Cojamos el Mefistazo: Mary Jane, la cabeza loca y tal, acepta que la Tía May es una de las personas más importantes en la vida del atribulado Peter y que no podría vivir sabiendo que ha dejado morir a su tía cuando podría haberlo evitado.
Si en lugar de MJ hubiese sido Gwen, seguro que habría dicho: "deja que se muera, hombre mío, que ya ha vivido mucho y está de más, y a nosotros nos queda una vida precisosa de paseos de la mano, vigilancia mientras paseo de la mano con otros hombretones como Flash o viajecitos a Londres cada vez que me dé por pirarme y me entre la neura de por qué no me has detenido".
Gwen es un icono, la chica más dulce de la historia de la editorial, pero porque Osborn la tiró por un puente. Si hubiese seguido viva, para cuando Peter le hubiese dado puerta (porque se la habría dado) la habríamos acabado recordando como una ex-novia más de Peter. Como Betty Brant, pero en borderline.
Es más, con las ventoleras que le daban, lo mismo habría acabado siendo una supervillana. Habría matado a la Tía May en el número 200 o así, todos diriamos "si es que se veía venir, que ya en vida la trató mal" y ahora reivindicaríamos un Omnigold que contuviese "La Noche en que La Tía May murió" como mejor tomo de la historia de Panini.