He leido
Canto: Los hombres huecos
Segunda parte de esta, creo, trilogía, que comenzó con el maravilloso
Canto: Si tan solo tuviera un corazón y que terminará con un tercer tomo que la
Editorial Tengu ha confirmado que editará próximamente.
No es que invente nada nuevo. Sigue siendo, en esencia, un cuento de hadas oscuro, con sus ecos de aventuras clásicas, criaturas misteriosas y héroes diminutos que se enfrentan a gigantes y, por supuesto, al "malo maloso malote",
el hombre amortajado que les robó sus corazones y se los cambió por relojes.
Pero hay algo en la forma en que aborda ciertos temas —el paso del tiempo, la esperanza, el poder de las historias— que conmueve con una sencillez que abruma.
Quizá sea precisamente esa honestidad lo que me atrapa. Porque Canto,
con su pequeño corazón de reloj, no solo lucha contra monstruos, también
lucha contra el olvido, contra el peso de la pérdida y contra el miedo a que las historias que amamos se desvanezcan. Cada página late con una ternura que no oculta la oscuridad del mundo, sino que la abraza con valentía.
Y tal vez por eso me gusta tanto. Porque en su aparente modestia, esta historia nos recuerda que los cuentos —cuando están bien contados— no necesitan inventar la rueda para ser profundamente verdaderos.