Por lo tanto, la única opción para que eso no ocurriera es que Marvel fuera neutra políticamente hablando, algo que, vaya, pues no ha sido nunca. Nunca ha sido neutra. Porque, además, ser "neutro" no existe. No hablar de algo sigue siendo tomar partido.
Marvel siempre ha tenido una tendencia (aunque no siempre la misma), la diferencia radica en que antes era el autor el que exponía en sus guiones los puntos sobre los que quería incidir o llevar a reflexión, de querer hacerlo.
No se bombardeaba al lector sistemáticamente ni se le decía que deberá pensar para ser una persona dignamente moral, un buen ejemplo de esto es el discurso que da DeMatteis por boca del Capitán América durante la revuelta en el acto neonazista: no debe imponerse ninguna forma de pensamiento a nadie por deleznable que nos parezcan la suya y solo debe responderse con violencia cuando se rebase a su vez el umbral de la violencia, o nos acabaremos convirtiendo en aquello que despreciamos, cuídese aquel que combate con monstruos de no convertirse en uno.
Así pues y por ejemplo a Englehart le encargaron que solucionase los problemas de continuidad del Capitán post-congelación, y el decidió centrarse solo en el periodo de los 50s para criticar tanto el macartismo como la administración Nixon que tanto le indigno, porque el quiso y porque podía.
DeMatteis, Gru, Miller, O'Neil o Nocenti, por citar algunos, eran guionistas que plasmaban sus inquietudes políticas y sociales en sus tebeos; otros muchos solo se centraban en lo heroico y otros como Englehart lo hacían en ocasiones.
No sé si muchos habréis leído el Capi publicado en los cincuenta, además de muy malo es de lo más panfletario que me he echado a la cara y bastante repulsivo, en las antípodas de lo que sería la Marvel posterior y propiamente dicha, la que nos hacía reflexionar, ser más tolerantes y nos daba valores (que no ideologías); cuando ahora abro un tebeo muchas veces siento algo parecido.
Ya no son los autores los que nos hablan.