He leído Deadshoot.
Se trata de un tomo publicado por ECC a lo largo del año pasado, que recupera tres historias indispensables en la trayectoria en solitario de Floyd Lawton, incluyendo dos miniseries inéditas hasta el momento en nuestro país. A mí me ha gustado mucho, y creo que supone una buena forma de acercarse para conocer al personaje en profundidad de la mano de autores de primera línea que, combinando varios géneros, presentan a un villano más cercano a la figura de un antihéroe urbano que a la de un villano del género superheroico. Además, la edición por parte de la editorial española es bastante buena, no solo por la sólida encuadernación o la utilización de la tapa dura, sino por la elección de los materiales para el recopilatorio y la inclusión de dos interesantes artículos que sirven de complemento perfecto para el lector, acercando aún más si cabe la figura del personaje para los neófitos. Aunque quizá no podemos decir que sea un producto barato, sí entra dentro de los estándares de lo aceptable, teniendo en cuenta los atentados editoriales que se perpetran en la actualidad, así como la profusión de tochos y la cada vez menos presencia de este tipo de recopilatorios manejables. Me parece una inmejorable oportunidad para aquellos que estén interesados en el personaje y quieran conocerlo mejor.
En primer lugar, tenemos una miniserie de cuatro números, escrita por John Ostrander y Kim Yale, ilustrada por Luke McDonnell, que recupera al personaje tras la etapa de Ostrander en el Escuadrón Suicida. Publicada originalmente en 1988, bebe directamente de este tipo de tebeos violentos que buscan acercar el género a la realidad y las películas de acción a través de la figura del antihéroe. Siguiendo la estela de personajes como Frank Castle, Ostrander y Yale escriben un relato a caballo entre el thriller de acción y el drama psicológico para construir un turbulento pasado a Deadshoot, que incluye un trauma infantil, una familia disfuncional, un matrimonio fracasado y un hijo muerto. Todos estos elementos sirven para ahondar en la personalidad de Floyd Lawton introduciéndolo en una espiral de violencia y venganza que desenterrará un pasado oculto cargado de tintes dramáticos. Una magnífica historia en la que se deja ver la mano de Ostrander, un autor capaz de llevar el género superheroico a otro nivel, ofreciendo perspectivas novedosas e interesantes. Sin duda alguna, un trabajo muy sólido tanto en guión como en dibujo que sirve de punto de partida para la breve trayectoria del personaje en solitario.
Continuamos con una miniserie de cinco números que, a pesar de la calidad de la primera, se hizo esperar la friolera de 17 años, viendo la luz en 2005, de la mano del guionista Christos N. Gage, dejando la parte artística en las manos del novicio Steve Cumming. Gage construye una historia que nos recuerda a la saga de películas de Harry el Sucio, presentando a un Deadshoot cercano a la figura de Charles Bronson en su papel de justiciero. A su vez, la miniserie va mutando por momentos, desplazándose hacia el tipo de trama típica del western crepuscular, con un pequeño giro final que sirve de punto de inflexión en la vida de Deadshoot. Una de las principales características de este guionista es su concienzuda forma de tratar y desarrollar a los personajes, algo muy presente en esta serie limitada centrada en abordar la acción con un trasfondo dramático. Floyd continúa representado como una figura de antihéroe, alejándose parcialmente del villano que todos conocen para aplicar su peculiar código de honor y lo que él considera su responsabilidad. Si bien es cierto que Gage introduce el componente humano en un asesino a sueldo como Deadshoot, mantiene las distancias lo suficiente para que la historia funcione, siguiendo el arquetipo de tipo duro que todos hemos visto representado en el cine y la televisión. Una historia interesante y muy entretenida que, a pesar de que puede caer en algunos tópicos, consigue combinar muy bien el tono propio de un escenario propicio para un antihéroe urbano con el género habitual del Universo DC, utilizando incluso a invitados de excepción como Green Arrow y antiguos conocidos de Deadshoot, en una guerra territorial por un conflictivo barrio de Star City.
Finalmente, tenemos una historia publicada originalmente dentro de la colección Batman: Legends of the Dark Knight, en la que se cierra el círculo, ya que su primera aparición tuvo lugar en un título del Señor de Gotham. En esta ocasión, Gage construye un duelo entre ambos antagonistas, pero no un duelo cualquiera, sino un enfrentamiento repleto de códigos en los que de alguna forma se asientan la esencia de los dos personajes. De ese modo, tenemos un relato que gira en torno a lo importante que puede resultar para alguien de su entorno mantener una reputación. Asimismo, tenemos ese duelo de reputaciones en el que, por un momento, incluso el propio Batman puede salir perdiendo. Esto es un tema que en cierta manera estaba implícito en la anterior serie limitada escrita por Gage, pero que aquí hace un especial hincapié en ello. Además, cabe destacar el detallado dibujo del artista británico Phil Winslade, que me ha parecido bastante bueno.
En definitiva, un interesante tomo que nos ayuda a conocer mejor a Deadshoot y que gracias a los autores implicados no se puede negar que dieron en el centro de la diana.