ETAPA 81º Avengers # 334-339
La Obsesión por Coleccionar
Formación: Capitán América, Viuda Negra, Sersi, Quasar, Visión, Rabia, Hércules (reservista en sustitución de Thor), Caballero Negro (reservista en sustitución de Hulka), Hombre de Hierro (para vosotros Iron Man), Pantera Negra, Dr. Henry Pym, la Bestia (estos tres últimos reclutados para formar el equipo científico de los Vengadores).
Personajes invitados: Mercurio, Crystal (solicitando su ingreso en los Vengadores), Mandíbulas, los Inhumanos (Rayo Negro, Medusa, Gorgón, Tritón, Karnak, Timberius), el Vigilante, Nick Furia.
Personajes secundarios: Jarvis, Peggy Carter.
Villanos: El Coleccionista, la Cofradía (principalmente, el maestre Thane Ector, la dama Sybyl Dorn y el Bufón, los tres como élite dirigente de su raza).
Bueno, pues al final he decidido hacer un alto en la lectura que estaba haciendo por mi cuenta de estos años de los Vengadores y me he vuelto a leer otra vez esta historia para poder comentarla con vosotros un poco más adecuadamente, y lo primero que tengo que decir es que esta primera aparición en sociedad del equipo formado por Harras, Epting y Palmer no está nada mal; de hecho, si la pongo en contexto, me parece un buen aperitivo para todo lo que va a venir después. Eso sí, en relación al dibujo, creo que se nota un poco lo verde que estaba Steve Epting, sobre todo hacia el final de la saga, lo que me hace sospechar que a esas alturas debía ir bastante mal de tiempo, algo que no creo que se le pueda achacar del todo a él, puesto que en principio sólo iba a hacer tres números y al final se encontró con que tuvo que acabar haciendo cuatro y medio. En todo caso, tener a todo un clásico como Tom Palmer haciendo las veces de “guardaespaldas artístico” de su trabajo, no le pudo venir mejor a un Steve Epting recién llegado a Marvel y que prácticamente estaba en los comienzos de su carrera profesional.
Por cierto, al hablar del dibujo de Steve Epting en esta saga, no hay más remedio que hacer una puntualización importante: los créditos oficiales que Marvel indica en el
AV # 335 (y por tanto, los de todas las ediciones españolas y americanas de este tebeo) están mal. Incluso a simple vista, creo que resulta bastante evidente que el
AV # 335 es obra de dos dibujantes distintos, no de uno solo, como de manera errónea se indica al acreditar únicamente a Steve Epting como dibujante. Las primeras trece páginas (es decir, el primer capítulo de los dos en que se divide la historia) quien las dibuja es Jeff Moore. Para que lo ubiquéis, le acabamos de ver en varias de las historias de complemento que salían en los anuales de las
Guerras Subterráneas que nos acaba de reseñar System, y (desgraciadamente) volverá a aparecer más adelante en otras historias también relacionadas con el grupo. De ellas, seguramente la que más os suene es una serie limitada protagonizada por el Hombre Gigante que apareció como flipbook dentro de la propia serie de los Vengadores y que aquí publicó Forum de manera independiente, aunque también es el responsable de aquella historia corta de Harras sobre los kree que salió en el
Avengers Strikefile y de alguna otra cosa más que ahora mismo no recuerdo (desde mi punto de vista, todas ellas para salir corriendo, aunque si eres coleccionista de los Vengadores, pues ya sabes lo que te toca).
Este error a la hora de identificar a los artistas que se habían encargado del
AV # 335 (o el de las orejas de Pietro en el
AV # 334, que también es de traca), tiene mucho que ver (por no decir todo que ver) con el sindiós que estaba teniendo lugar en esos días dentro de la oficina de los Vengadores. Para que os podáis hacer una idea, y de paso aprovechar para poner esta saga en su contexto, en un periodo de más o menos un mes/mes y medio, los Vengadores se quedaron sin Dibujante, sin Guionista y sin Editor. En concreto, el primero en desaparecer fue Paul Ryan. En este caso, coincidiendo con la salida de Simonson de los 4F, fue el propio editor en jefe Tom DeFalco quien se hizo cargo de los guiones de la serie, llevándose con él a Paul Ryan como dibujante, seguramente con el importante incentivo profesional de que no sólo se iba a encargar de dibujar la serie sino que además iba a participar activamente en todas las historias como coargumentista. Apenas un mes después de salir Ryan, fue Larry Hama el que se marchó, y aquí la cosa estuvo un poco más brusca. Parece ser que todo se lio porque a Hama le acabaron tocando bastante los huevos (por decirlo de alguna manera, no por ofender) desde la oficina de Spiderman con las quejas que le hicieron llegar a DeFalco por haber metido al Hombre de Arena en los Vengadores y mantener además a Spiderman como reservista, exigiéndole a DeFalco que pusiese fin a aquella situación. Hama no quería líos con nadie así que decidió seguir los pasos de Ryan y marcharse de la serie, una decisión en la que me da que también debió influir bastante el hecho de que se sintiese más a gusto escribiendo series como GI Joe y Lobezno, en las que, además, también me da que debía estar ganando bastante más pasta que en los Vengadores dados los sustanciosos royalties de ventas que en esta época percibían los autores de los tebeos que mejor se vendían, algo que sucedía en ambos casos.
Finalmente, por si fuera poco el haberse quedado sin dibujante y sin guionista, el que se marchó fue el jefe de todo el tinglado, Howard Mackie. La razón no fue otra más que Mackie había decidido que era un guionista estupendo y que a partir de ese momento se iba a dedicar exclusivamente a escribir, dejando así de editar todos los tebeos que tenía a su cargo –si se me permite una pequeña nota de sarcasmo, dicen las malas lenguas que ese día en el que Mackie decidió dejar de ser editor hasta los angelitos dieron un fiestón brutal en el Cielo al enterarse de la noticia–. Al final, el único que se quedó en la serie fue Tom Palmer, algo con lo que creo que tuvimos bastante suerte, porque desde mi punto de vista era lo mejor que en ese momento tenían los Vengadores en plantilla. En todo caso, para mayor aquelarre editorial, todo este cúmulo de salidas se produjo en un momento verdaderamente inoportuno, puesto que al tebeo le tocaba empezar a salir quincenalmente de manera prácticamente inmediata durante los tres meses siguientes.
Bueno, pues no sé muy bien cómo lo hicieron, pero la verdad es que, de manera (para mí) sorprendente, la historia que acabó saliendo de todo aquello quedó lo suficientemente bien como para que
La Obsesión por Coleccionar le acabase gustando a mucha gente, entre los que obviamente no tengo más remedio que incluirme. Parece ser que Ralph Macchio, que además de ser muy amigo de Harras, era una especie de mentor suyo, le insistía constantemente a éste para que escribiera más a menudo porque entendía que lo hacía muy bien, y que fueron entre él y Mark Gruenwald quienes le convencieron para que se encargase de escribir esos seis números quincenales que ese verano se iban a necesitar para los Vengadores, aunque sin previsión de hacer ninguno más. Sin embargo, lo cierto es que Tom DeFalco iba a acabar nombrando a Ralph Macchio como nuevo editor de la serie sustituyendo a Mackie (posiblemente porque Macchio era en ese momento el editor de otras dos series muy relacionadas con los Vengadores, en este caso el Capi y Thor), y seguramente, aparte del gusanillo que le debió entrar a Harras por volver a escribir, ese nombramiento de Macchio como editor de los Vengadores debió ser también muy importante para convencerle de que continuase en la serie más allá de esos seis números, algo que debió de producirse mientras estaba escribiendo el tercer o el cuarto número de
La Obsesión por Coleccionar. Luego os comento porque creo que esto fue así.
Lo del dibujante fue bastante más circunstancial. El caso es que, antes de salir por piernas, Mackie había llegado a un acuerdo con dos dibujantes novatillos para que se encargasen de la saga quincenal que tenía que publicarse ese verano. Uno de ellos era un principiante Andy Kubert y el otro un recién llegado llamado Steve Epting, quien en ese momento apenas había llevado a cabo algún episodio suelto de Dreadstar y alguna que otra cosa más para la difunta First Comics sin demasiada trascendencia. En un principio, lo que estaba previsto es que los dos se alternasen durante los seis episodios que debía durar la saga, es decir, lo mismo que habían hecho el verano anterior el propio Paul Ryan y Rik Levins en aquella otra saga quincenal que respondía al nombre de
La Línea a Cruzar (o
La Línea Divisoria, para aquellos como yo que tengan la edición de Forum).
Pues bien, como habréis visto, al final Kubert sólo llegó a dibujar el primer episodio de
La Obsesión por Coleccionar, dejando de lado los dos episodios que todavía le faltaban por hacer para dibujar en su lugar los dos números de la Patrulla X con los que concluía la famosa
Saga de la Isla Muir, que era precisamente la que daba paso a la esperadísima nueva serie de los X Men, una oferta que me imagino que en aquella época debía ser algo así como imposible de rechazar, de manera que Macchio tuvo que solucionar el marronazo que le cayó encima ofreciéndole a Steve Epting que se encargase del resto de números de la saga. Al no darle tiempo a Epting para hacerse cargo de todas las páginas adicionales que de repente le tocaba dibujar, no hubo más remedio que echar mano del bueno de Jeff Moore y del veterano Tony DeZúñiga en el
AV # 335. El caso es que a pesar de su inexperiencia, aunque eso sí, con el inestimable apoyo de Tom Palmer, Epting se iba a acabar desenvolviendo lo suficientemente bien como para acabar siendo el nuevo dibujante regular de la serie.
En este punto, creo que también puede ser interesante tener en cuenta lo que era
La Obsesión por Coleccionar desde el punto de vista editorial. No sé si lo voy a saber explicar bien, pero más o menos para entendernos, este tipo de sagas quincenales que Marvel empezó a publicar en algunas series entre 1990 y 1992, en el caso de los Vengadores eran básicamente lo mismo que los anuales, es decir una historia especial que se publicaba una vez al año, salvo que en este caso no se trataba de un número especial con más páginas de lo habitual, sino de seis números que conformaban una historia independiente especialmente hecha para la ocasión. De ese modo era cómo había aparecido el año anterior
La Línea Divisoria (que no es que Fabian Nicieza abandonase los Vengadores, sino que tan sólo fue contratado para hacer esa saga quincenal de seis números y de paso terminar lo de Byrne), y como al año siguiente aparecería
Temed al Segador, saga a cargo de Len Kaminski que en esta ocasión sólo iba a durar tres números (afortunadamente) puesto que los otros tres se acabaron encuadrando dentro de la continuidad que Harras estaba llevando a cabo en ese momento dentro de la serie. Pues bien, comparando estas tres sagas quincenales que aparecieron durante esos tres años,
La Obsesión por Coleccionar me parece de largo la mejor de las tres. Es más, no sólo me parece la mejor de esas tres sagas veraniegas, sino que también me parece que está bastante mejor que los tres anuales que salieron en esa misma época y las sagas en que se encuadraron (
El Factor Terminus,
Las Guerras Subterráneas y
Ciudadano Kang).
Después de haber soltado todo este rollo para poner esta historia en su contexto, tengo que ser consecuente y decir que a mí
la Obsesión por Coleccionar me parece una historia perfectamente válida. A pesar de que su planteamiento argumental no iba más allá de presentar una historia cerrada de seis números, su interés me parece que acababa siendo bastante superior al de la gran mayoría de historias que habían estado apareciendo en la serie durante los últimos tiempos, especialmente si pienso en las escritas por Hama. Por otra parte, también se puede decir que anticipa algunos planteamientos que el propio Bob Harras va a introducir en la serie una vez que se haga cargo definitivamente de ella: una mezcla de personajes clásicos del Universo Marvel, muy reconocibles además para los seguidores más veteranos de los Vengadores (el Coleccionista, el Vigilante, o incluso los propios Inhumanos al comienzo de la historia), junto con otros personajes nuevos y totalmente desconocidos que aparecen por primera vez (en este caso la Cofradía y su triunvirato formado por el maestre Thane Ector, la dama Sibyl Dorn y el Bufón). Incluso, rizando un poco el rizo, quizá podría hablarse también de un posible triángulo amoroso entre Thane Ector, Sersi y Sibyl Dorn.
Vamos ahora con los episodios. A mi modo de ver, toda la premisa argumental sobre la que se plantea la saga está muy bien construida en el capítulo inicial (
AV # 334), que argumentalmente me parece el mejor de los seis números que forman
La Obsesión por Coleccionar. Creo que este episodio inicial funciona muy bien como motor de la historia y proporciona además suficientes incógnitas e interés como para mantener viva la trama hasta su conclusión. El giro argumental de la última página del
# 334 me parece sobre todo especialmente atractivo de cara a los seguidores más veteranos de los Vengadores, sobre todo porque son los primeros en identificar automáticamente al Coleccionista y deducir lo que está sucediendo sin necesidad de muchas más explicaciones.
Un mal día lo tiene cualquiera
A continuación, los
AV # 335 y
# 336 forman una especie de unidad. Las citadas trece páginas de Jeff Moore y Tony DeZúñiga del
# 335 me parecen un bajonazo importante. Creo que no soy el único que piensa que estas trece páginas suponen el punto más bajo de la saga, aunque también es verdad que luego remonta en la segunda parte de ese mismo número, la que ya dibujan Epting y Palmer. En todo caso, lo único que hace esta primera parte del
# 335 es lastrar con plomo una parte que me parece bastante importante dentro de la saga, como es el primer enfrentamiento en la Tierra entre los Vengadores y la Cofradía, y sobre todo el tema de la captura de Sersi, que no me resulta nada creíble (no sé si es que venía así de chapuceramente escrita en el guion, o si es que Moore tenía menos imaginación que una página en blanco).
De la segunda parte del
# 335, la dibujada por Epting y Palmer, sí que me gustaría destacar en cambio un par de cosas de manera positiva. Aunque seguramente lo primero con lo que se le podía relacionar a Harras era con los mutantes, para sorpresa de todo el mundo (o al menos para mí), Harras de repente se revelaba no sólo como un buen conocedor de la historia de los Vengadores (ya había dado indicios de ello en aquella revisión de la historia del grupo a través de los ojos de Jarvis que había aparecido durante la época de Roger Stern) sino también de algunas situaciones emblemáticas de los Vengadores que a base de homenajes y reinterpretaciones se han acabado convirtiendo en situaciones clásicas o recurrentes dentro de la propia historia del grupo. Así, por ejemplo, con la mirada puesta en el alucinante viaje del Hombre Hormiga por el interior de la Visión en el histórico
AV # 93, el viaje del equipo científico de los Vengadores por el vivario del Coleccionista es un evidente homenaje a una de las películas pioneras del género de ciencia ficción,
El Viaje Alucinante de Richard Fleischer, que (y aquí es donde está la gracia) ya en su momento había sido la principal fuente de inspiración para Neal Adams y Roy Thomas al abordar aquel recordado capítulo de la
Guerra Kree-Skrull.
Con diferentes variaciones de todo tipo (en este caso lo que se encoge es una nave, como en la propia película), el “Viaje Alucinante” por el interior de otro organismo se ha acabado convirtiendo en un tema recurrente y muy característico de los Vengadores, asociado siempre al recurso que proporciona la presencia de Henry Pym (o de las partículas Pym) en el grupo. Sin necesidad de romperme mucho la cabeza, creo que no soy el único al que ahora mismo se le viene a la mente aquella otra historia de Steve Englehart en el
AV # 140 en que la Visión le devolvía el favor a Hank en una situación bastante similar pero esta vez con una variante inversa de crecimiento, o aquella otra que tendría lugar años más tarde en el
Mighty Avengers # 6, en la que Bendis y Frank Cho reducían de tamaño a Ares para introducirlo dentro de Ultron. O incluso fuera de la serie, pero también en historias siempre relacionadas con el grupo, cuando Scott Lang se introducía en la armadura del Hombre de Hierro en
IM # 133 para solucionar diversos problemas técnicos. Todo este tipo de historias de los Vengadores homenajean la historia original del
AV # 93, y a la vez,
el Viaje Alucinante de Fleischer, y ésta del
AV # 335 es otra más de ellas, para mi gusto una de las más originales.
Más cosas. La splash inicial del
AV # 336 me parece puro John Buscema, una de las influencias artísticas más directas y reconocibles de Steve Epting. Ni noventero ni cojones. Y no lo digo por el evidente tono clásico que proporciona el acabado de Palmer. Esa página ante el trono de Thane Ector muestra una pequeña corte formada por tres bárbaros, el monarca, la dama y el bufón, que hubiera podido firmar perfectamente el propio John Buscema. De hecho, como veremos más adelante, en otras páginas de Steve Epting de esta misma época, este tipo de guiños al Gran John llegan a ser todavía más evidentes e intencionados.
Y otra cosa más. La salvadora aparición de Crystal en la última página de ese
AV # 336 solicitando su incorporación al grupo, pone de manifiesto que Harras ya tenía claro a esas alturas que se iba a seguir encargando de escribir los Vengadores más allá de esa saga quincenal. Ningún guionista que se encuentre de paso por una serie introduce un nuevo miembro en un grupo para que se lo coma con patatas el siguiente guionista que entre en ella; de hecho, en el número siguiente, Crystal ya era aceptada por el Capitán América como vengadora, aunque con un estatus provisional que dejaba pendiente su incorporación oficial hasta que se solucionase el problema que en ese momento tenían entre manos. Lo mismo sucede con la aparición del Caballero Negro durante el transcurso de la saga (hasta ese momento prácticamente inédito, como Hércules), o cuando Rabia empieza a mostrar dudas en sus pensamientos sobre su pertenencia al grupo. En cierto modo, es como si más o menos hacia la mitad de
La Obsesión por Coleccionar, Harras aprovechase esta historia veraniega para empezar a dar forma al grupo del que se iba a empezar a encargar en apenas unos meses.
Tengo que hacer horas extras para alimentar a este bicho
Los dos números siguientes profundizan en el misterio de la Cofradía (creo que muy bien llevado por Harras) y son los que conducen la saga hacia su final. Toda la parte de Sersi ya he mencionado que me viene bastante lastrada por la torpe ejecución de su captura en la parte dibujada por Moore, pero al menos ahora me parece que se salvan un poco los muebles, en el sentido de que entiendo que Harras necesita que Sersi conozca y se familiarice con la Cofradía para hacer posible el final que tiene en mente. Lo que en cambio sí que me convence más es la escena en la que el Bufón y Thane Ector se dan su pequeño banquete en las cloacas de Manhattan (
AV # 337). No todos los días se ve en un tebeo Marvel a un personaje comiendo mierda, literalmente, por muy apetitosa y nutritiva que esta desprestigiada sustancia pueda llegar a ser para cualquier forma de vida bacteriana que se precie de serlo, aunque esta última frase tampoco es que se ajuste demasiado bien a este caso concreto, ya que la Cofradía sí que se avergüenza de su origen y constituye uno de los secretos mejor guardados de su raza. Y desde luego, el diálogo del Bufón mientras Thane Ector satisface su apetito a dos manos, desvela algunas incógnitas sobre el misterio de la Cofradía y añade más impacto a esta revelación alimenticia, aunque dejando para el último capítulo de la saga (
AV # 339) el relato más pormenorizado y completo sobre quién es la Cofradía y su relación con los Celestiales.
Una pista: no es Nocilla
El final también me parece que está bastante bien construido, sobre todo teniendo en cuenta que había que terminar rápidamente el tema al tratarse de una historia cerrada de seis números. Siguiendo las convenciones más o menos propias del género, la gran revelación que tiene lugar en las páginas finales del
AV # 338, lo deja todo dispuesto para el enfrentamiento definitivo del
AV # 339. En este tramo final de la historia es donde el título
La Obsesión por Coleccionar adquiere para mí todo su significado. Si bien durante la famosa
Saga de Korvac, el Coleccionista se había revelado como una especie de Noé cósmico cuya finalidad era algo parecido a la preservación de especies, lo cierto es que tras su muerte en dicha saga y su posterior resurrección en la famosa serie limitada de la
Contienda de Campeones (o como quiera que la haya traducido ahora Panini), el Coleccionista ya no parece tener ninguna otra razón para su existencia, y lo único que le ha quedado es su obsesión por seguir coleccionando especies. En todo caso, lo que a mí me parece curioso de este personaje es que considere que sus colecciones tienen más valor si la raza que le interesa ha sido previamente extinguida y colecciona a sus supervivientes. La verdad, así entre nosotros, me parece propio de un auténtico pirado. Si me permitís la broma, es como si para aumentar el valor de mi colección de tebeos voy a vuestras casas y le prendo fuego a todos los vuestros. Evidentemente, mi colección adquiriría más valor porque entonces vuestros comics serían pavesas y los únicos tebeos que quedarían para ser leídos y coleccionados serían los míos, pero francamente no me parece que sea una actitud muy positiva para cualquier coleccionista que se precie de serlo. En cualquier caso, supongo que en este punto lo mejor es no dar ideas. Nunca se sabe.
La revelación del verdadero aspecto del Coleccionista no sé si será del agrado de todo el mundo (del mío desde luego que no), pero puede llegar a ser cierto que su actualización y sus métodos resultaban bastante más interesantes de lo que lo habían sido hasta esta saga de Harras. De todas formas, aunque a mí me guste más verle como un pirado obsesionado que como un naturalista, otra cosa muy diferente es esa transformación física que tiene lugar a la conclusión de la historia. A mí me parece un poco innecesaria. Si no me equivoco, creo que salvo en estos años de Harras al frente de los Vengadores, no se le ha vuelto a ver más con este aspecto.
Y lo que por supuesto hay que hacer notar, además de la introducción de Crystal y del Caballero Negro en esta historia, es que la conclusión de la saga en ese
AV # 339 servía también para preparar un importantísimo subargumento que Harras iba a presentar en primer plano dentro de su etapa en los Vengadores (desde mi punto de vista, otro indicio más de que Harras ya era plenamente consciente en este momento de que se iba a encargar de escribir la serie regularmente), ya que la Unimente que Sersi ayudaba a formar a los dos supervivientes de la Cofradía, iba a ser el origen del famoso Mahd W´yry (sí, esa cosa inescribible e impronunciable que aparece también en la peli de los eternos) y de los problemas mentales a los que Sersi iba a tener que hacer frente a lo largo de la etapa de Harras.
Moraleja: no se hace unimentes con desconocidos. Te pueden pegar cualquier cosa
Y supongo que eso es todo. Os dejo a continuación algunos tebeos cuya lectura me parece que puede ser interesante para quien quiera tener una visión de conjunto sobre todo lo que estaba sucediendo en este momento alrededor de los Vengadores.
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The Mighty Thor # 431 a
433 (Recomendados para saber por qué Thor desaparece de los Vengadores y no interviene en esta saga).
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The Mighty Thor # 434 (Eric Masterson acude a la mansión de los Vengadores e informa al Capitán América de su identidad y de lo sucedido con el verdadero Thor).
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El Guantelete del Infinito LS # 1-6 (Primera parte de la
Trilogía del Infinito. Los Vengadores participan en pleno, así como el nuevo Thor, que interacciona por primera vez con el grupo. Se puede ubicar cronológicamente a continuación de
La Obsesión por Coleccionar).
Departamento de Curiosidades Curiosas: Al que le interese averiguar cómo se resolvió el conflicto entre Larry Hama y Bob Budiansky (el editor de Spiderman) por el tema del Hombre de Arena, y saber por qué Flint Marko ya no aparece con los Vengadores durante
La Obsesión por Coleccionar, decir que Budiansky y Micheline recuperaron sus juguetes (y dejaron de dar por culo a papá DeFalco) en el
Amazing Spiderman # 348, en el que el Hombre de Arena dimitía de los Vengadores y abandonaba el grupo, para gran descanso, por cierto, de unos cuantos aliviados seguidores de los Vengadores entre los que no tengo más remedio que incluirme. Y por supuesto, por si había alguna duda, Spiderman no volvió a aparecer por los Vengadores.
