He leído Batman: La maldición del Caballero Blanco Nº 1-8.
Tengo que admitir que la anterior miniserie de Sean Murphy me gustó, me resultó más o menos entretenida, pero la historia en líneas generales la tengo bastante olvidada. Me atreví con esta secuela por simple curiosidad, o por malsano completismo del murciélago, depende como se mire, aunque debo confesar que la he disfrutado mucho. Cabe destacar que Murphy ha desarrollado muy bien su faceta de guionista, construyendo una elaborada trama que hace honor al título con creces. Además, juega muy bien con toda la cosmología de Batman hasta el punto de que a pesar de suceder todo en un mundo alternativo, los personajes son bastante reconocibles. Quizá la que se sale más de su papel es Harley Quinn, aunque menos de lo que nos podemos pensar realmente, ya que es una proyección de lo que se vio en la anterior miniserie. Sea como sea, Murphy ha conseguido un producto muy sólido a nivel argumental, lo que unido a su magnífico trazo en el dibujo da como resultado una historia tan interesante como entretenida, capaz de remover los propios cimientos del personaje de una forma demoledora.
Uno de los aspectos que me gustaría destacar es la pasión y el cariño que destila Murphy en su obra por Batman. Aunque estamos ante una versión alternativa del héroe de Gotham, el autor nos deja curiosos guiños a etapas tan celebres como la caída y alzamiento del murciélago. Además, se le nota un particular entusiasmo por la película de Tim Burton, de la que recupera el batmóvil y la pistola del Joker, por ejemplo. Todo ello, empleado con muy buen gusto, y perfectamente integrado en una trama que a mí me ha recordado al esquema de una película. Casi podríamos hablar de un proyecto perfecto para trasladarlo a la gran pantalla, porque gran parte del esquema narrativo nos recuerda precisamente al ritmo de un filme. Tanto es así, que la lectura me ha parecido muy similar a ver una película. Acción, buen desarrollo y tratamiento de los personajes, así como una historia que profundiza muy bien en este mundo creado con Murphy en el que nos enfoca el legado de los Wayne desde una perspectiva muy distinta a la habitual.
En definitiva, me ha gustado mucho esta miniserie, más que la anterior, que me dejó un buen sabor de boca, pero que no llegué a disfrutar tanto como esta. Essex apuntaba la posibilidad de una segunda parte, no lo sé, pero si mantiene esta calidad a mí no me importaría. Desde luego, se puede ver muy bien la madurez de Murphy como autor completo, y si continúa ascendiendo, no le veo el problema. Pero sí que es cierto que como toda buena obra, se puede morir de éxito, y sería una auténtica pena que eso sucediera. Por mi parte, solo puedo recomendar la lectura de esta miniserie, de la que no esperaba gran cosa, pero ha merecido mucho la pena.