El cómic era un tanto porno continuidad. Realmente poco tenía que ofrecer más allá de arreglar algo de hacía 10 años.
No estaba mal, pero es eso, Stern alimentando su ego
¡Y dale con lo de su ego!
Por curiosidad, ¿a ti te gusta Stern como autor o no casas con el?
No tengo ningún problema con Stern, me gusta.
Pero no por ello voy a fingir que lo del Duende no fue un ajuste de cuentas creativo.
Pero bueno, esto venía a ciento de que a Byrne se le ponga a caer de un burro ( ego tenía, obviamente) por hacer lo que era práctica habitual.
Por vigésimo cuarta vez (aproximadamente), a Byrne se le pone a caer de un burro por un ego desmesurado demostrado en multitud de ocasiones, ya sea en entrevistas, declaraciones o artículos. No sólo por hacer 80.000 veces lo que (según tú) Stern hizo una.
Creo que es bastante sencillo de entender.
Yo no he leído nunca un artículo como la intro del tomo “las mejores historias de Superman jamás contadas” de Byrne, poniendo a caer de un burro a prácticamente todos los autores del hombre de acero que lo precedieron (creo que salvaba a Denny O’Neil y a Curt Swan). No a Stern, no: absolutamente a nadie. El artículo era una falta de respeto tan descomunal que causa sonrojo sólo recordarlo. Y más viendo la etapa que se marca el “amigo”.
Tres cuartos de lo mismo cuando se enfadó con los mandamases de DC por seguir sacando el merchandising de Superman con dibujos de José Luis García López (un dibujante abismalmente superior a él en todos los sentidos) en lugar de suyos. ¿Cómo se puede tener tanto ego?
Así que no, el problema no es su sistemática costumbre de cagarse en todo lo que han hecho autores anteriores cuando llega a una colección y cargárselo de un plumazo (o al menos no sólo eso), el problema es que hablamos de un fulano que parece creerse un cruce entre Cervantes y Velázquez. Y que encima no pierde ocasión de expresarlo, para que quede bien claro.