Es que una cosa no quita la otra.
Era un formato de entrada. Y así entramos muchos de nosotros, yo el primero.
Cuando vi el primer capítulo de la serie animada de los x-men a principios de los 90, fui corriendo al quisco y me pillé la única grapa de mutantes que tenían, una del crossover de la canción del verdugo, con un Apocalipsis moribundo barriendo en suelo con los x-men en apenas 15 segundos. Y hasta ahora.
Si hubieran costado lo que ahora o no hubieran estado en el quisco, no estaríamos hablando aquí de cómics.
Pero no es menos cierto que de eso hace 25 años y la realidad actual es otra muy distinta. Y a día de hoy, si vas a una tienda especializada en cómics es que ya sabes a lo que vas, no vas a probar.
Y la grapa ha quedado para el fan acérrimo que quiere seguir la actualidad mes a mes, en un formato qué ya no casa con su contenido, ya que las historias se plantean pensando en el tomo recopilario.