Hay que tener en cuenta que el director, el húngaro Bela Tarr, es un hombre que se dedicó al cine porque no le dejaron estudiar filosofía, no porque fuese un apasionado del cine. Así que sus pelis ya os podéis imaginar como son. El que espere de esta peli una película convencional, una historia entretenida, un gran guión o cualquier cosa típica de una película al uso va listo.
Sin embargo a alguien mas abierto de miras, dispuesto a disfrutar de unas horas de una gran fotografía en blanco y negro (esto es lo que mas me gustó de la peli, tiene muchísimas imágenes potentes) y que no tenga problema con los silencios o con observar comportamientos rutinarios puede pasar un agradable rato o al menos uno interesante, no se si el director pretendía ser agradable.