He leído
Superman: Un auténtico héroe británico.
Se trata de una historia enmarcada en la línea "Otros Mundos", publicada originalmente en 2004. Los guiones corren a cargo del dúo formado por Kim "Howard" Johnson y John Clesse, el primero conocido por su libro superventas
The first 280 years of Monty Phyton, mientras que el segundo es un famoso escritor que ha contribuido principalmente al mundo de la comedia con los Monty Python o con diversas cintas cinematográficas como "Un pez llamado Wanda". Esta relación con el humor queda plenamente plasmada en la obra, que no solo tiene un carácter crítico hacia el periodismo, tanto el sensacionalista como su papel de "Cuarto Poder", sino que en muchos momentos presenta una marcada parodia de un icono como Superman y su entorno, así como de otros personajes de DC como el propio Batman, cuyo nombre nada tiene que ver con los murciélagos.

El argumento parte de una situación tan conocida como la destrucción del planeta Krypton, del cual surge un bebé llamado Kal-El, con la esperanza de salvar su vida en el planeta Tierra. En lugar de un pequeño pueblo de Kansas, la nave aterriza en tierras británicas, en concreto en un pueblecito llamado Westonsuper-Mare, en el que un matrimonio apellidado Clark adopta al infante, aunque no sin ciertas reservas. Durante su infancia y posterior adolescencia, Colin, nombre que adopta el joven extraterrestre, sus padres harán un especial hincapié durante su educación en que debe intentar pasar desapercibido, a pesar de presentar una serie de poderes que no controla demasiado bien. Todo se complica cuando se marcha a la universidad para estudiar periodismo, consiguiendo un puesto privilegiado de bacante con uno de los editores más importantes de Inglaterra. Por otro lado, la innata necesidad de ayudar a los demás por parte de Colin, le llevará a comenzar una doble vida, con la que sus padres no están especialmente de acuerdo, en la que su mayor enemigo será la prensa y, curiosamente, Hacienda. A pesar de sus buenas intenciones,
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Tengo que reconocer que me esperaba otra cosa. No diría que ha sido en absoluto decepcionante, porque tiene varios planteamientos interesantes y juega de forma acertada con un buen plantel de secundarios, pero su prominente carácter paródico y humorístico me ha descolocado bastante. No obstante, creo que parte de un concepto interesante en el que se plantea la posibilidad de que sus padres no estén orgullosos de tener como hijo al mayor superhéroe del mundo, no viendo con buenos ojos esos actos heroicos, preocupándose más por si sale a la luz su verdadera identidad por lo que podrían decir los vecinos. Además, este Superman presenta bondad, pero también se nota que su educación ha influido en que desee utilizar sus poderes para otro tipo de cuestiones menos altruista, así como la preservación de sus valores, los cuales no es capaz de defender, siendo muy importantes en su profesión. También me resulta interesante como se alteran varios personajes muy conocidos del entorno de Superman para convertirlos en villanos, ayudando por medio de la prensa, de forma que tenemos un efecto contrario al esperado.
Aunque predomina la parodia superheroica, los autores se ceban en las costumbres británicas y sus estereotipos, presentando al inglés medio como algo taimado. Obviamente, todo en clave de humor, pero es evidente que hay una reflexión importante cuya conclusión es que en Norteamérica surge un auténtico héroe, mientras e Inglaterra prácticamente tenemos un patán, y alguien bastante torpe, imbuido por la educación temerosa del que dirán, algo que se repite mucho a lo largo de la historia.
En el apartado gráfico tenemos a John Byrne, entintado por Mark Farmer, presentando un sólido trabajo, posiblemente gracias a ese gran entintador, que se mantiene en muy buena forma, embelleciendo a Byrne, que en los últimos años estaba muy lejos de su momento de esplendor. Esta dupla artística, sin embargo, me ha parecido muy buena, dejando como resultado un tebeo con sabor a clásico y de bella factura. Quizá sea el aspecto del cómic que más me ha gustado, sin condiciones, aunque la historia tampoco ha estado mal y ha servido para pasar un rato ameno y divertido.