Venga, yo también me he puesto estos días a ver pelis pendientes de la pila. Os voy diciendo.
-Múnich, de Steven Spielberg. De 2005. Saca su versión más atrevida y macarra a pasear, completamemente alejada de los cuentitos y las ensoñaciones para críos a las que se había acostumbrado en los años noventa. Muy cojonudas las escenas de acción y los tiroteos, incluso bien contados los atentados en las Olimpiadas, con toda su crueldad. Todo el reparto de judíos cazadores de cabelleras palestinas merece la pena, pero destaco especialmente a dos secundarios: Ciarán Hinds como agente de campo entrado en años y Geoffrey Rush como el jefe de sección del Mossad, siempre tan diplomáticamente correcto y a la vez tan gélido.
-Satanás, de Edgar G. Ulmer. De 1934. Un clásico del terror que dice inspirarse lejanamente en El gato negro de Allan Poe. Mucha herencia del expresionismo alemán con las luces y las sombras. El film aborda el tema de los sacrificios satánicos y las almas atrapadas dentro de lugares cerrados de un modo bastante interesante. Como no, con los dos principales titanes del género de aquel entonces de protas: Boris Karloff y Béla Lugosi. Como curiosidad, hay una escena en la que Karloff aparece compartiendo cama con la joven actriz Lucille Lund (hoy desconocida, una estrella de la serie B de los años treinta), algo extrañísimo pues la película tiene lugar el mismo año en que se pone en marcha el código Hays, el famoso código de conductas impropias que Hollywood mantuvo hasta finales de los años sesenta, y una de esas prohibiciones era precisamente que las parejas durmiesen en camas separadas (sí, una gilipollez enorme); no sé muy bien si Ulmer usó al principio dos camas y las juntó para que le diesen el visto bueno, o directamente se saltó la prohibición y rodó a la pareja en la misma desde el primer momento.
-La tapadera, de Sydney Pollack. De 1993. Me ha encantado. Peliculón de suspense ambientado en el mundo de los abogados de Memphis y protagonizado por un joven Tom Cruise (esta era una de las que tenía pendientes de él). Nada es lo que parece y hay que verla para disfrutarla. Especialmente recomendable. Y atención a los papeles secundarios de Holly Hunter y de Wilford Brimley, cada vez que salen se comen al resto de personajes.
-Corazones de hierro, de Brian De Palma. De 1989. Un suceso brutal relativamente basado en hechos reales ocurrido en la Guerra de Vietnam, en base al libro del periodista Daniel Lang. Michael J. Fox aplica la cordura y Sean Penn la locura extrema, siendo los protagonistas. No es la versión más voyeur del director, pero sí que es una de las más morbosas y terribles por lo que cuenta y por cómo lo narra con la cámara, especialmente para la desafortunada y angustiada víctima y a su manera también para el joven protagonista. De Palma hizo una especie de remake ambientado en el conflicto de Irak por lo que he leído por ahí, se titula Redacted, hoy día no entra entre mis prioridades.