personajes complementarios de corto recorrido se unen a la fiesta, caso del forense Silas Lane o de la reportera As O'Connor, que también descubren la existencia de los espectros, así como el también periodista Mack Killburn, que sigue la estela de As. Personajes funcionales que le sirven a Mantlo para abrir pequeños frentes argumentales de baja trascendencia, pero que también ayudan a crear intriga.

Quizás más pueril es el episodio que enfrenta a Rom con Serpentino, más que nada por lo absurdo de la lucha en la que se ven envueltos. Serpentino es el último de los saurianos, una especie de reptiles mutados a seres inteligentes que ya fueron presentados en la ya cancelada serie de Ms. Marvel.

La confirmación de que la colección es una más del Universo Marvel de pleno derecho surge cuando Mantlo empieza a traerse personajes invitados de aquí y allá, empezando por una de sus creaciones, Sota de Corazones. Un clásico episodio en que el invitado intenta frenar al protagonista ignorante de su verdadera realidad. Un episodio que da paso a una historia que bien podría pertenecer a la etapa de Mantlo-Buscema en Hulk. Una historia de piratas en la que Rom desarticula los planes del Saqueador, villano bien conocido de las páginas de Ka-Zar.
El siguiente de la lista es el Pensador Loco, a quien se le ocurre que podría controlar a Rom para sus siniestros fines. Mientras tanto, los espectros siguen a lo suyo, y es que no han desaparecido de escena, precisamente. Su nuevo y siniestro plan consiste en que uno de ellos tome la forma de Steve Jackson. Un falso Steve que no tarda en pedir matrimonio a una Brandy ignorante de que en realidad su amado está retenido por los espectros.

El episodio de la celebración matrimonial podríamos decir que abre un nuevo tramo de la colección marcado por los golpes de efecto. Ideas muy bien puestas por un Bill Mantlo en su salsa que acrecientan el interés por todo lo que ocurre. Tramas imperfectas dónde prima la idea básica por encima de la verosimilitud de lo que ocurre. Es la sencillez hecha arte, es Marvel en esencia.
El episodio de la boda en cuestión puede ser algo peliculero, pero es emocionante, y nos deja una nueva realidad para nuestro cíborg: ahora las buenas gentes del entorno de Brandy y Steve saben la verdad respecto a los espectros. Rom tiene así nuevos aliados que lo ayudarán a mantenerse oculto. El episodio, además, pone más leña al fuego del triángulo amoroso Rom-Brandy-Steve, una subtrama romántica un tanto tópica que va a seguir inalterable en los siguientes números.

Tras la batalla de Rom contra un Centinela Espectral, un sintezoide al servicio de los espectros que había sido abandonado en una base secreta, damos paso a otra de las tramas más potentes, la de Híbrido, un ser nacido de un espectro y una humana. Lo más interesante está en el padre de la criatura, porque Mantlo por primera vez revela que los espectros también pueden llegar a poseer humanidad y manifestar sentimientos como el amor. No es el caso de Híbrido, su hijo y villano de la historia, que se sitúa en el lado más oscuro de la psique espectral. Un arco argumental que incorpora a la Patrulla-X como héroes invitados y que vienen a protagonizar la clásica batalla por malentendido contra nuestro protagonista. Por cierto, Chris Claremont y Mary Jo Duffy echan aquí una mano a Bill Mantlo en los argumentos.

El episodio desemboca en otra brillante idea de Bill Mantlo, cuando Rom queda atrapado accidentalmente en el Limbo, lugar de destierro de los espectros. Por supuesto, Rom se ve frente a frente con los espectros a los que su propio neutralizador ha ido encarcelando en esta extraña dimensión paralela, pero en esta ocasión hay que desviar la mirada hacia otros dos residentes en el limbo. Por una parte, está el Fantasma del Espacio, el clásico villano, que vive atrapado en esta realidad y que ve en la llegada de Rom una oportunidad de escapar. El otro personaje es Karas, el galadoriano amigo de Rom que fue el portador de la armadura Firefall, de quien, aprovechando la coyuntura, conocemos su particular crónica tras ser capturado por los espectros. El caso es que Mantlo y Buscema se montan una irresistible y colorida historia, terminando en una enigmática escena que pone más presión a Rom de cara a su posible regreso a Galador.

La presentación de Mentus, una especie de cíborg siniestro, añade otro elemento más de intriga de cara a lo que está por venir, pero el nuevo viraje argumental de Mantlo consiste en la incorporación de un nuevo personaje secundario. Se trata de Torpedo, un superhéroe de segunda presentado en Daredevil, que incluso fue premiado con un par de números dentro de la cabecera Marvel Premiere. Un personaje sin apenas relevancia a quien Bill Mantlo proporciona un nuevo hogar en las páginas de Rom. Otra inteligente jugada del guionista, que se las ingenia para adaptar la historia propia y el origen del traje de Torpedo a la amenaza de los espectros espaciales. Brock Jones se desplaza junto a su mujer Lorraine y sus tres hijos a la localidad de Clairton huyendo de los Rocketeers, una organización criminal que quieren apoderarse de su poderoso uniforme. Lo que no sabía es que los Rocketeers no son otra cosa que espectros espaciales bajo apariencia humana y que el traje de Torpedo es una letal arma de origen espectral concebida para aniquilar a Rom. Ahora, Clairton dispone de un nuevo protector frente a la amenaza de los espectros, lo que deja vía libre a Rom para acudir a su Galador natal.
A todo esto, la entrada de Torpedo coincide con una pequeña alteración en el equipo creativo, y es que Joe Sinnott entra como entintador estable, potenciando todavía más la excelencia de los trazos de Sal Buscema.


Rom entra en terreno cósmico.

El esperado retorno de Rom a Galador no se puede decir que nos venga de sorpresa, porque Mantlo y Buscema ya venían preparando el terreno, concretamente desde el número 13 de la colección. Y es que ese número había significado el estreno de una serie de relatos de complemento titulados la "Saga de los Caballeros del Espacio". Complementos que, por supuesto, quedan incluidos en el presente tomo en el correspondiente comic-book en el que fueron publicados originalmente. Con buen criterio porque, aun relatando episodios del pasado, se trata de historias que afectan a la línea argumental del presente y que es mejor leer al mismo ritmo de publicación original.
De forma similar a los míticos relatos de Asgard, la Saga de los Caballeros del Espacio es una crónica del pasado de Rom en su planeta de origen. Sin embargo, Mantlo prefiere no iniciar esta serie de complementos en el pasado remoto. Lejos de relatarnos la existencia de Rom desde su niñez, el guionista decide ir al grano, a lo que realmente le interesa en su desarrollo global de la obra, de modo que nos encontramos no sólo con los Caballeros del Espacio ya formados, sino que el tiempo en que se sitúa el escenario inicial ocurre tras la invasión de las fuerzas espectrales y posterior neutralización por parte del ejército de cíborgs galadorianos. Es, pues, un momento de alivio y celebración que al instante recibe un jarro de agua fría por parte del Primer Director, el gobernante supremo de los galadorianos. Los espectros espaciales se están rearmando en diferentes rincones del Universo, por lo que la guerra sigue en pie y los Caballeros del Espacio no podrán recuperar su humanidad tal como se les había prometido.
Dicho y hecho, Rom parte rumbo a las estrellas acompañado por otros dos Caballeros del Espacio. Se trata de la cíborg Starshine y de Terminator, un siniestro Caballero sin apenas escrúpulos que opta por matar a los espectros en lugar de desterrarlos al Limbo. Obviamente, nada que ver con el cíborg cinematográfico de igual nombre, por la sencilla razón de que el Terminator de Mantlo y Buscema es tres años anterior.
En los diferentes episodios de esta saga de complementos, vemos pasar por delante de nuestros ojos diferentes sucesos como son la muerte de Ray-Na, amada de Rom, o el juicio a Terminator por haber matado a un inocente en el transcurso de una batalla. Un juicio que saca a relucir el pasado traumático de este oscuro Caballero del Espacio. El secuestro de Terminator por parte de Mentus es el punto de enlace con la serie madre al que quería llegar Mantlo. Privado de su voluntad, Terminator roba la cápsula criogenizada de Rom, la otra mitad de su ser que permitiría a nuestro héroe metálico recuperar su humanidad en un futuro. Y a esperar acontecimientos en la línea argumental que narra el presente.

Volviendo precisamente a ese presente, Rom busca la forma de viajar a Galador y luego poder regresar de vuelta a la Tierra en un espacio de tiempo, digamos, parejo a la cadencia de tiempo marvelita. Ya sabéis, algo que nos tenemos que creer por el bien de la continuidad en presente del Universo Marvel. Nada nuevo en el UM, vamos. Para ello, necesita contactar con los Cuatro Fantásticos, pero en su camino se topa con un par de conocidos héroes de alquiler. Nos encontramos ante el primer crossover de la colección, efectivamente con el título de Power Man y Puño de Hierro. Seguramente la línea argumental más floja del tomo, aunque la parte gráfica del episodio correspondiente a Power Man & Iron Fist seguramente tiene buena parte de culpa. Una historia con cierto deje cómico que creo que no casa con el tono de la colección del Caballero del Espacio. El caso es que, tras el infaltable encontronazo por malentendido, los Héroes de Alquiler ayudan a Rom a contactar con Reed Richards, que proporciona a nuestro protagonista una nave skrull que tenían por ahí con la que cruzar el cosmos en un abrir y cerrar de ojos. Una nave que sirve de excusa para el siguiente episodio, el primero de la colección que se engloba plenamente en el género cósmico.
El invitado es ahora Nova. El cohete humano, ya huérfano de serie propia, se cruza en el camino de un Rom perdido y sin rumbo intentando pilotar su nave skrull. Nova forma parte de la flota de defensa de Xandar, el mundo donde reside el supergrupo que nació en el ocaso de su colección, los Campeones de Xandar. De modo que nos encontramos ante una línea argumental que retoma el hilo de la serie de Nova y su posterior colofón en los Cuatro Fantásticos.
Tras las atropelladas presentaciones, Nova y su colega Fuente de Poder presentan a Rom a la Reina Adora de Xandar, pero un inesperado ataque skrull los pilla a todos por sorpresa. Rom se une a los xandarianos en la defensa de su mundo de la invasión skrull incitada por el traidor Cabeza de Diamante y en la liberación del resto de integrantes de los Campeones de Xandar, Cometa, Protector y Centurión. Montones de adrenalina cósmica en un estupendo episodio para el lucimiento de Buscema y Sinnott. Un episodio que, además, significa un punto y aparte en la trayectoria de Nova en el Universo Marvel.

Llegamos así al número 25 de la colección. Un número que celebra el regreso a Galador con doble ración de Rom... por partida doble. Primero, por incluir un episodio extra, en esta ocasión guionizado por Steven Grant y dibujado por Greg Laroque. Una tierna historia, situada en el pasado reciente, sobre un espectro que ha abrazado la humanidad formando una familia con una terrestre, y cómo finalmente debe enfrentarse a sus congéneres espectrales. Una historia que no pasa de correcta y tampoco nos cuenta nada especialmente nuevo tras lo vivido en la saga de Híbrido. También se nota que el tono de la historia dista de ser el de Mantlo y Buscema, tanto en la prosa como en la narrativa.

Pero vamos a lo interesante, la historia principal, la que relata la llegada de Rom a su añorado planeta natal. Nos encontramos ante el episodio en el que, definitivamente, la crónica en presente se da la mano con los ya finiquitados complementos de la Saga de los Caballeros del Espacio.
Galador, junto a toda la Galaxia Dorada, han sido desplazados de su ubicación original en el cosmos. Rom aterriza en una Galador en la que reside una copia de sí mismo, un segundo Rom que no es otro que su antiguo colega Terminator, ahora bajo el influjo de Mentus. El tirano injertó la mitad criogenizada de la humanidad de Rom en Terminator creando así una imagen especular del mismo Rom. El propio Mentus también lleva sorpresa incluida, puesto que el villano resulta ser una creación involuntaria del Primer Director. Es la parte malvada de su personalidad que decidió separarse como cuerpo independiente y ahora planea desplazar a Galador a la Nebulosa Oscura, área del cosmos en la que flota el mundo de los espectros espaciales.
La cuestión es que ahora son dos Rom los que se pasean por estas páginas, circunstancia cuanto menos insólita que Mantlo se encarga de solventar en apenas un episodio más.

Es momento para otro de los arcos argumentales estelares de la colección, porque el siguiente en aterrizar en Galador no es otro que el mismísimo Galactus, que recala en el planeta de Rom guiado por su heraldo Terrax. Entramos así en otra de esas odiseas cósmicas protagonizadas por el insaciable devorador de mundos, que Mantlo y Buscema saben alzar al nivel otras grandes citas del poderoso gigante. Desde la forma cómo Rom logra atraer la atención de Galactus para alejarlo de Galador, hasta la proposición que le hace a cambio de librar al planeta de sus fauces, todo son ideas muy bien planteadas. Pero la segunda parte de la saga es todavía más espectacular. La alternativa a Galador planteada por Rom a Galactus no es otra que la Nebulosa Oscura, hogar de los espectros. Galactus, acompañado por la armada de Caballeros del Espacio, se encuentra en el Mundo Espectral un planeta como ningún otro. Un paisaje de oscuridad y terror, de muerte, iluminado por un sol negro. Un mundo que, lejos de dejarse devorar por el dios cósmico, intenta justo lo contrario, engullir al propio Galactus, lo mismo que el Sol Negro, del que brotan innumerables alas mortales que atacan al gigante.
El engaño de Rom a Galactus conlleva un castigo: los Caballeros del Espacio quedan ahora vagando en el espacio en un asteroide, al tiempo que Galador se pierde en algún lugar del Universo lejos de su alcance. Por si fuera poco, la saga supone el capítulo final para el Primer Director y para el Rom-Terminator, perdiendo así Rom la esperanza de recuperar su humanidad en el futuro.

Tras la pérdida de Galador, Rom regresa a su hogar de adopción, el pueblecito de Clairton, en nuestra querida esfera, pero esta vez le acompaña Starshine. La Caballero del Espacio dorada viene a poner una cuarta pieza en el triángulo amoroso Rom-Brandy-Steve, cosa que francamente no era necesaria. Sin embargo, para fortuna nuestra y desgracia del personaje, Starshine apenas aguanta un número más en la colección.
Aquí hay que echar la vista unos números atrás porque, durante el viaje al espacio de Rom, Bill Mantlo en ningún momento se ha olvidado del día a día en Clairton. De este modo, en cada número hemos ido viviendo una línea argumental en paralelo. Una trama que revela cómo una misteriosa niebla parece estar poseyendo, uno tras otro, a los vecinos de la pequeña localidad. Un misterio detrás del cual se esconden los propios espectros espaciales, cuyo objetivo es el de suplantar a la totalidad de los residentes mediante su poder metamorfo y esperar al regreso de un confiado Rom. Efectivamente, Rom regresa a Clairton, pero entonces un nuevo misterio empieza a afectar al pueblo cuando los falsos lugareños empiezan a desaparecer bajo tierra. La explicación está en otro clásico, el Hombre Topo, en una intervención que termina por dar al traste con el plan de los espectros. El gobernante de Subterránea, que aquí no ejerce el papel de villano, cuenta esta vez con la colaboración de los Proscritos, un cuarteto de marginados con superpoderes que han jurado lealtad al Hombre Topo. En síntesis, un buen episodio con lacrimógeno final.

Cierra el tomo un episodio de características similares al anterior. Mantlo juega con la condición de Rom de alma solitaria quizás influenciado por el caso de Banner-Hulk, el otro personaje cuya colección también se encontraba realizando junto a Sal Buscema. De ahí que el guionista precisamente recupere para la empresa a uno de los oponentes clásicos de Hulk, el Eslabón Perdido. Una muy buena historia que continúa la saga del titán radiactivo de forma fiel a sus anteriores apariciones. Una vez más, una historia sensible y tierna, en su fondo y en su mensaje final.


Conclusión.

Pese a las imperfecciones que puedan tener estas historias, lo verdaderamente importante es que el tomo es un disfrute de cabo a rabo. Aventuras y entretenimiento a raudales en lo que es uno de los mejores trabajos tanto de Bill Mantlo como de Sal Buscema.
Altamente recomendable y hasta podría decir imprescindible.
« última modificación: 25 Marzo, 2025, 13:17:15 pm por rockomic »

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Pues a mi me mola saber con "poca" antelación lo que va a sacar SD. Le da algo de vidilla al plan anual de Panini,que desde diciembre (casi) sabes que saldrá mes a mes hasta el otro diciembre.
Tú que eres rico y no tienes que ahorrar como el resto de los mortales... }:)

No voy a decir nada, que me banean.  :callado:
Define hipocresia muy bien.
A ésto voy a responder...en un lustro o dos  :disimulo:

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Tú que eres rico y no tienes que ahorrar como el resto de los mortales... }:)

O que no participa en los juegos del hambre comiqueros que organiza SD cada cierto tiempo.
Sí participo si me interesa. Eso sí,me interesan pocas cosas.
Encima de ricachón, sibarita... pués sí  :lol:

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Rom: Marvel Omnibus: La Etapa Mavel Original 1 (1979-1982)




Reseña en la web de Universo marvel:
https://www.universomarvel.com/resenas-rom-la-etapa-mavel-original-omnibus-1-1979-1982/


Afirmar que Rom es una de las colecciones más esperadas por el aficionado marvelita desde décadas no creo que sea ninguna exageración. Seguro que la imposibilidad de editar la obra a causa de los derechos del personaje, ajenos a Marvel, ha ayudado a engrandar el mito, pero la demanda de la colección a alta escala ha sido innegable. Ahora, tras décadas de deseos frustrados, la reedición de Rom es una realidad gracias al acuerdo alcanzado entre Marvel y Hasbro, propietaria de los derechos de comercialización del robot.

Antes de entrar en materia, pongámonos en situación. Fue a finales de los años setenta, cuando la conocida compañía de juguetes Parker Brothers lanzó al mercado un robot articulado y con componentes electrónicos. El juguete fue un fracaso comercial, pero sorprendentemente llamó la atención de uno de los guionistas que en aquellos tiempos trabajaba más activamente en Marvel, Bill Mantlo, que vio en aquel poco agraciado juguete el germen para una nueva serie de aventuras. La propuesta interesó a una Marvel a la que las licencias ya hacía tiempo que significaban una importante fuente de ingresos. Conan pasa por ser la primera y más famosa, pero en los últimos años habían proliferado otras de temática variada, y aquí es dónde hay que fijarse en dos de ellas. Por un lado, está el exitazo que supuso la colección dedicada a Star Wars, que a buen seguro influyó en la aceptación de abrir un nuevo título de temática galáctica. Por otro lado, Bill Mantlo, en realidad, ya tenía experiencia en la adaptación gráfica de juguetes, porque unos meses antes había emprendido la escritura de otra serie que precisamente narraba las aventuras de otra línea de juguetes, los Micronautas.
Tanto en Micronautas como en Rom, Mantlo partió de un fundamento exiguo, unos diseños de figuras sin ninguna historia detrás. Nada que ver con Star Wars que ya disponía de un universo consolidado y unos personajes totalmente definidos. Por otro lado, al menos Micronautas era una línea de juguetes muy extensa, con decenas de figuras, vehículos y bases que ya daban para imaginar algún tipo de argumento base, pero en la caja de Rom tan sólo venía la figura del robot, más tres armas o artilugios adaptables a sus manos. De modo que Mantlo tuvo que partir prácticamente de la nada, de un fracasado diseño, sin ninguna otra referencia, alrededor del cual edificar un pasado y un presente inventados.

Así nace Rom, una colección que se alargará hasta los 75 números, más cuatro anuales, justo hasta la fecha de expiración del contrato con la licencia. Una colección, lo mismo que Micronautas, que desde entonces no ha podido volver a gozar de ningún tipo de reedición por la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Hasbro, actual propietaria de la licencia. Hasta ahora, cuando finalmente el acuerdo ha hecho posible la reedición de Rom en tres tomos, de los cuales éste es el primero.

Rom, a diferencia de otras colecciones de licencias, está totalmente integrada en el Universo Marvel, de modo que por sus páginas será habitual encontrarnos con superhéroes y supervillanos bien conocidos por los lectores. No en vano, lo único cuyos derechos que no pertenecen a Marvel es el propio protagonista. Todo el entorno y personajes secundarios creados por Bill Mantlo son propiedad de Marvel.
El dibujante que acompaña a Mantlo no es otro que Sal Buscema. El hermano de Big John, que no necesita entintador porque él mismo se lo hace todo, realiza un trabajazo, uno de los mejores de su carrera. De este modo, Rom disfruta del mismo equipo creativo que venía ocupándose de Hulk en una larguísima y genial etapa.
El talento de Buscema logra que un feo juguete se erija en un imponente caballero galáctico. Un cíborg, tal como lo concibe Mantlo, llegado a la Tierra desde un lejano mundo llamado Galador para librar a nuestro mundo de una insospechada amenaza. Los espectros espaciales son una raza de seres metamorfos capaces de camuflarse como seres humanos sin que seamos capaces de distinguirlos de cualquiera de nosotros. Rom viene a ser el azote de los espectros, el único capaz de identificarlos y ponerlos a buen recaudo, y aquí es donde entran los utensilios que acompañan al juguete. Mantlo imagina a uno de ellos como un analizador de energía, un dispositivo capaz de descubrir la verdadera forma de los espectros espaciales, pero sólo a ojos del propio Rom. El otro utensilio consiste en un neutralizador, el arma que destierra para siempre a los espectros a la dimensión del Limbo, sin privarles de la vida como mandan los principios pacifistas de los galadorianos. El tercer aparatejo no es más que un traductor intergaláctico que le permite comunicarse en cualquier lenguaje del Universo. Pero claro, a Rom le faltan manos para cargar con tanto trasto, de modo que los tres dispositivos residen en el subespacio. Nuestro protagonista no tiene más que invocarlos en caso de requerimiento, para luego devolverlos a su lugar de origen.

Por supuesto, todo nuevo personaje necesita un relato de origen que argumente su razón de existir, y Rom no es ninguna excepción. Como digo, Bill Mantlo decide convertir al juguetito en un cíborg, de modo que el supuesto robot es, en realidad, una armadura orgánicamente implantada a un ser humano. Algo parecido a lo que años más tarde sería RoboCop, el exitoso cíborg cinematográfico para quien Rom perfectamente podría haber servido de inspiración.
Rom era un humano perteneciente a una civilización que vivía pacíficamente en el planeta Galador, hasta que otra raza asesina, los espectros espaciales, causaron una sangría en una de sus flotas. Los galadorianos clamaron venganza, y para ello pusieron todos sus esfuerzos en construir un ejército de hombres biológicamente injertados en poderosas armaduras. Unos hombres que debían renunciar a su humanidad en pro de salvar al Universo de la nueva amenaza. Uno de ellos, Rom, fue el primero en alistarse siendo el ejemplo a seguir para cientos de voluntarios. Habían nacido los Caballeros del Espacio, heroicos caballeros acorazados capaces de viajar a través de galaxias enteras. Cada uno de los Caballeros del Espacio cuenta con diseño y armas únicos, así como con un destino también distinto al del resto de la armada. Por supuesto, la Tierra es el planeta al que el rastro de los espectros atrae al campeón y más valeroso de los Caballeros.

En lo que se refiere a los espectros espaciales, son, como digo, una raza alienígena con capacidad para adoptar cualquier forma. Condición, ésta, que rápidamente nos trae a la memoria a otra raza alienígena del Universo Marvel, los skrull. Sin embargo, Mantlo va más allá introduciendo a los espectros en cualquier estrato social o institucional desde décadas atrás. Cualquier hijo de vecino podría ser un espectro sin que nunca hayamos podido tener la menor sombra de sospecha al respecto. No es que sea un recurso de guion especialmente novedoso, pero en el contexto de la historia creo que es uno de los aspectos que la hacen más interesante.
Los espectros son, en su forma auténtica, aparentemente todos iguales, siendo su camuflaje en forma humana la única forma de distinguirlos. Los espectros también cuentan con una criatura a la que invocar contra sus enemigos en la figura de Ala Mortal, una escalofriante sombra con forma de pterosaurio gigante que envuelve de gélida oscuridad todo lo que toca.
Otro de los factores que hacen más atractiva la colección es la forma cómo Rom se deshace de los espectros. Al enviar al Limbo, con su neutralizador, a los humanos previamente identificados como espectros, el resto de los mortales lo único que ven es desintegrarse a personas a las que conocían de siempre, cosa que convierte a Rom en el peor asesino a ojos de todo el mundo.

La historia de base no es nueva. Un individuo recala en un lugar que desconoce y en el que tan sólo recibe desconfianza por parte de sus habitantes. Un planteamiento inicial que nos recuerda fácilmente al de Hulk, pero también al de Estela Plateada en el sentido de hombre que ha perdido su humanidad y ha tenido que renunciar a su mundo y a sus seres queridos. En definitiva, una fórmula muy marveliana. La principal diferencia estaría en el propósito del personaje, consagrado a una misión y a una amenaza muy concreta.
Tampoco falta, desde luego, el clásico elenco de personajes de apoyo. Brandy Clark sería la Rick Jones de la historia, la única persona que cree en Rom casi desde un primer momento y que significa el refugio de confianza de Rom entre los terrestres. Luego está el novio de la propia Brandy, Steve Jackson, que también termina por verificar como cierta la historia del Caballero del Espacio. Uno de los objetivos del personaje parece el de ser la tercera pieza del infaltable triángulo amoroso ante el creciente acercamiento entre Rom y Brandy. Sin embargo, Steve no es en absoluto un personaje antipático a ojos de los lectores, ni siquiera a ojos de Rom. El joven, además de exhibir su incuestionable valor, sigue admirando al cíborg y creyendo en él incluso a pesar de advertirlo como rival en la disputa del corazón de Brandy.

Juntando todos estos ingredientes, el resultado es una serie de ciencia ficción y aventuras de corte superheroico, pero también con buenas dosis de intriga y hasta incursiones en el género del terror. Es Marvel a la antigua usanza, un guion que evita complicaciones, que se vale de algunos tópicos y que no puede evitar cierto tono inocente al estilo de las viejas series de ciencia ficción de los setenta o incluso una posible influencia de los relatos pulp. Pero una colección que ostenta una virtud que sobrepasa en mucho cualquier otro factor, que es tremendamente entretenida. Amén del genial dibujo de Sal Buscema, claro.

El primer número de la colección es un número de presentación, de origen. Nuestro protagonista impacta en la Tierra cual meteorito, concretamente en los aledaños del insignificante pueblo de Clairton, en Virginia Occidental. La joven Brandy Clark está a punto de estrellarse con nuestro protagonista, un cíborg procedente de las estrellas cuyo escenario de actuación se limitará a poco más que este pequeño rincón de nuestro mundo... de momento. Porque tiempo habrá para que la colección incursione en el género que por naturaleza correspondería a lo que no deja de ser un viajero intergaláctico, el cósmico. Un fantástico episodio que automáticamente nos deja con ganas de saber cómo sigue la historia, y que abre un hilo de continuidad que será el eje por el que transcurrirá la colección. Y es que trata de una colección poco episódica en sí, lo cual no significa que no pueda estar fraccionada en pequeñas tramas de corto alcance.
De este modo, van pasando por estas páginas diferentes amenazas siempre con los espectros espaciales de telón de fondo. El primero de ellos, un ratero de tres al cuarto con poco cerebro, llamado Archie Stryker, a quien los espectros convencen para que vista una armadura con la que enfrentarse a Rom. Una armadura de otro Caballero del Espacio, Firefall, ahora en manos de los espectros. A continuación, van desfilando otras criaturas al servicio de la raza asesina como son los Perros Infernales de la Nebulosa Oscura, los Espinoides o el mencionado Ala Mortal, además de otras sin relación alguna, caso de la Casa de las Sombras, una morada viviente que Mantlo recupera de los primerísimos tiempos del Doctor Extraño. Un relato, éste, que encajaría muy bien entre aquellos cortos de ciencia ficción y misterio de los primeros sesenta.
Números, en definitiva, de acción trepidante, gracias a las buenas artes del pequeño de los Buscema, que complementan el hilo central, mientras vamos conociendo más detalles del pasado de nuestro protagonista. De este modo, surge el recuerdo de Ray-Na, el amor al que Rom tuvo que renunciar, en un caso de evidente paralelismo con la historia de Shalla-Bal y Norrin Radd.
También, otros personajes complementarios de corto recorrido se unen a la fiesta, caso del forense Silas Lane o de la reportera As O'Connor, que también descubren la existencia de los espectros, así como el también periodista Mack Killburn, que sigue la estela de As. Personajes funcionales que le sirven a Mantlo para abrir pequeños frentes argumentales de baja trascendencia, pero que también ayudan a crear intriga.

Quizás más pueril es el episodio que enfrenta a Rom con Serpentino, más que nada por lo absurdo de la lucha en la que se ven envueltos. Serpentino es el último de los saurianos, una especie de reptiles mutados a seres inteligentes que ya fueron presentados en la ya cancelada serie de Ms. Marvel.

La confirmación de que la colección es una más del Universo Marvel de pleno derecho surge cuando Mantlo empieza a traerse personajes invitados de aquí y allá, empezando por una de sus creaciones, Sota de Corazones. Un clásico episodio en que el invitado intenta frenar al protagonista ignorante de su verdadera realidad. Un episodio que da paso a una historia que bien podría pertenecer a la etapa de Mantlo-Buscema en Hulk. Una historia de piratas en la que Rom desarticula los planes del Saqueador, villano bien conocido de las páginas de Ka-Zar.
El siguiente de la lista es el Pensador Loco, a quien se le ocurre que podría controlar a Rom para sus siniestros fines. Mientras tanto, los espectros siguen a lo suyo, y es que no han desaparecido de escena, precisamente. Su nuevo y siniestro plan consiste en que uno de ellos tome la forma de Steve Jackson. Un falso Steve que no tarda en pedir matrimonio a una Brandy ignorante de que en realidad su amado está retenido por los espectros.

El episodio de la celebración matrimonial podríamos decir que abre un nuevo tramo de la colección marcado por los golpes de efecto. Ideas muy bien puestas por un Bill Mantlo en su salsa que acrecientan el interés por todo lo que ocurre. Tramas imperfectas dónde prima la idea básica por encima de la verosimilitud de lo que ocurre. Es la sencillez hecha arte, es Marvel en esencia.
El episodio de la boda en cuestión puede ser algo peliculero, pero es emocionante, y nos deja una nueva realidad para nuestro cíborg: ahora las buenas gentes del entorno de Brandy y Steve saben la verdad respecto a los espectros. Rom tiene así nuevos aliados que lo ayudarán a mantenerse oculto. El episodio, además, pone más leña al fuego del triángulo amoroso Rom-Brandy-Steve, una subtrama romántica un tanto tópica que va a seguir inalterable en los siguientes números.

Tras la batalla de Rom contra un Centinela Espectral, un sintezoide al servicio de los espectros que había sido abandonado en una base secreta, damos paso a otra de las tramas más potentes, la de Híbrido, un ser nacido de un espectro y una humana. Lo más interesante está en el padre de la criatura, porque Mantlo por primera vez revela que los espectros también pueden llegar a poseer humanidad y manifestar sentimientos como el amor. No es el caso de Híbrido, su hijo y villano de la historia, que se sitúa en el lado más oscuro de la psique espectral. Un arco argumental que incorpora a la Patrulla-X como héroes invitados y que vienen a protagonizar la clásica batalla por malentendido contra nuestro protagonista. Por cierto, Chris Claremont y Mary Jo Duffy echan aquí una mano a Bill Mantlo en los argumentos.

El episodio desemboca en otra brillante idea de Bill Mantlo, cuando Rom queda atrapado accidentalmente en el Limbo, lugar de destierro de los espectros. Por supuesto, Rom se ve frente a frente con los espectros a los que su propio neutralizador ha ido encarcelando en esta extraña dimensión paralela, pero en esta ocasión hay que desviar la mirada hacia otros dos residentes en el limbo. Por una parte, está el Fantasma del Espacio, el clásico villano, que vive atrapado en esta realidad y que ve en la llegada de Rom una oportunidad de escapar. El otro personaje es Karas, el galadoriano amigo de Rom que fue el portador de la armadura Firefall, de quien, aprovechando la coyuntura, conocemos su particular crónica tras ser capturado por los espectros. El caso es que Mantlo y Buscema se montan una irresistible y colorida historia, terminando en una enigmática escena que pone más presión a Rom de cara a su posible regreso a Galador.

La presentación de Mentus, una especie de cíborg siniestro, añade otro elemento más de intriga de cara a lo que está por venir, pero el nuevo viraje argumental de Mantlo consiste en la incorporación de un nuevo personaje secundario. Se trata de Torpedo, un superhéroe de segunda presentado en Daredevil, que incluso fue premiado con un par de números dentro de la cabecera Marvel Premiere. Un personaje sin apenas relevancia a quien Bill Mantlo proporciona un nuevo hogar en las páginas de Rom. Otra inteligente jugada del guionista, que se las ingenia para adaptar la historia propia y el origen del traje de Torpedo a la amenaza de los espectros espaciales. Brock Jones se desplaza junto a su mujer Lorraine y sus tres hijos a la localidad de Clairton huyendo de los Rocketeers, una organización criminal que quieren apoderarse de su poderoso uniforme. Lo que no sabía es que los Rocketeers no son otra cosa que espectros espaciales bajo apariencia humana y que el traje de Torpedo es una letal arma de origen espectral concebida para aniquilar a Rom. Ahora, Clairton dispone de un nuevo protector frente a la amenaza de los espectros, lo que deja vía libre a Rom para acudir a su Galador natal.
A todo esto, la entrada de Torpedo coincide con una pequeña alteración en el equipo creativo, y es que Joe Sinnott entra como entintador estable, potenciando todavía más la excelencia de los trazos de Sal Buscema.


Rom entra en terreno cósmico.

El esperado retorno de Rom a Galador no se puede decir que nos venga de sorpresa, porque Mantlo y Buscema ya venían preparando el terreno, concretamente desde el número 13 de la colección. Y es que ese número había significado el estreno de una serie de relatos de complemento titulados la "Saga de los Caballeros del Espacio". Complementos que, por supuesto, quedan incluidos en el presente tomo en el correspondiente comic-book en el que fueron publicados originalmente. Con buen criterio porque, aun relatando episodios del pasado, se trata de historias que afectan a la línea argumental del presente y que es mejor leer al mismo ritmo de publicación original.
De forma similar a los míticos relatos de Asgard, la Saga de los Caballeros del Espacio es una crónica del pasado de Rom en su planeta de origen. Sin embargo, Mantlo prefiere no iniciar esta serie de complementos en el pasado remoto. Lejos de relatarnos la existencia de Rom desde su niñez, el guionista decide ir al grano, a lo que realmente le interesa en su desarrollo global de la obra, de modo que nos encontramos no sólo con los Caballeros del Espacio ya formados, sino que el tiempo en que se sitúa el escenario inicial ocurre tras la invasión de las fuerzas espectrales y posterior neutralización por parte del ejército de cíborgs galadorianos. Es, pues, un momento de alivio y celebración que al instante recibe un jarro de agua fría por parte del Primer Director, el gobernante supremo de los galadorianos. Los espectros espaciales se están rearmando en diferentes rincones del Universo, por lo que la guerra sigue en pie y los Caballeros del Espacio no podrán recuperar su humanidad tal como se les había prometido.
Dicho y hecho, Rom parte rumbo a las estrellas acompañado por otros dos Caballeros del Espacio. Se trata de la cíborg Starshine y de Terminator, un siniestro Caballero sin apenas escrúpulos que opta por matar a los espectros en lugar de desterrarlos al Limbo. Obviamente, nada que ver con el cíborg cinematográfico de igual nombre, por la sencilla razón de que el Terminator de Mantlo y Buscema es tres años anterior.
En los diferentes episodios de esta saga de complementos, vemos pasar por delante de nuestros ojos diferentes sucesos como son la muerte de Ray-Na, amada de Rom, o el juicio a Terminator por haber matado a un inocente en el transcurso de una batalla. Un juicio que saca a relucir el pasado traumático de este oscuro Caballero del Espacio. El secuestro de Terminator por parte de Mentus es el punto de enlace con la serie madre al que quería llegar Mantlo. Privado de su voluntad, Terminator roba la cápsula criogenizada de Rom, la otra mitad de su ser que permitiría a nuestro héroe metálico recuperar su humanidad en un futuro. Y a esperar acontecimientos en la línea argumental que narra el presente.

Volviendo precisamente a ese presente, Rom busca la forma de viajar a Galador y luego poder regresar de vuelta a la Tierra en un espacio de tiempo, digamos, parejo a la cadencia de tiempo marvelita. Ya sabéis, algo que nos tenemos que creer por el bien de la continuidad en presente del Universo Marvel. Nada nuevo en el UM, vamos. Para ello, necesita contactar con los Cuatro Fantásticos, pero en su camino se topa con un par de conocidos héroes de alquiler. Nos encontramos ante el primer crossover de la colección, efectivamente con el título de Power Man y Puño de Hierro. Seguramente la línea argumental más floja del tomo, aunque la parte gráfica del episodio correspondiente a Power Man & Iron Fist seguramente tiene buena parte de culpa. Una historia con cierto deje cómico que creo que no casa con el tono de la colección del Caballero del Espacio. El caso es que, tras el infaltable encontronazo por malentendido, los Héroes de Alquiler ayudan a Rom a contactar con Reed Richards, que proporciona a nuestro protagonista una nave skrull que tenían por ahí con la que cruzar el cosmos en un abrir y cerrar de ojos. Una nave que sirve de excusa para el siguiente episodio, el primero de la colección que se engloba plenamente en el género cósmico.
El invitado es ahora Nova. El cohete humano, ya huérfano de serie propia, se cruza en el camino de un Rom perdido y sin rumbo intentando pilotar su nave skrull. Nova forma parte de la flota de defensa de Xandar, el mundo donde reside el supergrupo que nació en el ocaso de su colección, los Campeones de Xandar. De modo que nos encontramos ante una línea argumental que retoma el hilo de la serie de Nova y su posterior colofón en los Cuatro Fantásticos.
Tras las atropelladas presentaciones, Nova y su colega Fuente de Poder presentan a Rom a la Reina Adora de Xandar, pero un inesperado ataque skrull los pilla a todos por sorpresa. Rom se une a los xandarianos en la defensa de su mundo de la invasión skrull incitada por el traidor Cabeza de Diamante y en la liberación del resto de integrantes de los Campeones de Xandar, Cometa, Protector y Centurión. Montones de adrenalina cósmica en un estupendo episodio para el lucimiento de Buscema y Sinnott. Un episodio que, además, significa un punto y aparte en la trayectoria de Nova en el Universo Marvel.

Llegamos así al número 25 de la colección. Un número que celebra el regreso a Galador con doble ración de Rom... por partida doble. Primero, por incluir un episodio extra, en esta ocasión guionizado por Steven Grant y dibujado por Greg Laroque. Una tierna historia, situada en el pasado reciente, sobre un espectro que ha abrazado la humanidad formando una familia con una terrestre, y cómo finalmente debe enfrentarse a sus congéneres espectrales. Una historia que no pasa de correcta y tampoco nos cuenta nada especialmente nuevo tras lo vivido en la saga de Híbrido. También se nota que el tono de la historia dista de ser el de Mantlo y Buscema, tanto en la prosa como en la narrativa.

Pero vamos a lo interesante, la historia principal, la que relata la llegada de Rom a su añorado planeta natal. Nos encontramos ante el episodio en el que, definitivamente, la crónica en presente se da la mano con los ya finiquitados complementos de la Saga de los Caballeros del Espacio.
Galador, junto a toda la Galaxia Dorada, han sido desplazados de su ubicación original en el cosmos. Rom aterriza en una Galador en la que reside una copia de sí mismo, un segundo Rom que no es otro que su antiguo colega Terminator, ahora bajo el influjo de Mentus. El tirano injertó la mitad criogenizada de la humanidad de Rom en Terminator creando así una imagen especular del mismo Rom. El propio Mentus también lleva sorpresa incluida, puesto que el villano resulta ser una creación involuntaria del Primer Director. Es la parte malvada de su personalidad que decidió separarse como cuerpo independiente y ahora planea desplazar a Galador a la Nebulosa Oscura, área del cosmos en la que flota el mundo de los espectros espaciales.
La cuestión es que ahora son dos Rom los que se pasean por estas páginas, circunstancia cuanto menos insólita que Mantlo se encarga de solventar en apenas un episodio más.

Es momento para otro de los arcos argumentales estelares de la colección, porque el siguiente en aterrizar en Galador no es otro que el mismísimo Galactus, que recala en el planeta de Rom guiado por su heraldo Terrax. Entramos así en otra de esas odiseas cósmicas protagonizadas por el insaciable devorador de mundos, que Mantlo y Buscema saben alzar al nivel otras grandes citas del poderoso gigante. Desde la forma cómo Rom logra atraer la atención de Galactus para alejarlo de Galador, hasta la proposición que le hace a cambio de librar al planeta de sus fauces, todo son ideas muy bien planteadas. Pero la segunda parte de la saga es todavía más espectacular. La alternativa a Galador planteada por Rom a Galactus no es otra que la Nebulosa Oscura, hogar de los espectros. Galactus, acompañado por la armada de Caballeros del Espacio, se encuentra en el Mundo Espectral un planeta como ningún otro. Un paisaje de oscuridad y terror, de muerte, iluminado por un sol negro. Un mundo que, lejos de dejarse devorar por el dios cósmico, intenta justo lo contrario, engullir al propio Galactus, lo mismo que el Sol Negro, del que brotan innumerables alas mortales que atacan al gigante.
El engaño de Rom a Galactus conlleva un castigo: los Caballeros del Espacio quedan ahora vagando en el espacio en un asteroide, al tiempo que Galador se pierde en algún lugar del Universo lejos de su alcance. Por si fuera poco, la saga supone el capítulo final para el Primer Director y para el Rom-Terminator, perdiendo así Rom la esperanza de recuperar su humanidad en el futuro.

Tras la pérdida de Galador, Rom regresa a su hogar de adopción, el pueblecito de Clairton, en nuestra querida esfera, pero esta vez le acompaña Starshine. La Caballero del Espacio dorada viene a poner una cuarta pieza en el triángulo amoroso Rom-Brandy-Steve, cosa que francamente no era necesaria. Sin embargo, para fortuna nuestra y desgracia del personaje, Starshine apenas aguanta un número más en la colección.
Aquí hay que echar la vista unos números atrás porque, durante el viaje al espacio de Rom, Bill Mantlo en ningún momento se ha olvidado del día a día en Clairton. De este modo, en cada número hemos ido viviendo una línea argumental en paralelo. Una trama que revela cómo una misteriosa niebla parece estar poseyendo, uno tras otro, a los vecinos de la pequeña localidad. Un misterio detrás del cual se esconden los propios espectros espaciales, cuyo objetivo es el de suplantar a la totalidad de los residentes mediante su poder metamorfo y esperar al regreso de un confiado Rom. Efectivamente, Rom regresa a Clairton, pero entonces un nuevo misterio empieza a afectar al pueblo cuando los falsos lugareños empiezan a desaparecer bajo tierra. La explicación está en otro clásico, el Hombre Topo, en una intervención que termina por dar al traste con el plan de los espectros. El gobernante de Subterránea, que aquí no ejerce el papel de villano, cuenta esta vez con la colaboración de los Proscritos, un cuarteto de marginados con superpoderes que han jurado lealtad al Hombre Topo. En síntesis, un buen episodio con lacrimógeno final.

Cierra el tomo un episodio de características similares al anterior. Mantlo juega con la condición de Rom de alma solitaria quizás influenciado por el caso de Banner-Hulk, el otro personaje cuya colección también se encontraba realizando junto a Sal Buscema. De ahí que el guionista precisamente recupere para la empresa a uno de los oponentes clásicos de Hulk, el Eslabón Perdido. Una muy buena historia que continúa la saga del titán radiactivo de forma fiel a sus anteriores apariciones. Una vez más, una historia sensible y tierna, en su fondo y en su mensaje final.


Conclusión.

Pese a las imperfecciones que puedan tener estas historias, lo verdaderamente importante es que el tomo es un disfrute de cabo a rabo. Aventuras y entretenimiento a raudales en lo que es uno de los mejores trabajos tanto de Bill Mantlo como de Sal Buscema.
Altamente recomendable y hasta podría decir imprescindible.
Ea, que no me lo compro, no insistas... }:)

Buena reseña Rock... :birra:
A ver si lo sacan en una edición que me convenga

Desconectado istorki

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Afirmar que Rom es una de las colecciones más esperadas por el aficionado marvelita desde décadas no creo que sea ninguna exageración. Seguro que la imposibilidad de editar la obra a causa de los derechos del personaje, ajenos a Marvel, ha ayudado a engrandar el mito, pero la demanda de la colección a alta escala ha sido innegable.


Conclusión.

Pese a las imperfecciones que puedan tener estas historias, lo verdaderamente importante es que el tomo es un disfrute de cabo a rabo. Aventuras y entretenimiento a raudales en lo que es uno de los mejores trabajos tanto de Bill Mantlo como de Sal Buscema.
Altamente recomendable y hasta podría decir imprescindible.

Seguro que la reseña es buena, pero solo he leído la conclusión que no quiero reventarme ninguna sorpresa jeje.

Le has dado buena caña al tomo.
« última modificación: 25 Marzo, 2025, 07:42:22 am por istorki »

Desconectado Elric83

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Mi historia con el omnibus de ROM ha sido curiosa la verdad.

 Lo "pre compré" en el Corte Inglés vía web con recogida en tienda una semana antes de su lanzamiento. El día de lanzamiento seguía en preparación y así se quedó durante cinco días. Abrí una reclamación, me informaron que había rotura de stock y pensé, bueno, pues me he quedado sin él, una pena porque además había aprovechado una tarjeta monedero de Navidad que me regalan en el curro todos los años y hasta se me había olvidado.

Solicito el reembolso, me abren la incidencia y al día siguiente mágicamente un email con que el tomo está para recoger. La verdad es que ya me había hecho a la idea de no tenerlo.

Final feliz.

 

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