Casi un colosoLa aventura más larga de las cinco que toca leer esta semana está situada la antepenúltima en el Integral 1 de Hellboy. Sin embargo, es continuación directa de
Despierta al demonio, que es la segunda historia del Integral. Poco estamos agradeciendo a Kaulso que nos haya dado un orden de lectura adecuado, porque si llegamos a leer en el orden propuesto por la editorial para cuando hubiera llegado a
Casi un coloso seguramente habría olvidado muchos detalles de la historia anterior.
Y es que había quedado un hilo suelto en la trama de
Despierta al demonio. Mientras Hellboy estaba en el castillo de Giurescu tratando de dar caza al vampiro, Liz, Leach y Bud vivían una aventura paralela. Recordemos qué ocurrió:
En el interior del lugar, encuentran un homúnculo, que está recostado en una cama, Liz pone un dedo en el hueco del pecho del homúnculo y le da sus poderes, Bud muere en el intento de salvarla, Liz queda en shock y Leach resulta quemado. El homúnculo se marcha.
¿Quién era ese homúnculo? ¿Quién lo había creado y qué hacía allí? ¿Qué había pasado realmente con los poderes de Liz?
A todo se nos da respuesta en
Casi un coloso, una historia que, a mi parecer, tiene partes formidables y otras un poco más convencionales.
- Resulta triste ver a Liz completamente apagada, sin vida, siendo explorada por un médico que la da por muerta. Aunque la herida de bala que le causó Bud no fue importante, descubriremos que al intentar traspasar su poder (para ella, su "maldición") de manipular el fuego al homúnculo perdió una parte vital de sí misma, sin la cual no puede seguir viviendo.
- Mientras tanto, Hellboy y Katie Corrigan investigan en un cementerio rumano un robo masivo de cadáveres. Alguien se apropió también de una gran cruz que no podrían mover ni dos hombres juntos. El amigo de lo ajeno resulta ser el Homúnculo, quien, mientras se confiesa ante Cristo, recibe la visita de alguien que lo llama "hermano". Más adelante, descubriremos que el visitante es otro ser artificialmente creado por el mismo científico que creó al Homúnculo. Toda esta historia de crear seres animados a partir de los más diversos elementos o a partir de cadáveres me recuerda, obviamente, al
Frankenstein de Mary Shelley, pero también a leyenda judía del
Golem, un ser creado artificialmente por un cabalista y que dio lugar a
una de las películas más importantes del expresionismo alemán, dirigida por el gran Paul Wegener. El momento en que el hermano mayor se venga del creador ("Me pidió perdón... Me pidió que no le matara... No le concedí ni lo uno ni lo otro") me parece de una crueldad poética.
- El Homúnculo (hermano pequeño) acaba resultándome enternecedor, quizá porque muestra una empatía (le apena haber dejado a Liz medio muerta) del que su hermano mayor carece. Al final esa empatía será clave en el desenlace de la historia, pues primará su sentido del deber a la fidelidad que supuestamente le debe a su semejante.
- Para mí, lo mejor de esta mini es, sin duda, la historia del Monasterio maldito que fue habitado por monjes que practicaban todo tipo de abominaciones y pactos con el diablo, y que fue incendiado por soldados con todo el personal en su interior. La sombra ominosa del lugar, el mal rollo que rezuman esas ruinas en las que se internan Hellboy y Corrigan, constituyen la parte más terrorífica del relato. La parte central de pelea a puñetazos con los hombrecillos que habitan el lugar disipa en parte la atmósfera terrorífica, pero luego se compensa con otros detalles: por ejemplo, cuando Hellboy llega a los subterráneos del castillo, se encuentra los esqueletos de los monjes y, sorprendentemente, estos empiezan a conversar con el demonio, se yerguen sobre sus propios huesos y hasta le ayudan a salir de allí. Muy curiosa la idea de poner los bocadillos de los esqueletos en color azul, para contrastar con los de los seres vivos que los rodean.
- La idea de la criatura / hermano mayor de jugar a ser Dios (otra vez las reminiscencias al Moderno Prometeo) y crear un gran coloso hecho de restos humanos (con toda la carne y los huesos provenientes de los cadáveres robados) me ha parecido tan excéntrica como bien ejecutada. No sé si alguien por aquí habrá leído el relato de
Clive Barker "En las colinas, las ciudades" (de sus Libros de sangre), pero la idea de una gran criatura hecha de otros seres vivos me ha recordado mucho a ese extrañísimo cuento.
- El sacrificio final del Homúnculo (tanto en la pelea con su hermano mayor como en la devolución de sus poderes a Liz) eleva el nivel del relato, al proponer una solución mucho más humana (por parte de un ser creado artificialmente) que la que se les ocurre al resto de personajes que sí son personas. Al final, la conciencia no es patrimonio exclusivo del ser humano.
- Las viñetas en las que el coloso arde desde dentro son espectaculares. Qué dibujo el de Mignola...
Un relato con altibajos, en el que me interesa mucho más el trasfondo del Monasterio maldito y los monjes profanos que la historia del homúnculo, aunque hay que reconocer que es ésta última la que pone sobre la mesa asuntos de mayor calado moral.