El final de Watchmen significa la superación de diferencias insalvables en la humanidad como reacción a un enemigo exterior. En el cine resulta que no, que la humanidad se une ante la amenaza de un enemigo nacido en los Estados Unidos. Y la Unión Soviética lo acepta sin chistar y se apunta al alto al fuego. Ya, vale.
Me resulta infinitamente mas inverosímil eso que el calamar de Moore. Una traición en toda regla al mensaje del cómic. Indignante.
No te falta razón en lo que comentas de la URSS, pero te digo cómo veo yo la lógica de ese plan, a ver si estamos de acuerdo en algunos puntos:
-Para mí, que el Doctor Manhattan sea el gran enemigo de la Humanidad, tiene muchísimo sentido. Piensa que es una amenaza constante, que la Unión Soviética lleva años envidiando, temiendo, vigilando. Un personaje que conocen a la perfección, y que ya temían más que a las bombas. Cuando a la Unión Soviética le dicen, le muestran, lo que un ser así ha hecho en pleno corazón de América... ¿no te parece coherente que les entre auténtico terror y dejen todas las poses antiamericanas ante lo que realmente importa? Porque después puede ser Moscú. En ese punto, lo veo real. La URSS tiene dos opciones: o aplaudir a Manhattan e intentar ganarse sus afectos (algo difícil, porque piensan que se ha vuelto loco, no que sea un agente rojo o comulgue con sus ideas), o reconocer que dios ha decidido destruir el mundo y ellos pueden ser los siguientes. Imaginemos que mañana China bombardea sin más a Estados Unidos y arrasa la Costa Este... ¿Que harían Maduro o Putin? ¿Aplaudir la destrucción del enemigo capitalista o pedir calmar y unirse ante una nación que acaba de apretar el botón del día del juicio? Porque eso es lo que ha hecho Oz con Manhattan, declararlo el enemigo número 1 del mundo.
-Como enemigo exterior, para mí no hay mejor enemigo de ese terror ciego que Manhattan. Piensa que es tan alienígena y extraño como si fuera de Saturno. La humanidad no lo comprende. Su propia pareja, Espectro de Seda, no lo comprende. Y él mismo afirma haber dejado atrás su propia humanidad, no ser capaz de empatizar con una raza de la que ya no forma parte. Para las potencias, para los gobiernos, Manhattan es una bomba de relojería, un aliado incómodo en el mejor de los casos, porque ni pueden controlarlo, ni saben cómo funciona su mente. Este tipo de alienaciones, se han tratado muchas veces en la ficción y el resultado siempre es el mismo; desconfianza, miedo, y finalmente, traición. JMS lo hizo maravillosamente para mi gusto en Squadron Supreme: no es de los nuestros, ni nunca lo será. No podemos fiarnos de un ser que podría destruir la Tierra con un parpadeo, trabaje con nuestro gobierno o no.
-El cierre de Manhattan como amenaza mundial, es un broche perfecto a la campaña de desacreditación del cáncer. Va en la misma sintonía, y es llevar un paso más allá esa antipatía creciente de la humanidad por su ya-no-tan-querido-dios. Ahora Manhattan provoca cáncer, y es dañino, y peligroso, e irascible. Llevar al siguiente nivel ese plan, a mí no solo me parece coherente, sino imprescindible. Es de hecho la continuación lógica del plan de Oz: no te limites a desacreditarlo, conviértelo también en el enemigo público nº1.
-El tema extraterrestre es un Deus Ex Machina de libro. Recordemos que hablamos de un universo de ficción en el que la presencia alienígena es cero. Ni Moore hace mención alguna a que haya temor hacia las estrellas, ni que la humanidad esté preocupada por una posible invasión o ataque. Es algo que aparece de buenas a primeras, sin explicación, de forma inesperada, y que desentona completamente con lo que la obra nos venía contando (peligro nuclear, fascismo, vigilantes). Es un mundo de ficción donde no existe Green Latern o el Detective Marciano, en el que no hay Skrulls ni Krees. No hay nada que sostenga ese final, ni por alusión siquiera. En un mundo con una raza alienígena beligerante podría tener sentido, o si Manhattan fuera de otro planeta realmente ("¿Veis lo que hacen los extraterrestres? Todos son malos, no podemos fiarnos de ninguno"), pero es que el elemento OVNI es completamente ajeno a la obra. Moore te planta el calamar y te quedas pensando: "¿Y esto a qué viene, de dónde sale, cómo se justifica?".
-Por el mismo motivo de economía narrativa, es adecuado, sobre todo en la película, que al espectador no se le interponga una nueva subtrama innecesaria como es "el peligro espacial", que de hecho no tiene relación con la historia. Al dejarlo en Manhattan, consigues un final más sólido, redondo, que se completa a sí mismo, y que resulta coherente con lo que llevas viendo dos horas en pantalla. Es una reducción narrativa tan necesaria como eficaz.
Para mí, en definitiva, ese cambio fue uno de los grandes aciertos de una película más que correcta, porque lo cierto es que narrativamente el final de Moore, en mi opinión, hacía aguas en ese punto.
(La primera vez que la leí, recuerdo que prácticamente pegué un bote del sofá, literalmente, al ver el calamar. No sabía de dónde salía ni a cuento de qué venía, y me afeó la lectura).