UNIVERSO ULTIMATE (III): THE ULTIMATES, LOS SUPERHÉROES DEFINITIVOS
Ultimate, lo que en “jerga Marvel” significa definitivo. Menudo juego de palabras, ¿eh, amigos? Pero no va por ahí la cosa.
The Ultimates revolucionó el concepto de grupo de héroes en Marvel.
Comienzos de 2002. Aparecen los primeros números de
The Ultimates. Sabemos que es la versión
Ultimate de Los Vengadores, pero empezamos a leerlo y nos damos cuenta de que no tiene nada que ver con los personajes tradicionales. No hay una unión ante un enemigo superior, no hay un encontronazo que al final acaba bien, no hay una brigada juvenil. Los Ultimates son la respuesta de SHIELD y el gobierno de los USA al ataque de Magneto al Presidente. Pero con calma. Nada de reunir a los cuatro primeros que aparecen por allí.
Nick Furia recluta a héroes solitarios, viejas glorias renacidas, científicos y agentes de campo potenciados genéticamente, y crea un grupo de héroes para luchar en nombre de la humanidad. No se fía de la Patrulla-X, recién fundada, que ha logrado detener a Magneto. Mientras el grupo se forma y se pone a las órdenes de SHIELD, las críticas empiezan a llegar. ¿De verdad hace falta un supergrupo? Banner intenta hacer ver que son útiles, aunque no de una forma muy inteligente. Tras la lucha con Hulk, el equipo está en activo. Ya nadie piensa que no son necesarios.
Y ahí es donde empieza la revolución. Mark Millar y Bryan Hitch se toman el trabajo como si fueran cineastas. Crean unos blockbusters espectaculares, dignos del mejor cine de acción, con personajes carismáticos, frases molonas (todos recordamos la
A de Francia y el
Hulk hetero, ¿verdad?), grandes batallas y sorpresas a cada minuto. Solamente le falta la banda sonora. Dos volúmenes equivalentes a dos películas que hubieran destrozado la taquilla (el volumen 3 habría sido directamente un telefilm de domingo por la tarde).
Muchos dirán que ese aspecto de héroes ya se había visto antes, por ejemplo en
The Authority, pero no olvidemos que, originalmente, éstos son los Vengadores. Los jodidos vengatas que vivían en su mansión, con un mayordomo, con trajes de licra y con un futuro editorial muy poco halagüeño. Es gracias a la revolución creada por el universo
Ultimate en general, y por
The Ultimates en particular, por lo que los Vengadores son actualmente una franquicia con tropecientas series regulares, y base del universo
Marvel tradicional.
Aunque la acción es la base de estos Ultimates, Millar también juega con el misterio, ya que hay un traidor en el grupo. Muchos giros de tuerca que hacen disfrutar de cada número hasta que se resuelve el misterio. También hay otro misterio más sobrenatural: Thor. ¿Es realmente un dios? ¿O es un zumbado con poderes? Hasta el último número no se resuelve esta incógnita. El perfecto plan de Loki no ha vuelto a ser igualado por ninguna de sus contrapartidas comiqueras o cinematográficas.
Y no todo es acción y misterio, claro. Millar critica ferozmente la administración del Presidente Bush, sobre todo su intervencionismo en los países árabes. No se corta ni un pelo. Lo consigue gracias al Capitán América, un fascista de los que no quedan, ya que ha estado congelado 60 años, y todo el mundo ha evolucionado un poquito. Poco recuerda a su contrapartida clásica. Y yo que me alegro. Tener una copia del capi clásico en este universo no hubiera sido nada real.
Al igual que Iron Man. Stark necesita la ayuda de unos cuantos técnicos para entrar al traje. Es lógico y natural. Lo de la armadura dentro de una maleta que te pones mientras caes al vacío… Sin comentarios.
Mercurio y Bruja Escarlata más unidos que nunca. Demasiado, dirían algunos. Millar juega con el tema del incesto y te deja con la boca abierta. Aunque luego llega Loeb y no deja lugar a dudas…
Pero, ¿qué hay de esa revolución fuera del cómic? Bueno, no hay más que ver la película
Los Vengadores para descubrir que en poco se parece al grupo tradicional. Son los Ultimates un poco descafeinados. La escena en la que lanzan a Banner desde el helitransporte es calcada a la del cómic. Incluso me atrevería a decir que
Los Mercenarios, la película de acción definitiva (o eso dicen), sería diferente si no existiera
The Ultimates.