He leído
Harley Quinn: Cristales rotos de Mariko Tamaki.
Me ha gustado. Sí. A pesar de no ser su público objetivo, de utilizar un lenguaje juvenil que, a mí particularmente no me desagrada y de ser más una historia de instituto que una dedicada a nuestra loca favorita. Y es porque la forma de ser, la personalidad con la que viste Mariko Tamaki a esta
Harley es tan vital, tan optimista y tan “echada p’alante”, que te enamoras de su espíritu juvenil lleno de fuerza y ganas de vivir.
Su sonrisa, la de
Harley, es una sonrisa sincera, alegre, la sonrisa de una niña que está descubriendo que los zapatos de cristal no los llevan las princesas sino las drags queens y que un bate de béisbol sirve para más cosas que para golpear una pelota.
El dibujo, a la altura, muy visual, con énfasis en las miradas y los gestos. Entra a primer contacto. Los ojos de
Harley sonríen de verdad. Así lo sientes cuando los miras. La alegría de la juventud en sus ojos brillantes y llenos de vida.
Un comic para, si tienes 13, 14, 15 años, leer y releer hasta que se caigan las hojas y dibujar a la Harley más macarra en tu carpeta del colegio. Si hay que poner un pero, yo le pondría el hecho de lo desdibujado que está
el Joker convertido en un mero gamberro, pero claro, doblo y casi triplico la edad de las personas a las que está dirigido este comic, así que no sería del todo justo.
Lo que quiero decir, es que esto no está dirigido a la media de edad de los componentes de este foro, que no es ninguna obra maestra ni mucho menos, pero que, si te acercas sin complejos ni ideas preconcebidas, es muy disfrutable.