Es que no es una historia independiente, sino una continuación argumental. En realidad la etapa Englehart es un todo, yo creo que desde la historia del Capi de los 50 hasta el final de la saga del Nómada.
Realmente, la única finalidad de Imperio Secreto es provocar lo que viene después, pero conforme más leo Imperio, más me parece que el autor juega con nosotros, haciéndonos creer que estamos ante un cómic como otro cualquiera,
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
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Yo creo sinceramente que este cómic tiene mucha más chicha de lo que le estáis viendo.
A colación de todo ésto, veo una tendencia últimamente a desmitificar los cómics que marcaron a una generación anterior de lectores marvelitas, una crítica desde el punto de vista actual que no tiene en cuenta ni el contexto ni valora las barreras que se derribaron.
Hoy día estamos hasta los huevos de ver cómics Marvel en los que no se puede confiar en las instituciones, en los que el Capi por ejemplo tiene muy claro su papel independiente de su gobierno. También estamos cansados de ver una Marvel Cósmica unificada, con Krees, Skrulls, Inhumanos, todo conectado, pero no siempre fue así, no siempre el espacio exterior fue tratado como algo más que una sucesión de alienígenas que venían para la Tierra a conquistarla. Hoy día los futuros distópicos se ven uno al año, pero en su momento no había ninguno. Los planetas hoy en día caen como moscas, pero hubo una época en la que destruir un sistema entero era increíble, y ver desaparecer un destructor estelar Shi´ar era épico. Un día en el que solo ver a Galactus hacía que te fueras por la patabajo. Que un héroe muriera era motivo de una Novela Gráfica. O era imposible ver el efecto de las drogas en un personaje.
Hoy no es ya así. Mueren galaxias enteras sin pestañear, así que qué importancia puede tener que se extermine a unas fregonas verdes; Galactus visita la Tierra u otras series más o menos tres veces al mes; el Capi tiene por norma no confiar en su propio gobierno, ni dejarse usar por él; los héroes mueren y resucitan sin la menor ceremonia; las razas alienígenas forman un
collage cósmico complejísimo y la historia de la infiltración en el planeta está mil veces contada, por no mencionar que los héroes vayan al espacio contra imperios estelares; los destructores estelares parecen estar hechos de papel, de lo poco que duran; hay más futuros distópicos que personajes en la editorial; el tráfico de drogas es lo menos fuerte que te encuentras en un cómic.
Así que, ¿cómo transmitir al que lee estas historias primigenias el que fueran capaces de romper esas barreras, si estamos ya cansados de leer historias que no solo cuantan cosas parecidas, sino que en muchos casos las cuentan mejor, ya que construyen sobre lo anterior? Es difícil, y me atrevo a decir que es cosa de cada lector el hacer ese esfuerzo de contextualización y de valorar lo que la obra trajo en cada momento. Este esfuerzo puede hacerse o no.
Luego estará el argumento de que una buena obra es buena pase el tiempo que pase, y que si es buena debería ser atemporal, y cosas de esas. Pero claro, es que esto tampoco es Dostoievski, que son cómics Marvel de superhéroes. Ni siquiera son el Daredevil de Frank Miller o la Muerte del Capitán Marvel.
Pero ojo, ni este Imperio Secreto, ni la Guerra Kree-Skrull... pero tampoco la Saga de Fénix Oscura, ni la Llegada de Galactus, ni la Muerte de Gwen Stacy, ni la Trilogía de las Drogas de Spiderman, ni muchas de las obras marvelianas que tan a gala tenemos de ser de nuestro gusto.
Pero esta denostación de obras que en su momento rompieron estos chiquititos moldes marvelianos, me parece injusta y no estoy de acuerdo, porque no se las está valorando justamente. Y muchas veces por la sencilla razón de que conectamos más con tal o cual personaje que con tal o cual otro, por lo que lo que a uno se le perdona a otro no, y viceversa.
En el caso del Capi de Englehart, preguntémosle a gente como Brubaker, Remender o Spencer, qué piensan de esta etapa y por qué las suyas le deben todo a la de Englehart.