Hércules: Colección Extra Superhéroes (1982)
Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-hercules-coleccion-extra-superheroes-1982/El dios olímpico por excelencia del Universo Marvel fue uno de los primeros personajes en ser premiado con una Limited Series, la nueva línea iniciada por Marvel en 1982 que pretendía dar oportunidad a personajes sin título mensual. Un Hércules, hasta entonces huérfano de aventuras bajo cabecera propia, que lo más que había podido protagonizar (más o menos) era la colección de los Campeones, además de un solitario número dentro de la cabecera Marvel Premiere, así que ya le iba tocando.
Bob Layton fue el hombre en cuyas manos cayó el encargo de desarrollar las primeras aventuras solistas del Príncipe de Poder, y lo cierto es que él solo se bastó en su cometido. Layton, efectivamente, se ocupa tanto del guion como del dibujo de los cuatro números de la serie. Bien es cierto que en dos de los episodios Layton cuenta con la ayuda parcial de Luke McDonnell en el dibujo, pero la obra pertenece al primero en cuerpo y alma.
Aprovechando el conocido talante impetuoso y juerguista de Hércules, y el juego que proporciona todo ello, Layton decide dirigir a la serie hacia la comedia. El carácter desenfadado y el humor desenfrenado se imponen en una miniserie que prácticamente cuenta sus números por episodios. Es cierto que existe un escenario común a modo de hilo conductor, pero también que cada número funciona también de forma autónoma. Nada que ver, por ejemplo, con la miniserie de Lobezno contemporánea a ésta, que sí es una obra indivisible.
Para empezar, Layton se lleva a Hércules al espacio, escenario habitual del superhéroe en el que se refleja, Thor, pero francamente desconocido para el dios olímpico. De hecho, el autor se trae a personajes originarios de la colección del Dios del Trueno como son los colonizadores de Rigel o el androide conocido por el nombre de Registrador. Este último, de hecho, se erige en coprotagonista de la serie al acompañar a Hércules a lo largo de todo el viaje.
Todo empieza cuando un colérico Zeus destierra a Hércules por una niñería. A decir que la reacción del Dios padre es absolutamente desproporcionada, rayando el absurdo, pero vale como excusa argumental para mandar a Hércules al espacio. Bien mirado, el hecho de que sea un destierro ridículo también juega a favor del tono cómico por el que transita la colección.
Cabalgando en un carro tirado por dos corceles volantes, Hércules pronto alcanza la Galaxia Andrómeda, haciendo su primera parada en una flota rigeliana. Tras serle endosado al pobre Registrador como instrumento de grabación de todo el viaje, nuestro protagonista aterriza en el planeta Petocco como quien sale de juerga nocturna un viernes; a la búsqueda de mujeres, cerveza y diversión. El caso es que después de pasarse de frenada y meter la pata hasta la ingle, Hércules recibe la primera lección de humildad para, finalmente, arreglarlo salvando a miles de habitantes de morir carbonizados.
En la segunda aventura, Hércules se mete inconscientemente en un lío de parejas propiciado por una mujer juguetona y embustera a la que se ve obligado a rescatar. Hércules vuelve a pecar de ingenuo, cosa que confirma la intención de Layton de subrayar la nobleza de nuestro héroe.
En la tercera, se enfrenta a unos alienígenas creyentes cuya extraña misión consiste en desintegrar un planeta al año. Y en la cuarta y última, se ve las caras con el Dios al que reverencian los de la anterior aventura, que resulta ser el mismísimo Galactus, respaldado por su actual heraldo, Nova (Frankie Raye). Un Galactus extrañamente cachondo que me imagino que acabaría siendo uno de los detonantes para que en Marvel acabaran decidiendo retirar la miniserie de continuidad.
Porque sí, todo lo que ocurre aquí y todos los personajes que aparecen, incluido Hércules, quedaría establecido como parte de una realidad alternativa, concretamente la Tierra-829.
El resultado es una serie divertida, bien escrita y bien dibujada por un Bob Layton que hace gala, como ya sabíamos, de un muy buen talento en la narrativa gráfica.
Hércules disfrutaría de una segunda Limited Series dos años más tarde, también obra de Bob Layton.
Conclusión.Una buena serie a la que no hay que buscarle mayor trascendencia, sino disfrutarla sin más pretensión que la de pasar un ratillo entretenido.