Yo creo que llegados a este punto, en el que se han conseguido tantos derechos y avances, es hora de reflexionar y ampliar horizontes.
La parte de la reivindicación ha sido genial y necesaria; ahora toca la de la integración.
Toca aunar fuerzas y enseñar a los hombres y mujeres que faltan. Toca que ese movimiento de igualdad lo englobe todo.
Lo que no creo que sea el camino, es que se disgregue o discrimine en cuestión a lo que uno tiene entre las piernas.
Tiene cojones o vagina, que hombres como yo, que en la vida han agredido a una mujer física o verbalmente, que no cuentan chistes machistas ni se ríen con ellos (la semana pasada me pasó sin ir más lejos), que creen en la igualdad, que saben cocinar, lavar, limpiar y ocuparse de una casa desde pequeños, que jamás harían nada sin consentimiento, que no ofenden a ninguna mujer por la calle nunca, tendría cojones, como digo, que hombres -y muchas, muchísimas mujeres- así, nos sentamos discriminados y entre dos aguas; en contra del machismo, pero sin poder sumarnos plenamente a ciertas opiniones, cuando todos deberíamos estar de acuerdo (al menos en lo básico) en lugar de discutir pamplinas. Eternamente lastrados por las tonterías y sensacionalismos.
A mí eso me parece un fallo. Tal que el político con sus distanciamientos en partidos "supuestamente por y para el pueblo".
Por eso lo pongo de ejemplo.
Que no se combata todo por igual, en pleno 2016, también.