Yo es que soy así de crédulo e inocente
Creo en la "musa" como un estado de inspiración real, que como se suele decir, siempre te pilla trabajando, sí. Pero existe. Es una estimulación perceptiva, un estado anímico, una influencia con retraso. Es un resorte que a veces se activa y a veces no, que viene cuando le da la gana, y que es un estado alterado del ser. Lo sé porque yo lo he experimentado durante años y he comido prácticamente de él.
Claro que solo lo aprovecharás si trabajas, es de cajón.
Voy a pecar de inmodestia: Tengo talento para escribir, sí. Lo tengo desde que era pequeño. Y nunca supe ni quise hacer gran cosa con él durante años. Lo trabajé más que la mayoría; claro, lees es escribir. Pero siempre he sido más bien vago para todo, y aunque en estos últimos años me he desangrado especialmente por mi carrera (ayer empecé a la 1 y me acosté a las 7 de la mañana
), siempre me exijo más y considero que debería hacer más y más. De hecho, soy muy crítico con mi producción creativa, ya que todo me quita tiempo y suele se la más perjudicada.
Pero tengo talento y oficio, claro que sí, aunque sea uno pequeño en el gran esquema. No voy a compartir podio con Faulkner. Pero otros muchos no podrían parir a esas horas 25 páginas de prosa en 4 horas sin bloqueo ni dejar el texto mutilado y a medias aunque les fuera la vida en ello. O no podrían presentarse a un certamen autonómico por primera vez a los 22 años, sin haber escrito nada nunca más largo de 5 páginas ni tener ni la más mínima noción o enseñanza de escritura creativa aparte de lo leído.
Así que no tengo más remedio que postular siempre que existen las tres; talento, musa y oficio.
Hay millones de ejemplos de ello en la escritura.
Trabajadores laborales de 9 a 5, que se levantan cada día como el que ficha, y empiezan a escribir con horarios y rutinas rigurosas.
Escritores de temporada que solo escriben en determinadas épocas del año y condiciones.
El ave nocturna que se planta ante el teclado mientras los demás duermen cuando siente un resorte eléctrico.
Yo era de los últimos. Como digo, he ganado 4 grandes primeros premios, 2 segundos, 2 terceros, y una decena de accesits limitándome a escribir por las noches entra la 1 y la 3, o las 4, o las 5, hasta que caía rendido durante años. Y aunque en épocas de estrés por entrega también repasaba de día, normalmente me bastaba con eso. He ganado algunos de esos certámenes improvisando relatos de 20 páginas en apenas dos días (algo que normalmente no debe hacerse por los procesos de pulir, releer y reposar).
Siempre he creído que quien no le da importancia al talento es porque lo tiene y no entiende la ausencia del mismo. Porque cree que todos partimos con las mismas oportunidades que desde la cuna, pero eso no es verdad.
Quiza, essex, pueda rebatirmelo... pero creo que no es lo mismo escribir correctamente que tener talento para la escritura. Lo primero se puede enseñar y aprender... lo segundo creo que no.
Yo creo que a escribir no se enseña, que no se puede enseñar. Se enseña a mejorar, se enseñan trucos, prácticas, rutinas, lugares comunes, y sobre todo, fallos, muchos fallos. Se señalan los fallos para no volver a cometerlos.
Todo el mundo podrá escribir con corrección con el suficiente trabajo y empeño, pero no todos llegarán a alcanzar el mismo nivel de fluidez, oratoria en el discurso, no todos sabrán dar vida a un texto y que este se alce. No todos llegarán a ser capaces de escribir un buen poema, o un relato corto, o mucho menos una novela.
Si pusiéramos a los sujetos A, B y C a estudiar literatura durante 10 años las mismas horas cada día, a leer los mismos libros y a hacer los mismos ejercicios de escritura, ya te digo yo que JAMÁS obtendríamos el mismo escritor. Cuando si todo es oficio, así debería ser.