Estoy pensando en dejarlo.
Estoy pensando en dejarlo es la nueva genialidad del siempre interesante Charlie Kaufman. El creador de Eternal Sunshine of the Spotless Mind vuelve a ahondar en la anatomía del recuerdo, con una propuesta fascinante, perturbadora y repleta de pequeños detalles que hacen que no puedas, ni quieras, apartar la vista de la pantalla. La película está trufada de pequeñas señales metanarrativas (fallos de raccord constantes, vestuario cambiante de los personajes, movimiento en el segundo plano, miradas a cámara, voz en off que se escucha, disonancias , desincronización al hablar sin mover los labios, aparición de elementos o lugares), lo que convierte cada escena en una metáfora.
Una propuesta que, por su carácter intimista, reservado e inquietante, puede jugar a veces en el género del terror psicológico (de hecho impresiona mucho más que varias películas de sustos) o el thriller, pero que comparte muchísimos elementos que ya pudimos ver en Eternal Sunshine of the Spotless Mind sobre la identidad propia, el amor, las relaciones familiares o la pérdida, sea física o mental. Otra película con la que comparte ciertos elementos es Mother!, de Aronofsky. Y con estos precedentes, ya te haces una idea de lo que te vas a encontrar en ella.
Si bien quizás el final puede ser insuficiente para todo lo anteriormente desplegado, echando en falta un sentido más complejo o mejor resuelto, el viaje es tan atrayente, tan hipnótico, que acaba resonando en tu cabeza durante horas sin que le des mucha más importancia al cuándo o el cómo.
Abstenerse cualquiera que reniegue del cine metáfora, del surrealismo interior y cualquier ramalazo gafapasta por el estilo.
Al que le gusten "las cosas claras" (pese a que los significados son bastante evidentes en su mayoría), mejor que busque otro tipo de película.
8.5/10