He leído
Coleccionable La Espada Salvaje de Conan Nº 10.
Continúo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Comenzamos con el relato titulado
"La Sangre de los Dioses", donde volvemos a ver en acción al tándem artístico por excelencia de esta cabecera: John Buscema, entintado por Alfredo Alcalá. De nuevo Roy Thomas utiliza de base un relato de Howard, aunque opta por la adaptación libre, modificando o añadiendo algunos elementos de la trama original. Nos situamos justo tras la etapa del cimmerio en la que ha dejado de ser líder de los zuagires, unos bandidos del desierto. Uno de los aspectos más interesantes es ver a Conan ejercer el papel de amigo fiel y cumplidor de su palabra, llevando su particular código de honor hasta las últimas consecuencias. También hay que destacar que estamos ante una de las adaptaciones más largas hasta el momento, con 60 páginas, en las que disfrutamos en toda la extensión de una elaborada trama que nos traslada a parajes yermos donde la vida es complicada, incluso para un salvaje indómito como nuestro protagonista. A mí, personalmente, me parece una gran historia y una forma magnífica de abrir la entrega de esta colección, que sigue demostrando un altísimo nivel en sus contenidos. Por cierto, en esta edición podemos ver algunas viñetas algo píxeladas, pero comparándolas con las originales, da la sensación que Dark Horse ha aplicado ciertos filtros para que se pueda vislumbrar el dibujo tras el negro, al desarrollarse parte de la historia en una noche cerrada. El resultado es algo extraño, pero no es un error de impresión.
Acto seguido tenemos
"Hija de la brujería", una interesante historia cuya revelación final no recuerdo que haya tenido mayor trascendencia en futuros relatos, teniendo en cuenta que descubrimos
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
De todas formas, uno de los aspectos más interesantes de este relato es su intrahistoria, ya que sirve de presentación en el mundo de los cómics a Christy Marx. Esta guionista vendió su relato a Roy Thomas, el cual lo adaptó para la revista, naciendo así una relación que la llevaría a trabajar en Marvel en el futuro, repitiendo con personajes de Howard, con el propio Conan y con Red Sonja, así como con el departamento audiovisual, llegando a escribir guiones para una serie animada de los 4 Fantásticos. Por otro lado, aunque el lector puede distinguir fácilmente a Conan, su nombre no se menciona a lo largo de la historia, por lo que da que pensar que posiblemente no estaba pensada para que fuese su protagonista, siendo esto un añadido de Thomas para encajarla como contenido del magazín. Curiosamente, se utiliza un recurso muy habitual en los relatos de Howard, que siempre utiliza adjetivos muy definidos para Conan, pero que no revela que realmente es hasta que no lo considera oportuno en la trama. este recurso funciona muy bien en ese formato, pero cuesta encajarlo en un medio tan visual como el cómic, aunque también es cierto que Thomas ha sabido jugar muy bien con él a lo largo de sus adaptaciones, llegando a conseguir ese efecto de personaje secundario, aunque se pierda cierta dosis de suspense. En esta ocasión, ha retorcido tanto el recurso, que lo ha conseguido extender a lo largo de toda una historia, consiguiendo que realmente funcione. Pero más llamativo me resulta ver como se utilizan elementos propios del cuento de Rapunzel, buscando acercar la fábula a la fantasía heroica, lo cual en cierta manera no es algo tan extraño, cuando tienen muchas similitudes entre ambos.
En el apartado artístico tenemos a Ernie Chan en solitario. Mucho se ha criticado a este artista, pero yo tengo que reconocer que a mí me gusta, incluso creo que hace un buen trabajo. De sobras es conocido que Buscema, sobre todo en su etapa final en Conan the Barbarian, se limitaba a realizar esbozos, muchos de ellos bastante escuetos. Por lo tanto, aunque Chan no es "Big" Buscema, ni por asomo, sí que es capaz de representar esa versión que en el inconsciente colectivo los lectores adaptaron como la definitiva de Conan. Además, su estilo recargado, plagado de detalles y matices, sumados a una narrativa bastante solvente y eficaz, mantiene muchas características propias del estilo de Buscema, aunque solo sea por mimetización. El resultado es potente, incluso algunas páginas como la primera son francamente buenas. Tampoco creo que se pueda desdeñar fácilmente la utilización de los grises, teniendo en cuenta su trabajo como entintador, así como lo bien que encaja su estilo en el formato en blanco y negro. Aunque Buscema es mucho Buscema, en su ausencia, al menos siempre nos quedará Ernie Chan. Sin duda hay otros mucho peores que él.
Para finalizar tenemos
"La ciudadela Escarlata", una adaptación de uno de los relatos del escritor tejano que nos trae como artista invitado a Frank Brunner. Creo que poco se puede decir de este dibujante, cuya trabajo más recordado se encuentra en las páginas de la serie del Hechicero Supremo, junto a Steve Englehart. En
The Savage Sword of Conan no se prodigaría demasiado, por desgracia, pero si dejaría para el recuerdo un buen puñado de portadas e ilustraciones. Su versión de Conan es muy buena y su arte habla por sí solo. Otro ejemplo más del nivel artístico que tendríamos en esta revista, cuyo impacto visual es innegable, a pesar de que sus argumentos tampoco es que fueran inferiores.
Soy consciente que ha más de uno el baile cronológico del personaje le traerá de cabeza. Sin embargo, esta revista sigue en cierta manera la esencia creativa del propio Howard, que nunca mostró demasiado interés por ello, de ahí que sus publicaciones dieran tantos saltos temporales como los que vemos aquí. Esto, a mi modo de ver, es un aliciente para ver en formato cómic la esencia del relato pulp. también podemos ver las diferencias en la evolución de un personaje cuya experiencia vital es tan amplia que va absorbiendo multitud de conocimientos que en más de una ocasión le sirven para superar las nuevas adversidades. Thomas, a su vez, da una vuelta de tuerca y comienza a explotar cierta conexión entre su trabajo en la serie a color Conan the Barbarian y esta. De ese modo, al más puro estilo Marvel, incluye referencias a otros números de dicha serie, estableciendo nexos de unión argumental y ampliando la compleja historia de Conan dentro de esta Era Hiboria trasladada al cómic. No deja de ser un reflejo del trabajo enciclopédico que hicieron otros escritores ante que él, como Lin Carter, o auténticos estudiosos de la obra de Howard que, con el consentimiento del escritor tejano, llegaron a confeccionar mapas de la esta era ficticia, incluyendo rutas de viaje de Conan y todo tipo de biografías o ensayos. Qué duda cabe que la fascinación de Thomas por Conan y su mundo era algo patente en su trabajo para Marvel, prolongándose durante años. Quién sabe lo que podría haber hecho de no haber roto su relación con la casa de las Ideas de forma tan abrupta. En fin, no lo sabemos, por lo que solo nos queda disfrutar de este trabajo, que no es poco.