A los lectores de tebeos nos falta autocrítica y nos sobra mala baba para señalar la obviedad cuando se trata de atizar a artistas que no nos gustan.
Vemos los dibujos de Liefeld, las cagadas de continuidad de éste o aquel, toda aquella noventada que por poco se lleva a Marvel por delante. Y decimos "qué malos eran todos esos tíos, por favor".
Vale, yo creo que lo eran. Pero somos el tonto que mira el dedo cuando éste señala a la Luna. Cuando veo los dibujos de Liefeld en esos tebeos de Heroes Reborn (y su trayectoria anterior), cuando veo como Jim Lee aumentó las ventas de La Patrulla-X a costa de convertir la colección en un artefacto comercial insulso, cuando veo a McFarlane sacando una colección de Spiderman que no valía ni el papel en que se imprimió,...
No sé, ¿qué clase de tebeos se estaban haciendo en ese momento? ¿cómo podía ser tan insulsa la actualidad Marvel para que esos tipos fuesen los que iban a revitalizar la editorial? ¿acaso no fuimos los propios lectores -yo incluido- los que propiciamos esa situación?
Si esa alegre pandilla publicaba unos tebeos cuyas ventas se cuantificaban en millones, olé sus huevos. Ellos hicieron lo que tenían que hacee. Si en Marvel querían calidad, que hubiesen dado las colecciones estrella a artistas de calidad. Si los lectores querían tebeos de calidad, que se hubiesen comprado tebeos de calidad en lugar de gastarse las perras en esos cómics.
Yo, sin que sirva de precedente, estoy con Liefeld.
Yo lo que no entiendo, y lo que me disgusta o hace gracia, es esa necesidad de reivindicación que tienen todos los autores de esta hornada.
Oye, pues yo sí que lo entiendo. Si están todo el día dándote palos y señalándote poco menos que como el Anticristo, yo veo normal que saque de la manga un "oye, pues haber comprado otros tebeos, ¿a mí que coño me contáis?"