Estela peca de ser demasiado llorón con Lee. A veces encontraban dicho equilibrio, pero otras parecía una adolescente.
Bueno, digamos que no estaba en las condiciones mentales ideales.
Te acabas de quedar atrapado en un mundo de cavernícolas que ni entiendes ni te entienden, les quieres ayudar y te odian, cuando estás acostumbrado a surcar el espacio infinito y ver miles de maravillas. Y esa vida era por un sacrificio de protección de su planeta y su amada que en ese momento es ya papel mojado e inútil. Encima, Mefisto no para de tocarte los cojones recordándote lo que has perdido.
El equivalente es que a ti te metan en un zulo de 2x2 metros lleno de ratas que intentan morderte los dedos de los pies, pese a que les quieres dar la comida, y que prefieren devorarse entre ellas si pueden. De vez en cuando encuentras una rata diferente, pero el resto de ratas suelen acabar con ella.
Vamos, que si no se volvió loco de remate es el puto amo. Un poco de angustia no es solo normal, sino que si la serie hubiera sido diferente no hubiera habido por dónde cogerla.