He leído
Conan Rey Vol. 6.
Retomo la lectura de la colección tras mi
anterior comentario.
Mi sensación general, es que la serie continúa en horas bajas. A lo largo de este tomo, Alan Zelenetz llega al final de su etapa, pasando el testigo a Don Kraar. Se mantiene en todo momento uno de los aspectos que se vienen cultivando desde los últimos números, la historia-río y la serialización de las tramas, con una ingente cantidad de personajes involucrados, pero mientras el primero se enreda en tramas que no terminan de llegar a buen puerto, el segundo nos devuelve parte de la épica y la acción propias de una cabecera protagonizada por el cimmerio, provocando que este volumen vaya de menos a más, dejando de nuevo un interesante
cliffhanger al fin del tomo. Una lástima que no tengamos una periodicidad fija, porque este ralentizado ritmo de publicación también afecta en cierto modo a la lectura, debido en gran parte a la multitud de personajes que intervienen en las diferentes tramas. Sigo pensando que tanta publicidad vacía por parte de Planeta en la contraportada sobre la publicación de esta serie desde hace tanto tiempo sobra, teniendo en cuenta el pobre trabajo que está haciendo, a pesar de que los tomos no están siendo precisamente baratos.
En el apartado gráfico continúan Marc Silvestri y Geof Isherwood a los que se les denota cierto aire noventero que enturbia el resultado final de su trabajo, que a mi modo de ver es bastante irregular. Si bien es cierto que en ciertos momentos parece dejarse ver una evolución positiva en ambos, hay demasiados altibajos no solo en la técnica artística sino también en la narrativa empleada. En algunas escenas hay verdaderos atentados contra la anatomía, por no hablar del intento de mostrar dibujos plagados de detalles que en ocasiones da lugar a verdaderos esperpentos estéticos. No obstante, podría ser mucho peor y, por lo menos, no te saca de la lectura, permitiendo disfrutar de la misma cuando realmente lo merece. Desgraciadamente, esto era algo que se veía venir, porque el sustituto de Buscema lo tenía muy complicado y era complicado que no se le fuese a echar de menos en esta colección.
Argumentalmente hablando, y a pesar de que ambos guionistas hacen todo lo posible por establecer una trama continuada a través de diferentes frentes abiertos, hay dos partes claramente diferenciadas. Zelenetz continúa intentando explorar la pérdida de Conn como algo que afecta directamente tanto al matrimonio de Conan y Zenobia como al adormecimiento del cimmerio tras estar tantos años rodeado de la civilización, perdiendo en gran parte su nexo de unión con su naturaleza salvaje y libre. La carga de un rey está ligada a una responsabilidad que no debe obviar y que por momentos se convierte en algo pesado y tedioso. Esto es un aspecto que se traslada tan bien la lector, que en los primeros compases del tomo tenemos una serie de argumentos que transmiten cierto tedio y están lejos de la emoción propias de la fantasía heroica. Los problemas conyugales o de cualquier índole relacionados con la familia de Conan se convierten en el foco central de la serie, pero cada número dispone de muchas páginas como para solo centrarse en eso, provocando que se pierda demasiada intensidad y sean números algo pesados. Si bien es cierto que no está mal profundizar en este tipo de cuestiones, también hay que decir que no hay demasiado interés en la elección de nuevos Dragones Negros, en los desamores de la hija de Conan, o en los problemas personales de Trocero, que parece imbuido por el pasado. Además, tampoco queda demasiado claro para que regresa a su hogar, ni por qué vuelve tan pronto al servicio de Aquilonia. Lo mismo ocurre con los tejemanejes de Taurus, del que pronto se olvidan los guionistas, quedando relegado al olvido. Demasiados tópicos en un intento por explorar la dicotomía familiar, que al final no llegan a ningún sitio.
Por otro lado, tenemos la historia alternativa de Conn, que sigue manteniendo sus similitudes con la vida y obra de Conan. Pero lo más curioso, es que Kraar contradice a Zelenetz, ya que este establece en una primera instancia que
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Sin embargo, al poco de llegar a la colección,
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Además, también parece caer en el olvido los planes del misterioso nigromante, o las confabulaciones de Maloric, con grandes aspiraciones en la corte de Aquilonia. Antes de comenzar con sus planes para la serie, Kraar retoma un poco el tema utilizando a Red Sonja, tanto para seguir la línea de la que se define como "la llamada de la naturaleza" de Conan, con una compañera que recuerda a los viejos tiempos, como a esa alargada trama en la que el nigromante quiere acabar con la vida del cimmerio. Curiosamente, este quizá sea uno de los episodios mejor dibujados de toda el tomo, mostrando a una Red Sonja en todo su esplendor, sin que el paso del tiempo haya hecho demasiada mella en ella.
A partir de ahí, Kraar se centra en una elaborada trama en la que se retoma la alianza de varios enemigos de Aquilonia, los cuales urden un plan para conquistarla, utilizando a los pictos como aliados, aprovechándose de la enemistad entre Conan y su líder desde hace mucho tiempo. Bajo este escenario, el guionista recupera a Conn, resolviendo una trama que venía coleando desde algún tiempo, aunque con ligeras diferencias al plan que parecía tener Zelenetz. Asimismo, introduce a un personaje nuevo, Rufio, que se presenta como alguien interesante y que podría ser más de lo que aparenta: un simple bufón. Además, Kraar da carpetazo a los Dragones Negros y a los problemas de la hija de Conan con un recurso que a pesar de su simplicidad no deja de ser curioso, incluso ha llegado a sorprenderme un poco, ya que
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De ese modo, comienza en centrase solo en el ataque sufre Aquilonia, dividiendo la trama en dos frentes: Conan contra los pictos y la defensa de la capital, donde se encuentra Trocero y Conn,
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Tengo que reconocer que el ritmo que imprime Kaar me convence mucho más, así como su tratamiento de los personajes. Ya lo comentaba en el anterior tomo, y es que a veces Conan no es reconocible del todo, así como el papel de Zenobia, que ha quedado relegada a una regente carente de su fuerza y su personalidad para convertirse en una damisela triste y que añora la compañía de su marido. Si bien es cierto que el nuevo guionista no termina de acertar con el tono que deberían tener estos personajes, parece acercarse más y, sobre todo, aumenta las dosis de acción y emoción a una serie que parecía languidecer, volviéndose algo sosa y aburrida, incluso. Ahora solo queda ver si es capaz de pulir esas contradicciones y dejar todos los cabos bien atados cuando todo termine. Esperemos que Planeta publique pronto el siguiente tomo y podamos ver como continúa todo.