He leído
Grandes autores de Batman: Doug Moench y Kelley Jones: Fundido en negro.
Comienzo la lectura por una etapa que siempre he sentido cierta curiosidad, pero de la que únicamente había leído números sueltos y algo puntual, además del tomo aquel que suponía un
crossover entre Batman y Drácula. Este primer tomo, en líneas generales, me ha gustado. También es cierto que la historia de mayor calidad me ha parecido que es la primera del recopilatorio, antes de que Moench escriba básicamente para que encaje el estilo gótico y oscuro del dibujante, buscando temáticas y personajes que se amolden a la estética, por encima del argumento. Esto no es necesariamente malo, ya que se crea una atmósfera muy especial que fomenta una serie de historias de un tono muy homogéneo, pero también transmite la sensación de que el guionista se adapta sobre la marcha. Bajo mi punto de vista, aquellos lectores que no se sientan atraídos por el estilo de Jones, ni su retorcida forma de representar a Batman con un punto psicodélico, quizá sientan cierto rechazo por esta etapa que, pese a ciertas carencias, me ha parecido principalmente entretenida en este comienzo y bastante disfrutable en general para los seguidores de Batman.
El tomo comienza con una historia en dos partes, como la mayoría de las sagas del tomo, estructuradas en dos números USA, donde Batman debe investigar una serie de asesinatos que nos llevan a profundizar en los misterios del sueño. Me parece especialmente interesante como lo que en un principio parecía
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Quizá es una sensación muy personal, pero creo que esta es la única historia que Moench realiza donde se puede ver parte de su sello característico como guionista, explotando la faceta detectivesca del personaje y buscando cierta comunión entre la psicodelia, el suspense y toda la esencia propia del Batman que todos conocemos. Además, de fondo tenemos algunas subtramas que nos sitúan en el contexto de la época, con unas elecciones a la alcaldía, la marcha de Alfred o la crisis matrimonial del comisario Gordon, entre otras. De ese modo, no solo tenemos una serie de aventuras de corte más o menos autoconclusivo, sino que Moench va creando ciertas ramificaciones típicas de una serie regular, algo que a mí particularmente me gusta bastante y transmite la sensación de no estar ante una sucesión de casos inconexos.
El segundo arco nos devuelve al mundo del hampa, recuperando a Máscara negra y su fetiche por las máscaras, así como una guerra entre bandas en la que se verá involucrado tanto Batman como el propio Bruce Wayne. Aunque durante todo este volumen planea con cierta fuerza el tono sombrío, estableciendo cierta conexión con el terror, en esta historia se mantiene esa pasión por lo tenebroso añadiendo a la ecuación un toque noir que no queda nada mal dentro de un escenario tan variopinto como Gotham. Mención especial hacia el paralelismo que se establece entre Batman y Gordon, ambos encerrados en una encrucijada personal marcada por sus decisiones o las dudas que les generan. Esto nos lleva al número que da título al tomo y que, curiosamente, está dibujado por Eduardo Barreto, en lugar de por Kelley Jones. Afortunadamente, y con buen criterio, no han decidido saltárselo sobre todo por la importancia capital para ver la evolución de los personajes durante la etapa, además, tenemos un interesante ejercicio narrativo en el que varios personajes importantes nos muestran desde su perspectiva como viven sus vidas por amor. El final me ha parecido especialmente bueno, tanto por la escena como por el texto.
A continuación tenemos la fuga de Killer Croc, que intenta dejar atrás la ciudad para acomodarse en un nuevo hogar: el pantano en el que habita la Cosa del Pantano. Si bien es cierto que la primera parte de la historia es un poco insulsa y quizá algo previsible, me ha parecido especialmente interesante la parte final. No solo por la inclusión del "álter ego" de Alex Holland, sino por todos los motivos que llevan a incluir a un asesino como Killer Croc en una trama que intenta redimirlo, transformándolo en algo parecido a una fuerza de la naturaleza. Es curioso, porque durante toda la trayectoria del personaje siempre se le ha ido mostrando cada vez más como un animal que va dejando atrás su humanidad, pero nadie se había planteado dar una explicación, ni siquiera tratar el tema con un mínimo de interés, más allá de mostrar la escena sangrienta de rigor y poco más. Creo que Moench va un poco más allá y se aprovecha un poco de toso el concepto que planta Moore en su obra para asimilar una pequeña porción e introducirla aquí de una forma muy interesante e inteligente.
Para terminar, y teniendo en cuenta el estilo de Kelley Jones, la aparición del Espantapájaros no se podía hacer esperar, sobre todo tras ver en el primer arco lo bien que funciona el dibujante en el ambiente psicodélico. De ese modo, el argumento se centra en la venganza de Crane sobre antiguos compañeros de escuela a los que culpa de hacerle sentir miedo. Además, esto sirve para llamara la atención de otro miedo que debe superar: Batman. La historia está bien, pero creo que estamos ante prácticamente un revival de las primeras apariciones del Espantapájaros. Me ha parecido ver mucha similitud incluso con su primera aparición, así como otras historias muy similares. también se aprecia cierto estilo muy clásico, con un esquema de asesinatos y un modus operandi que a estas alturas quizá esté un poco gastado. No obstante, al igual que ese vehículo en el que se mueve Batman con reminiscencias de su pasado más remoto, la historia acaba funcionando bien y mantiene la tónica de entretenimiento medio de este tomo.
En definitiva, un tomo bastante entretenido, con una versión del Batman más clásico que se funde en un mundo oscuro y tenebroso con una ambientación propia de un escenario gótico que, además, plantea algunos conceptos bastante interesantes. Me ha gustado bastante y espero que le siguiente tomo se mantenga a este nivel, por lo menos.